Nicolás Cataldo y fin del CAE: “Uno construye una propuesta viable fiscalmente, pero también políticamente, y eso es lo que encontramos”
En entrevista con La Tercera, el ministro de Educación se hace cargo de la propuesta anunciada por el gobierno que deja atrás el Crédito con Aval del Estado, pero que finalmente no trae un perdonazo total de las deudas educativas. Además, dice que “es legítimo que todo gobierno pretenda dejar un legado importante al país”. Este es el suyo.
El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, ha vivido horas frenéticas luego de que finalmente el gobierno anunciara el proyecto que deja atrás el CAE, moderniza el sistema de financiamiento de la educación superior y propone un reordenamiento de las deudas educativas, cumpliendo parcialmente con la promesa de campaña presidencial, que apuntaba en sus orígenes a un gran perdonazo.
Pero el secretario de Estado del PC no se complica con ello. Dice que el Ejecutivo está proponiendo algo con sentido de realidad y fiscalmente responsable, asumiendo el contexto en el que les tocó gobernar. “Si hay que construir mayoría en el Congreso, que no están dadas por sí solas dado que el oficialismo no es mayoritario en ninguna de las dos cámaras, es evidente que es necesario que esta propuesta sea capaz de dialogar también con la oposición. Cuando estamos en un momento de estrechez fiscal también es importante que esto sea razonable desde el punto de vista presupuestario”, dice.
¿Por qué se decide presentar el proyecto ahora? ¿Hubo alguna consideración del factor elecciones?
Sé que se ha especulado harto sobre la razón del retraso y se ha puesto encima de la mesa el factor electoral, pero la verdad es que si uno considera lo que ha sido la trayectoria del gobierno, con elecciones todos los años -no ha habido ninguno en que no tengamos-, entonces siempre se podría acusar de algún criterio electoral para cualquier iniciativa. El momento, en términos de producir un buen proyecto que impacta de manera positiva al sistema, tampoco es algo fácil de conseguir. El diseño del proyecto es técnicamente bien complejo y, por lo tanto, había que tomarse el tiempo adecuado. Hubo temporalidades que se preestablecieron, lo retrasamos levemente producto que coincidió con los viajes del Presidente y mío a la ONU, el ingreso de la Ley de Presupuestos; se nos juntaron esas coyunturas. Finalmente ingresa cuando el Ejecutivo ya tiene la convicción de que estamos en las condiciones de poder ingresarlo.
¿No ve que la discusión presupuestaria puede incidir en el debate de este proyecto?
Este proyecto va a tener una discusión más larga que la presupuestaria, evidentemente, y este proyecto no tiene ningún anclaje al presupuesto, no hay una relación directa. Lo que sí es cierto es que elementos como gratuidad o CAE entre ambos suman más del 70% del peso que tiene el presupuesto de educación superior sobre la cartera. Si uno pudiese ver algunas vinculaciones, este proyecto vendría a descomprimir y nos permitiría distribuir recursos a otras áreas.
También se ha dicho que en este momento hay otras urgencias, como la reciente crisis presupuestaria de la salud, la seguridad. Esta es una medida más focalizada, de nicho si se quiere, ¿por qué apostar así de fuerte, incluso comunicacionalmente con una cadena nacional, por ella?
Se explica por la trascendencia que tiene para el Presidente, para lo que fue el programa de gobierno en su minuto, por lo que representa para nuestro sector esta discusión. Tenemos la convicción de que estamos resolviendo tres crisis simultáneamente: la que significa sostener fiscalmente un instrumento que no es razonable; la social y cómo aliviamos a las familias o a aquellos que no lograron ser profesionales, pero que arrastran una deuda, y la tercera tiene que ver con el tremendo peso que significa para las instituciones de educación superior que tienen que estar poniendo recursos para la compra de créditos a través de la ejecución de garantías, sobre todo cuando los estudiantes van desertando. Con esa convicción enfrentamos esta discusión y por eso vemos esto necesario.
Pero es un proyecto que también les habla a sus electores, al corazón del Frente Amplio.
