U. de Chile, Usach y U. La Serena: los paros y movilizaciones universitarias vuelven al ruedo
En al menos cuatro casas de estudios ya han existido manifestaciones que han obligado a suspender las clases de una parte del estudiantado. El fenómeno va en crecimiento y no tiene un fin claro.
Luego de casi dos años de pandemia y clases telemáticas, las distintas universidades de Chile comenzaron lentamente a retomar su normalidad recién a partir de 2022. Fue el momento de volver a encontrarse entre compañeros y profesores, de retomar talleres, laboratorios y pruebas, pero también se abrieron nuevamente los espacios –cerrados antes por la crisis sanitaria- para que los estudiantes de algunas instituciones se movilicen en pos de sus demandas, algunas antiguas y otras que han surgido justamente por el contexto de la crisis sanitaria.
Así, por ejemplo, en la Universidad de Chile actualmente hay dos campus -Beauchef y Juan Gómez Millas- movilizados, cada uno con distintas acciones.
En el primero están en paro por un tema específico sobre el resultado de un sumario administrativo por la muerte de camino al trabajo en 2018 de Margarita Ancacoy, funcionaria del departamento de Ingeniería Industrial. La trabajadora fue golpeada hasta la muerte a pasos de su lugar de trabajo para robarle el celular y algo de dinero pasadas las 5 de la mañana, horario de entrada al trabajo que ella había pedido cambiar, por, según sus cercanos, la peligrosidad de desplazarse a esa hora.
Axel Ballesteros, presidente del centro de estudiantes de Ingeniería de dicho campus, cuenta que la movilización surge porque a fines de abril se conoció el resultado del sumario administrativo, “el cual fue sobreseído sin tener responsables en la institución por el caso”. Desde ahí se gatilla una movilización porque, a juicio del estudiantado, “se sigue confirmando que los sumarios de la universidad son inoperantes y negligentes. A pesar de que los reglamentos estipulan plazos para las investigaciones, estas no se cumplen en muchos casos. El de Margarita demoró casi cuatro años y aun así hay muchas cosas que no se logran aclarar”.
La movilización a su vez derivó en un diagnóstico que arroja “problemas de infraestructura y de ambiente laboral en funcionarios auxiliares y de aseo”, punto en el que se ha logrado avanzar en acuerdos con el decanato y que podría llevar a un pronto término del paro.
“No es la primera vez que la inoperancia de los sumarios inician movilizaciones”, dice Ballesteros, quien recuerda que durante las movilizaciones feministas de 2018 “nos hicieron ver que los sumarios tenían plazos excesivos y los fiscales eran negligentes”. Y se pregunta: “¿Para qué denunciar acoso o abuso, si voy a terminar años en una investigación, corriendo el riesgo de revictimización, de que se haga pública una situación privada, de que la persona denunciada aumente su acoso, para terminar con resultados que no tienen mucho sentido?”.
En Juan Gómez Millas, en tanto, están paralizados y la noche del martes el campus fue tomado. En este caso, la movilización es por un petitorio mucho más amplio y que abarca demandas internas, pero también a nivel país.
En ese sentido, según se lee en su petitorio titulado “Demandas transversales para el movimiento estudiantil y el movimiento popular en lucha”, dirigido “a la opinión pública y la autoridad política, específicamente al gobierno de Chile y su Presidente Gabriel Boric, al ministro de Educación Marco Antonio Ávila y a todo ministerio pertinente”, el contenido recoge el “sentir colectivo” de las varias facultades pertenecientes a dicho campus (Ciencias Sociales, Filosofía y Humanidades, Ciencias, Comunicación e Imagen, Bachillerato y Artes) y aborda “temáticas político-sociales que creemos afectan hoy en día a la sociedad en su conjunto”.
Así, dentro de otras cosas, piden una modificación a la Beca de Alimentación Estudiantil (BAES), “considerando que el aumento de $ 5.000 progresivo que propuso el gobierno no solo es insuficiente, sino que es casi inútil a corto plazo”, así como pedir cambios en el Programa de Alimentación Escolar (PAE), para que “el Estado se haga cargo de todos los estudiantes de los establecimientos escolares”.
Pero además tienen exigencias tendientes a transporte e internet gratuitos. Asimismo, piden sala cuna y colación asegurada para todos los hijos de estudiantes y trabajadores, una educación sexual integral, protocolos eficaces contra la violencia, democratización de las casas de estudio, recuperación de los contenidos perdidos para estudiantes secundarios y preparación asegurada para la PAES (ex PSU), así como la eliminación del subcontrato en la educación y el contrato a plazo fijo, un plan de salud mental en todas las instituciones educativas y un plan de desarrollo de las instituciones técnicas.
