Pablo Teillier, a un año de la muerte de su padre: “Hace falta su criterio unitario”
El actor rememora la pérdida de su familiar más cercano en una obra de teatro que presenta en Independencia. Desde la distancia -no es un militante activo-, también analiza el presente del Partido Comunista que lideró por 18 años Guillermo Teillier. Sobre eso, dice que la situación judicial de Daniel Jadue podría repercutir en las elecciones de octubre: "Nadie se puede hacer el leso que puede ser un factor determinante".
Han pasado 365 días desde que Pablo Teillier perdió a su padre, el histórico presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.
Hoy, el actor y director lo recuerda en una obra de teatro llamada “Allende: la odisea interrumpida de un pueblo que quería volar”, que este viernes tendrá su última función en el Teatro Viajeinmóvil de Independencia.
Desde ese mismo lugar, Pablo Teillier cuenta algunas anécdotas y proyectos inconclusos de su padre. También, desde la distancia, ya que no es activo en su militancia PC, se refiere al presente de esa colectividad que lideró su padre por 18 años. Además, también deja abierta una puerta para una posible futura incursión en el mundo de la política institucional, en particular pensando en la Cámara de Diputados.
A un año de la partida de Guillermo Teillier, ¿qué es lo que más extraña de él?
A mi papá, a mi amigo, era mi mejor amigo. Uno echa de menos la conversa, contarle las cosas, pedirle un consejo, los ritos que teníamos los domingos. Iba a su casa, tomábamos desayuno con él y con Margarita, nos íbamos a la radio. Lo acompañé en muchas aventuras -no en la clandestinidad, por supuesto, porque yo decidí acompañarlo cuando tenía algo así como 19, 20 años-. Fui aprendiendo de política sin querer, me di cuenta que estaba aprendiendo muchas cosas de despliegue territorial.
¿Por qué elige una obra de teatro para rendirle homenaje?
Porque mi viejo escribió también, dos novelas -”De academias y subterráneos” y “Carrizal”-. Entonces, en el ámbito artístico, con mi padre teníamos una relación muy profunda, conversaciones muy ricas con respecto a las obras de teatro que yo hacía. Siento que él estaría aquí también sentado mirando y después podríamos tomarnos un vino, comer algo y hablar en profundidad de la estructura dramática. La obra de ahora tiene un raigambre social, ahí es donde se engancha el teatro, en lo personal, en lo político, en lo social, con mi padre.
Él también estaba trabajando en una obra de teatro…
Sí, antes de su muerte él estaba trabajando en una obra de teatro, de hecho yo le tomé varios apuntes. No he afrontado ese material todavía, porque está muy fresco. Para mí, emotivamente, leer esos apuntes me retrotrae a los últimos momentos de su vida, de nuestra despedida. Estoy esperando. Yo creo que a lo mejor el próximo año ya podré empezar a trabajar en esa obra. Él estaba trabajando en una obra que tenía que ver con los sueños después de sus operaciones. Él tuvo un par de intervenciones quirúrgicas antes de su partida. Cuando volvía de la anestesia me contaba estos sueños y de cómo él ya estaba creando algunos personajes. En sus sueños veía a maquinistas, veía a trabajadores ferroviarios, algunos personajes importantes que movían los hilos de estos trenes y otros más concretos que los prefiero mantener ahí en resguardo.
¿Hay algún otro proyecto que haya quedado inconcluso en la vida de Guillermo?
Sí, yo creo que el proyecto que quedó inconcluso, o no tanto, era tal vez la eterna quimera de volverse al sur, de volver a vivir allá.
¿Ha pensado emprender algún rumbo político?
Yo estoy bien acá. Ahora, no me niego nunca. Para mí, todos son gestos políticos. Lo que yo estoy haciendo ahora es política, porque esta obra tiene una opinión. El estar en esta sala también es una opinión: no estamos en el GAM, estamos en un espacio territorial. Hago teatro en lugares como este, en donde te permiten ir a tocar la puerta de personas que a lo mejor nunca han visto teatro e invitarlas. Para mí eso es un gesto superpolítico. Ahora, si tú me preguntas alcalde, nunca, porque tienen un trabajo y un riesgo muy alto. Diputado... ¿Por qué no?
Como su padre.
Es una linda pega. Él siempre me contaba lo que hacía, lo acompañé varias veces al Congreso. Si el PC se acercara a mí y me dijera, “¿sabes qué? Necesitamos competir en este cupo porque tu punto de vista, tu aporte”. Creo que si se diera una propuesta en ese sentido, sin dejar de lado mi profesión de actor, mi naturaleza, sin tener que desnaturalizar mi persona por representar algo que yo no soy, entro a la política contingente a pata pelada. Pero si me ofrecen un proyecto que signifique, como lo vuelvo a reiterar con todas sus letras, desnaturalizar mi persona, mi principio, yo no lo haría.
Hablando de política. “Hace falta Tellier”, dijo hace unas semanas el senador Daniel Núñez, lamentando un poco la partida de su padre en el ámbito partidario. ¿Coincide con este diagnóstico?
Siempre un dirigente de la dimensión de Tellier, así como Gladys Marín, deja huella y hace falta, obviamente, porque un colectivo como el PC es muy cohesionado. Entonces tú sacas una de sus piezas e inmediatamente se produce el río revuelto. Hay obras de teatro de Shakespeare que lo cuentan muy bien. En los dichos de él, seguramente Daniel, conociéndolo -era muy cercano a mi padre-, a lo mejor a él le gustaría un proyecto de construcción más colectivo, más unitario, al interior del PC. Puede que se refiera a eso. Y también, seguramente, lo debe echar de menos también en lo personal.
¿Considera que el PC hoy día no está tan unitario como antes? Hace tiempo no se veían divisiones internas que se hicieran públicas.
¿Cómo cuáles, por ejemplo?
El tema de Venezuela, por ejemplo.
Creo que diste en el clavo. No es que nunca haya habido debate, siempre ha existido. Lo que pasa es que antes el PC era más reservado para sus cosas. Ahora algunos dirigentes yo creo que tienen, no digo que sea bueno o malo, la costumbre de dar el debate por la prensa. Está bien que haya un debate, pero a mí me gustaría más que se dé el debate en el interior, no a través de los medios.
¿En qué cree que más “hace falta Teillier”?
Creo que lo que se debe reconocer a mi viejo es el sentido unitario. Él dejaba a un lado muchas veces su visión personal y bregaba por el colectivo. Hace falta su criterio unitario, pero también su presencia, su manera de ver las cosas, de cómo hablar con distintos sectores. Yo creo que el partido también está madurando. Ojo, son tiempos nuevos. Seguramente mi punto de vista es más conservador. Porque tengo la costumbre, como se dice, de que los trapos se lavan en casa. El problema no está en la diferencia de opiniones, creo que está en las instancias en donde tú expresas esa opinión.
¿Cómo evalúa la conducción, el presente del partido?
Está madurando, lo veo fortalecido. Evidentemente que ha tenido reveses, creo que debe doler el tema de Daniel Jadue, nadie se puede hacer el leso o la lesa con eso.
¿Les puede afectar?
A ver. El partido está mirando con buenas perspectivas los torneos de alcaldía, a pesar del factor Jadue, que seguramente nadie se puede hacer el leso que puede ser un factor determinante. Pero, sin embargo, hay bastante buenas perspectivas. Hay que esperar a octubre para tener una opinión más concreta.
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