¿Pérdida de confianza o abierta enemistad?: las razones tras la renuncia del subdirector operativo de Gendarmería

Quienes han conversado con Víctor Provoste -otrora subdirector operativo de Gendarmería- los últimos dos días, aseguran que el oficial está evidentemente “descompensado” y “choqueado”. Esto, como indican desde su entorno, porque jamás pasó por su cabeza que cuando el director nacional, Sebastián Urra, lo citó a su oficina durante la jornada del lunes, saldría como exfuncionario de la institución.

Ese día, como él transmitió a sus cercanos, el mandamás le comunicó que existía una investigación reservada en su contra por gestiones respecto de dos internos que habían estado en prisión preventiva en Santiago 1, y que “le recomendaba renunciar”.

Esa fue la interpretación que Provoste transparentó a quienes le consultaron, agregando que consideraba que el escenario era del todo irregular. Pese a ello, la tarde de ayer martes formalizó su renuncia por medio de un escrito que envió tanto a Urra como al ministro de Justicia, Luis Cordero, y al subsecretario del ramo, Jaime Gajardo.

¿Qué hay detrás de su paso a un costado? De acuerdo con diversas fuentes consultadas por este medio, hay dos versiones.

Por un lado hay quienes sostienen que Urra perdió la confianza en Provoste y que no había vuelta atrás. Esto, de acuerdo con fuentes ligadas al caso, porque a mediados de la semana pasada recibió la denuncia que pudo corroborar después de algunas pesquisas .

El director habría constatado, señalan las mismas fuentes, que durante el mes de agosto el exsubdirector le habría pedido una reunión al alcaide de Santiago 1, instancia en que solicitó directamente el traslado de dos internos “primerizos” que serían familiares de su esposa, hasta un módulo de “condiciones más seguras”.

Posterior a ello, según quienes conocieron el tenor de la denuncia, Provoste habría enviado una serie de mensajes vía Whatsapp al alcaide para así conocer si la determinación se había materializado y, además, para verificar si se había “enrolado” como visitas a los padres de los jóvenes.

Lo anterior, explican conocedores del caso, fue una situación que Urra calificó como gravísima y fuertemente reñida con la probidad y la transparencia, por lo mismo, instruyó un sumario administrativo y envió los antecedentes al Ministerio Público para que indague la eventual comisión de delito de tráfico de influencias.

Pese a que lo descrito asoma hoy como la “versión oficial” tras la salida del subdirector, desde el entorno del mismo la descartan.

De acuerdo con personeros consultados por La Tercera, la intervención de Provoste se habría limitado a hacer una pregunta al alcaide del mencionado recinto respecto de la situación de dos jóvenes que estaban en prisión preventiva.

Tras esa gestión, como aseguran cercanos al hoy exfuncionario, es que el alcaide habría advertido que ambos fueron “mal clasificados” y ordenó su reubicación. “Nada más que eso”, manifiestan.

Por lo mismo desde el círculo de quien era considerado el número dos de la institución penitenciaria aseguran que ésta fue sólo una “perfecta excusa” para que Urra se “lo sacara del camino”, pues era conocido que no mantenían una buena relación.

Según dicen, Provoste era una “piedra en el zapato” para el director nacional, ya que constantemente hacía denuncias que generaba incomodidad en la institución, tal como denunció en su carta de renuncia.

Formalmente, la denuncia del caso llegó ayer martes a dependencias de la Fiscalía Regional Occidente, desde donde el fiscal Marcos Pastén indaga las causas ligadas al “foco penitenciario”.

Recibida la misma, según transmitieron desde el organismo, se dispuso su análisis para así determinar qué tipo de diligencias serán instruidas.