Milei ratifica acercamiento a EE.UU. y concreta compra de 24 aviones F-16 a Dinamarca

Miembros de la delegación de Argentina observan uno de los aviones F-16 que Argentina comprará a Dinamarca, en el Aeropuerto Skrydstrup. Foto: Reuters

Mediante una puesta en escena donde el ministro de Defensa se atavió al estilo “Top Gun”, con chaqueta de cuero y cuello de oveja, Argentina confirmó la compra de aviones F-16 que tendrán equipamiento militar de Estados Unidos. Pese a que estos tienen cuatro décadas de antigüedad, Milei los prefirió por sobre los JF-17 nuevos ofrecidos por China, que, además, cuentan con mejor dotación armamentística.


Una decisión militar, pero en la que, probablemente, pesó mucho la geopolítica. Así es descrito por analistas y la prensa local la decisión del Presidente de Argentina, Javier Milei, de concretar la compra de 24 aviones F-16 A/B MLU Fighting Falcon y así volver a contar con naves con capacidad supersónica después de una década. Es la compra “más ambiciosa de aeronaves militares desde la recuperación de la democracia”, señaló el periódico vecino La Nación.

Se trata de aviones de combate de cuatro décadas de antigüedad que Dinamarca vende para reemplazarlos por los F-35, una aeronave más moderna. Los daneses decidieron donar otros 19 F-16 a Ucrania, quien lleva más de dos años enfrentando a Rusia.

Entre los círculos militares era una adquisición pendiente durante años y que este martes se concretó en medio de dos tópicos claves: por un lado, ratificó el acercamiento de Milei con Estados Unidos en medio de una puja entre la potencia norteamericana y China, donde ambos enfrentaron ofertas en una lucha geopolítica por el aporte militar a la región, y por el otro, la millonaria compra ocurre cuando la situación económica argentina lucha por estabilizarse y se aplica el mantra de que “no hay plata” para áreas como jubilaciones, educación, salud, ciencia y obras públicas, entre otras.

En la batalla por proveer equipo militar entre EE.UU. y China, el primero estuvo dispuesto a modificar una magra oferta inicial, sumar financiamiento y omitir un antiguo veto británico que denegaba a Argentina la posibilidad de comprar aviones, repuestos o partes de origen propio, todo esto porque el gigante asiático ofrecía sus nuevos JF-17, mucho más modernos y con mayor dotación armamentística.

El ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri, y el ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, en Jutlandia, Dinamarca. Foto: Reuters

Así, la decisión parece un intento norteamericano por frenar el avance chino en Latinoamérica, señaló El País, lo que calza justamente con la estrategia de Milei por ganarse el beneplácito de Estados Unidos e Israel, en desmedro de China y Brasil, dos de sus principales vínculos comerciales en el mundo. Mientras al primero lo califica de “comunista”, a Lula, mandatario del segundo, lo ha tratado de igual manera. Ahora vienen las negociaciones con EE.UU. para definir el sistema de armas que serán equipadas en la más nueva adquisición militar de Argentina.

Firma rimbombante

Con Javier Milei, la forma importa tanto como el fondo. Así lo ha demostrado a lo largo de toda su vida política. Si bien hoy grita menos que antaño, cuando era diputado, las puestas en escena siguen siendo centrales en su relato. Y la confirmación de que su país adquiriría una veintena de F-16 no podía ser la excepción.

Inicialmente se esperaba que fuera el propio mandatario el que liderara la firma del negocio con Dinamarca, y si bien no pasó, fuentes castrenses dijeron a La Nación que dudaban de que hubiera sido una buena idea, considerando la grave crisis social que agobia a millones de argentinos. Milei, que se encontraba de gira en el hemisferio norte, tenía contemplado un paso por Copenhague, pero lo debió suspender el sábado debido a la escalada en la crisis de Medio Oriente, tras el ataque iraní contra Israel.

De ese modo, fue el ministro de Defensa, Luis Petri, quien firmó, recibió y desarrolló la puesta en escena de la compra desde la Base Aérea de Skrydstrup, de la Real Fuerza Aérea de Dinamarca. Vestido de chaqueta de cuero con cuello de oveja, y unos lentes de sol estilo aviador colgados en el traje, estética que el periódico Clarín calificó de a lo “Top Gun”, en referencia a la película protagonizada por Tom Cruise, Petri se comunicó mediante videollamada con Milei para formalizar la operación.

“Muchas gracias, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Usted está transformando el país, está sacando a la Argentina de décadas de decadencia y llevando las banderas de la libertad a todos los rincones del mundo. Y esto también se siente y resuena aquí en Dinamarca”, señaló el ministro ataviado al estilo piloto, con un F-16 a su espalda.

La respuesta de Milei llegó con un ligero desfase. “Esta tarea que estamos llevando adelante solo es posible porque estoy acompañado de un gran gabinete con grandes personas, grandes seres humanos y extremadamente talentosos. Esto es posible gracias a este gabinete maravilloso, del cual vos formás parte. Muchísimas gracias y, como corresponde, la arenga libertaria: ¡Viva la libertad, carajo!”, cerró el mandatario con su típica frase libertaria.

Las gestiones para hacerse con aviones más modernos se arrastran desde hace años. De hecho, junto al jefe de cartera se encontraba el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier Xavier Julián Isaac, quien participó activamente de las tratativas iniciadas durante el gobierno anterior, de Alberto Fernández. En aquel entonces, Isaac se desempeñaba como comandante de la Fuerza Aérea.