Así también se lee la exigencia sobre ponerle fin a pruebas estandarizadas (poniendo como ejemplo el Simce), condonación efectiva de las deudas arancelarias y espacios educativos que defiendan el derecho a manifestación. En ese sentido, además exigen “libertad inmediata de los compañeros presos políticos”, “renuncia inmediata o destitución de altos cargos de Carabineros”, “reparación de los afectados de la violencia policial y de grupos de mafias organizadas en Estación Central” y “desmilitarización del Wallmapu”.
Un problema extra en esta institución es que la federación de estudiantes está sumida en una profunda crisis y, sin alcanzar los quorums eleccionarios necesarios hace varios periodos, solo tienen una coordinación conformada por presidencias de algunos centros de estudiantes, por lo que cada acción, respuesta o vocería debe ser coordinada entre todos.
La Universidad de Chile ha abordado esto con cada movilización y solicitados por una versión declinaron hacerlo.
En la Usach y la U. La Serena, también
La Casa de Bello no es la única. En abril la Universidad de Magallanes ya vivió una toma feminista de 16 días y ayer la Universidad de Santiago vivió un paro reflexivo, votado así la semana pasada. “El objetivo era darnos un tiempo de ver cuáles eran las problemáticas que estamos viviendo, ver por qué había tanta molestia, analizarlas, darnos el tiempo de conversar, hacer síntesis, para llegar en los próximos días a un petitorio”, explica Noemí Quintana, presidenta de la Federación de Estudiantes (Feusach).
Así, lo que se hizo durante la jornada del martes fueron asambleas reducidas y luego ampliadas donde se dieron a conocer las síntesis de cada grupo de trabajo, dando paso a una comisión redactora del petitorio, el que luego debe ser votado. Durante la próxima semana, aprovechando que hay receso universitario, se trabajará en esa redacción.
¿Cuáles son las inquietudes estudiantiles? Principalmente piden revisar temáticas como salud mental, sobrecarga académica, problemas de infraestructura y ausencia de cosas como confort y jabón en los baños.
Y si bien el paro fue por la jornada de ayer, las respuestas de la universidad al futuro petitorio serán claves para posibles nuevas movilizaciones. “Lo que llevó al paro fue una molestia que como federación advertimos a las autoridades. Desde diciembre, cuando se veía que íbamos a volver a la presencialidad, decíamos que había que preocuparse de la salud mental, que estábamos viviendo un proceso súper complejo, que pasar de virtualidad al ritmo universitario de antes era súper fuerte para la salud mental de todos sin tener condiciones académicas, sin flexibilidad, con la inseguridad que hay también al interior y afuera del campus”, agrega la presidenta de la Feusach.
“No tener ningún plan de transición a la presencialidad hizo que llegáramos a este momento”, añade la dirigente estudiantil, quien cierra: “Vemos que nuevamente es a través de la paralización y los petitorios que nos van a escuchar, si es que nos escuchan”. Hasta el cierre de esta edición, desde la Usach no se habían referido a las movilizaciones.
Mientras que en la Universidad de La Serena el escenario del paro por ahora solo afecta a la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial, pero con la posibilidad latente de que se amplíe. Así lo describe Sebastián Ramos, presidente de la Federación de Estudiantes (Feuls): “Es debido a los malos tratos de docentes hacia estudiantes y lo hicieron exigiendo la destitución de los docentes implicados”.
Así, asegura que hubo varias conversaciones con autoridades de la carrera “que no fueron fructíferas” y que la postura es que mientras la persona acusada no sea sacada de su cátedra la carrera va a seguir en paro. “Y varias carreras de distintas facultades van a tener sus asambleas estas semanas para definir si es que van a apoyar a esta carrera y ese apoyo significaría también paralización de actividades”, asevera.
Alejandra Torrejón, vicerrectora académica, entrega la versión de la casa de estudios: “La situación está siendo abordada como corresponde por la Escuela de Educación, el Departamento de Educación y la Facultad de Humanidades. Paralelamente, de manera institucional, el Centro de Atención de Denuncias y Prevención de Acoso ULS tomó el caso y, a la luz de los antecedentes proporcionados por los estudiantes, se está gestionando la resolución que instruye un sumario administrativo para esclarecer la situación y aplicar lo que corresponda bajo un debido proceso”.
A nivel general, además, Lucha Baes, movimiento de estudiantes autoconvocados, están convocando para el viernes 27 de mayo a paralizar todas las actividades de carácter académico, “para que salgamos nuevamente a la calle en forma conjunta a luchas por nuestros derechos y por una educación gratuita, pública, de calidad, no sexista y por una alimentación digna”.
Las consignas específicas, en este caso, apuntan, además de lo ya expuesto, a “reajuste, extensión y expansión de la BAES, TNE justa para los territorios, libertad a los presos políticos, espacios seguros en los alrededores de los centros de estudios, condonación total del CAE, disolución de Carabineros y reajuste de aranceles y actualización de becas Junaeb”.
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