Este un proyecto -tengo la convicción- que le habla al país cuando vemos la cantidad de personas que están en deuda, que es más de un millón y medio. Vemos que además transversalmente hay una valoración a la conclusión de que esto no es una discusión de nicho político, que es una discusión de interés nacional y que va a impactar a personas mucho más allá de nuestro propio sector político.
¿Y tiene algo de voluntarismo?
No lo calificaría de voluntarismo. Es legítimo que todo gobierno pretenda dejar un legado importante al país, y un muy importante legado es terminar con un sistema de financiamiento que es ineficiente y que tiene altas consecuencias para el Fisco y las personas. Y dejar un sistema mucho más razonable y que le va a permitir a la inmensa mayoría estudiar sin tener que preocuparse de cómo financia su educación y que esto tampoco va a ser una carga pesada para el futuro. Es superrazonable pensar en dejar un legado tan hermoso como el avanzar mucho más en la garantía del derecho a la educación para todos y todas.
¿Hubo que convencer a el ministro Mario Marcel de esto?
No. Lo que tuvimos que hacer fue sentarnos a trabajar, y eso siempre es duro. Cada uno tiene sus propias prioridades, su énfasis y cada uno mira también la aproximación a esta discusión desde su cartera. Yo entiendo al ministro Marcel, sus preocupaciones, sus inquietudes, y también logramos tener un diálogo muy fluido, en el que fue muy fácil ponernos de acuerdo en los nudos críticos que fuimos levantando por lado y lado. Fue bastante sencillo cuando nos correspondió entrar en esa iteración. La dificultad principal estuvo en dar cuenta de un diseño técnico que convenciera al Ministerio de Educación, de Hacienda y también a Presidencia.
¿Cómo se hacen cargo de que no se cumple la condonación total que se prometió?
Mi responsabilidad como ministro de Educación es proponerle una buena política pública que sea contextualizada a la realidad fiscal y social, incluso política, que tiene nuestro país en este minuto. A mí me toca hacer esto en un contexto y en una realidad determinada. Un gobierno propone una agenda en un programa que se ve viabilizado o no en función de la realidad concreta con la que le toca gobernar. Nadie esperaba que íbamos a tener un escenario de crisis tan profunda como la que tuvimos pospandemia, lo que significó reorganizar las prioridades prácticamente en su totalidad, y eso es parte de la tarea de gobernar. Esto no es un diseño estanco que va solamente en una dirección, sino que más bien tiene que ver con cómo se adecua también a la realidad y a los contextos, y eso es lo que estamos haciendo.
¿En qué momento se dieron cuenta?
Yo creo que muy rápido, entrado el gobierno, cuando se comenzó a trabajar en este diseño. Yo era subsecretario de Educación en ese minuto, estaba el ministro Ávila, la subsecretaria Figueroa, que fueron los que iniciaron las primeras aproximaciones técnicas a esto. Y se comenzó un diseño que estaba buscando una aproximación en función de esta realidad que estaba relatando. Cuando volví después de estar en la Subdere yo mismo me refería a que esta no iba a ser una condonación de toda la deuda a todos los deudores. Lo relevante es que hoy día estamos proponiendo una política pública, que creo es una buena política que mejora la realidad de todas las personas y en ese sentido sí es universal, porque todos los deudores van a tener alguna respuesta y alguna ayuda para mejorar sus condiciones actuales.
¿No ve que quien votó por este gobierno mirando esa promesa de condonación total pueda sentirse desilusionado o defraudado?
Diría que siempre es una posibilidad, pero también creo que la realidad va a ir operando sobre esas conciencias. Lo importante es que hoy día le estamos entregando una alternativa a ese 40% que hoy día está fuera de la gratuidad para abordar de una forma mucho más razonable sus estudios superiores. Y es lo más significativo y lo más gratificante.
¿Arriesga esta iniciativa eternizarse en un Congreso donde no hay mayorías?
Mi trabajo va a ser viabilizar este proyecto; tengo la responsabilidad de ser capaz, junto a nuestro equipo y particularmente al subsecretario Orellana. Es una tarea de gobierno por lo demás, no solamente el Ministerio de Educación. En esto van a estar encima también el Ministerio de Hacienda y la Segpres. Estoy tranquilo de que tenemos sobre la mesa un debate que tiene un diagnóstico compartido transversalmente, de por qué es importante hacerlo.