Richard Sanders, exmiembro del Servicio Exterior del Departamento de Estado de EE.UU., explicó en una columna para el think tank Wilson Center en octubre de 2023 que Argentina había estado “sin un avión de combate de primera línea desde 2015, cuando retiró el Mirage III de fabricación francesa que desplegó durante la Guerra de las Malvinas. En el mismo conflicto Argentina también contó con Douglas A-4 Skyhawks, un modelo que voló por primera vez en la década de los 50. En 1994 Argentina obtuvo 36 variantes más modernas del Skyhawk que en su día pertenecieron al Cuerpo de Marines de Estados Unidos, lo que permitió a Argentina retirar sus cazas más antiguos”.

El ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri, en un F-16 recientemente comprado por el país vecino. Foto: Cuenta de X de Luis Petri

Sin embargo, la antigüedad de las unidades y la poca posibilidad de adaptarlas o cambiarlas sumió a la Fuerza Aérea en una espera de años. Las limitaciones financieras de Argentina, que año a año fueron aumentando mientras se deterioraba su economía, se sobreponían con las reticencias de los dirigentes políticos de entregar dinero a ese ítem. “Los gobiernos civiles que siguieron a la dictadura militar tenían poca simpatía por las otrora privilegiadas Fuerzas Armadas”, señaló Sanders.

Fuentes castrenses dijeron a La Nación que el costo será cercano a los 650 millones de dólares por la operación completa, donde la mitad corresponde al valor de las aeronaves, y la otra al sistema de armas que deberán negociar con EE.UU. Otras fuentes especializadas citadas por el medio añaden que se estima que los aviones cuenten, al menos, con misiles aire-aire y armamento guiado aire-superficie. Cada uno tendrá un valor aproximado de entre 20 millones y 27 millones de dólares, y es posible que tengan un costo por hora de funcionamiento cercano a los 20.000 dólares.

Según Clarín, el cronograma estipula que los primeros cuatro aviones biplazas y dos monoplazas lleguen en 2025, y para 2028 la entrega estaría culminada.

Está previsto que la delegación encabezada por Petri viaje el miércoles a Bélgica para participar en una reunión de la OTAN -para presentar una carta de intención para ingresar como socio global de la Alianza Atlántica- y desde allí vuele a Noruega, con el objetivo de intentar destrabar la compra de cuatro aviones noruegos que había iniciado la administración de Alberto Fernández. Se trata de aeronaves P-3 Orion que se utilizan para la videovigilancia marítima.

Trama geopolítica

¿F-16 estadounidenses o JF-17 chinos? Esa era la duda que rondaba entre militares, analistas y la propia Casa Rosada. La decisión, al menos desde un punto de vista político global, era sencilla para Milei. Había que seguir su propia hoja de ruta y alinearse con Estados Unidos y Occidente. Pero, desde el punto de vista militar, ¿era la mejor opción?

Distintos expertos consultados por la prensa local se mostraron satisfechos con la decisión. Si bien es cierto que los F-16 comprados tienen 40 años de edad, estos cuentan con pocas horas de vuelo y se estima que puedan funcionar unos 25 o 30 más, según dijeron desde las Fuerzas Armadas al medio Perfil. Además, está el factor de la experiencia.

Las naves chinas, mucho más modernas y mejor armadas, cuentan con poco tiempo de prueba y solo son utilizadas por Pakistán, Myanmar y Nigeria, dijo a El País el historiador y analista de Defensa Santiago Rivas. Los F-16, en cambio, tienen décadas de probada fiabilidad. Por otro lado, la compra a China podía ser mucho más efectiva en términos financieros, considerando que se podían comprar con los yuanes aportados por el swap negociado por el exministro de Economía Sergio Massa. Esto hubiera evitado el desembolso de los preciados dólares en Argentina.

Sin embargo, estos no eran la primera opción para el gobierno argentino. ¿Por qué? Porque la oferta era muy mala en tiempos de Alberto Fernández. “La primera oferta de Estados Unidos por los F-16 no era muy buena porque incluía solo los aviones con armamento muy básico”, explicó Rivas.

Milei y Laura Richardson
El presidente argentino, Javier Milei, estrecha la mano de la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, luego de firmar un acuerdo para incorporar un avión Hércules C-130 a la Fuerza Aérea Argentina. Foto: Reuters

Es más. Según Perfil, la gestión anterior no tuvo dentro de su margen de decisión el financiamiento de EE.UU. para la compra de armamento.

A raíz de que se avanzó con China, Estados Unidos mejoró mucho la oferta e incluyó misiles aire-aire, misiles a superficie, equipos avanzados de reconocimiento de blanco y para guerra electrónica”, añadió el también director de la revista especializada en aviación militar Pucara Defensa.

En octubre pasado, Richard Sanders señaló que, de concretarse, la operación “socavaría los esfuerzos de China por vender un avión alternativo a Argentina y supondría una relajación de las restricciones informales de Estados Unidos al apoyo militar a Argentina, que se remontan a la Guerra de las Malvinas de hace cuatro décadas”.

Y añadió: “La posibilidad de que cazas chinos surquen los cielos latinoamericanos no fue bien recibida en Washington, donde muchos asuntos de América Latina se ven a través del prisma de la competencia entre grandes potencias. Tanto es así que, al parecer, el gobierno estadounidense dejó de lado su antiguo acuerdo informal con Reino Unido y dio luz verde a Dinamarca para vender F-16 usados a Argentina”, todo esto previo a que se concretara la compra.

Para el experto no estaba clara la necesidad de hacerse con los aviones más allá de la vieja deuda que Argentina tenía con las Fuerzas Armadas. “La necesidad estratégica de Argentina de nuevos aviones de combate no está clara. La guerra contra Chile o Brasil es improbable, tanto como lo es otra invasión argentina de las disputadas islas Malvinas”, escribió al respecto. La compra, señaló El País, deja a Argentina posicionada a nivel continental solo por detrás de Brasil, y cerca de Chile.

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