Un año de resistencia por Cariola: cómo se prepara el oficialismo para blindar su presidencia de la Cámara hasta 2025
A una semana de ser elegida, la diputada PC deberá sortear dos reclamaciones, una de la bancada republicana, y otra, del grupo socialcristiano, que se decidirán en una sola votación, el lunes 22. A pesar de que en la alianza gubernamental prevén que en el futuro habrá más embestidas, se acordó extender el mandato de la comunista por doce meses.
Aunque una mesa directiva de la Cámara nunca había enfrentado dos solicitudes de destitución simultáneas, la también llamada “censura”, presentada -a 24 a horas de haber asumido- contra la presidenta de la corporación, Karol Cariola (PC), y sus dos vicepresidentes, Gaspar Rivas (ex PDG) y Eric Aedo (DC), tiene un precedente.
En enero 2005, a horas de haber sido elegido, el entonces presidente de la Cámara, Gabriel Ascencio (DC), fue censurado por la bancada UDI, debido a que un grupo de militantes concertacionistas, que protestaban por el proyecto sobre voto voluntario, no fue desalojado desde las tribunas.
A pesar de que Ascencio tenía un respaldo mayoritario de los legisladores de la Concertación, debido a rencillas internas en la coalición de gobierno, la solicitud de destitución (“reclamación de la conducta de la mesa” es el nombre oficial, según el reglamento), fue sorpresivamente aprobada. El revés obligó al gobierno a intervenir y Ascencio fue reelegido a la semana siguiente.
Al igual que el caso de 2005, a una semana de ser elegida, la diputada PC deberá sortear su primera censura. En este caso, se trata dos reclamaciones contra la mesa, una de la bancada republicana y la otra del grupo socialcristiano, que se decidirán conjuntamente (una sola votación) el lunes 22 de abril, tras un debate de 20 minutos.
Aunque el cuadro que enfrenta Cariola es distinto -ahora las diferencias se están manifestando en la oposición, debido a las recriminaciones contra las bancadas que se apresuraron a censurar a la actual mesa-, en el oficialismo hay solo una calma aparente.
De partida, aún está en construcción el nuevo pacto administrativo que le permitió a Cariola alzarse como la primera militante comunista en presidir una de las cámaras del Congreso, en 112 años de historia partidaria.
No obstante, para no dejar abierto un flanco a la oposición, que en cada proceso de elección puede apoderarse del control de la Cámara, las bancadas oficialistas acordaron que la presidencia de Cariola se mantenga al menos por un año, hasta marzo de 2025.
En vista de que varios grupos independientes y no alineados (como Demócratas y el PDG) no dieron el apoyo a la carta del PC, la alianza gubernamental ya no está obligada a rotar la presidencia cada ocho o siete meses, como decía el acuerdo original.
El problema es que la mayoría circunstancial con la que se impuso Cariola con un voto de diferencia, 76 votos contra 75 que obtuvo Joanna Pérez (Demócratas), hacen que la actual mesa directiva tenga un frágil sustento, lo que eleva el riesgo de censuras constantes.
Incluso, el mismo reglamento de la Cámara no tiene restricciones. Tampoco es necesario que haya una falta reglamentaria, legal o constitucional. Simplemente basta que una bancada opositora considere subjetivamente que existe una acción indebida para “reclamar la conducta de la mesa”.
En este punto, declaraciones, ya sea de Gaspar Rivas, de la misma Cariola o de algún dirigente del Partido Comunista van ser usadas para emplazar a la presidenta de la Cámara. La estrategia que está sondeando la oposición se basaría en proyectos de resolución o bien en solicitudes que puede realizar de la Cámara en virtud de disposiciones reglamentarias o constitucionales.
En algunos dirigentes del oficialismo generó preocupación el discurso de asunción de Cariola, que no tuvo un tono transversal y que estaba dirigido su sector político (“ha caído un veto atávico, no solo anticomunista, también antidemocrático”, dijo). No obstante, otros entendieron que era legítimo que la diputada “gritara el gol”, luego de años en que se bloqueó su llegada a la testera.