¿Está en condiciones de asegurar un apoyo irrestricto al proyecto de parte del oficialismo?
Es lo que uno espera, es lo que hemos ido trabajando, es la conversación que tuvimos con los presidentes de partido, pero eso nunca está dado. Todos los partidos legítimamente tienen la posibilidad de opinar, de discutir, de buscar también sus propias visiones expresadas en el proyecto de ley. Espero que el oficialismo no se inhiba. Lo que sí espero es que colabore en la dirección de empujar el desafío de que este proyecto se materialice como una realidad durante lo que nos queda de gobierno.
¿Y su propio partido, el PC, va a apoyar esta iniciativa?
No está exento de este principio de que cada partido tiene legítimamente el derecho de impulsar sus propios temas. Yo espero que exista colaboración y comprensión.
¿Teme descuelgues por haberse planteado que ahora hay otras prioridades?
Señalar que hay otras prioridades no necesariamente significa como consecuencia lógica descuelgue. Significa que ellos están evaluando que hay otras dificultades que el país también tiene que enfrentar. Lo que nosotros estamos proponiéndole al Parlamento es que seamos capaces de enfrentar multiplicadamente todos los desafíos del país. Es evidente que Chile atraviesa una dificultad en materia de seguridad o en salud, pero también la tiene en educación, y no significa que vamos a enfrentar solo una para luego de resolver ir a la segunda o la tercera. Voy a usar una metáfora: la capacidad de caminar y masticar chicle la tenemos que tener como país porque si no los rezagos que vamos a tener en determinadas áreas van a ser muy grandes. No podemos quedarnos detenidos esperando que se resuelvan todos los desafíos antes de empezar a enfrentar los siguientes. Eso es parte de la tarea de la política.
¿Cuánto cuesta este proyecto de ley?
Lo que hemos construido es un proyecto que es responsable desde el punto de vista fiscal, en el sentido de que la recaudación esperamos logre sostener el modelo de financiamiento. El ministro Marcel va a presentar en detalle la estructura de costos y cómo va a operar toda la parte financiera.
¿Qué es lo que más le gusta de este proyecto?
El plan de reorganización y condonación total o parcial de la deuda es una muy buena solución considerando todo lo que se nos dijo desde la discusión pública. Encontramos una buena síntesis del esfuerzo de reconocer a aquellos que han tenido trayectorias responsables de pago, también de hacernos cargo del problema social.
¿Le hubiese gustado acercarse más a la propuesta inicial de condonación total?
Uno hace política y política pública en función de la realidad en la que actúa. Uno construye una propuesta que sea viable fiscalmente, pero también viable políticamente, y eso es lo que yo creo que encontramos
¿Ve algún flanco?
Evidentemente van a surgir elementos en la discusión legislativa y fuera de la discusión legislativa que se van a trasladar hacia allá. Estamos preparados para enfrentar los que surjan. Espero que esos flancos o se hayan reducido o se hayan suprimido en la formulación del proyecto de ley.
¿Hay algún intransable para ustedes? ¿La condonación es intransable?
Uno nunca en la vida debería actuar con la lógica de intransable, porque eso habla de posiciones maniqueas que finalmente te estancan en un debate. Sin embargo, creo que hay principios rectores que son los que buscan el propósito de la política pública y que si no se consiguen, no logra su objetivo. Cuando hablamos de reorganización y condonación total o parcial de las deudas educativas, lo que estamos haciendo no es solamente entregarles una ayuda a aquellas familias que lo requieren o un incentivo a quienes se han portado bien en su pago, sino que también lo que estamos haciendo es buscar incentivos para aquellos que han dejado de pagar.
¿Será usted el ministro que tramite esto? ¿Mira las elecciones parlamentarias?
Estoy concentrado en ser ministro de Educación. Cualquier definición no es algo que hoy día esté circulando ni en mi equipo ni en mí como desafío inmediato.
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