En todo caso, en el pasado, la diputada comunista ha dado muestras de que puede moderar su discurso, por ejemplo, cuando fue vocera del comando presidencial de Alejandro Guillier o cuando fue presidenta de la Comisión de Constitución, desde donde debió sortear una constante presión de la independiente Pamela Jiles, quien le pedía reactivar el debate por los retiros previsionales. A la larga, sin quererlo, Jiles se transformó en el mejor sparring para Cariola en su nueva investidura que requiere bastante autocontrol para no caer en provocaciones.
Respecto de Rivas, a modo de broma, pero también dando cuenta de algo de verdad, el otro vicepresidente, Eric Aedo, dijo que será el encargado de controlar y guardar todos utensilios que el ex PDG empleaba para exacerbar su discurso (muñecos, papel higiénico e insignias de sheriff).
No obstante, en el caso del PC, Cariola casi no tiene ningún margen para incidir en una suerte de autocontrol de sus militantes para no dar argumentos a la derecha. Por el contrario, de acuerdo a la cultura partidaria, el colectivo podría llevarla a ella a endurecer su discurso o bien obligarla a asumir defensas de las que no está completamente convencida en lo personal.
Lo único que puede pesar es el convencimiento colectivo de que la presidencia de la Cámara es un hito estratégico del partido a proteger. Una alternativa que ya se ha usado en el pasado, es que la directiva dé libertad a Cariola para desmarcarse de la línea partidaria. Ello ya se ha aplicado con el alcalde Daniel Jadue, cuando fue precandidato presidencial, y con Camila Vallejo, en su rol de vocera de gobierno.
De hecho, algo de eso se dejó entrever hoy por parte de la diputada. Este viernes, tras participar de una reunión protocolar de la nueva mesa de la Cámara con el Presidente Gabriel Boric- Cariola fue consultada por la negativa de la PDI para dejar salir a Jadue fuera del país y la reacción que tuvo su partido, el PC. Sobre eso, la comisión política comunista emitió una dura declaración acusando que “se constituye una vulneración a las garantías establecidas en la Constitución”, sin embargo, la nueva presidenta de la testera tomó distancia y se atañó a su rol institucional.
“Nosotros en esto hemos sido absolutamente claros. Yo hoy día tengo una vocería muy clara que es la de la presidencia de la mesa de la Cámara de Diputados y Diputadas. Representó a 155 parlamentarios, no a un partido en particular y espero que en ese sentido también se considere y se respete la representación institucional que nosotros tenemos más allá de las declaraciones que pueda tener un partido u otro del oficialismo”.
Y agregó: “Nosotros en particular lo que hemos planteado es que creemos que las instituciones, lo vuelvo a repetir, deben funcionar. Respetamos absolutamente la autonomía del Poder Judicial, las acciones que están llevando adelante. Son ellos quienes han dado justificaciones de las decisiones que ha venido tomando y no tenemos por qué comentar esas acciones, sino más bien respetarlas”.
Por lo pronto, en el oficialismo y en el gobierno temen que la situación judicial de Jadue (PC) y la realidad social y política de Venezuela sean parte de los próximos emplazamientos, una vez que se vote la actual censura (generada por declaraciones de Rivas, de las que luego se retractó, en las que daba cuenta que el gobierno, supuestamente, le ofreció la vicepresidencia a cambio a apoyar a Cariola).
De ser presentadas nuevas solicitudes de destitución tienen una probabilidad de ser aprobadas (tal como le ocurrió a Ascencio hace 19 años) si es que no se mantiene una estricta disciplina. Una ausencia sorpresiva, aunque sea por razones de salud, un viaje no debidamente pareado o cualquier imprevisto, pueden derribar a la actual conducción de la testera.
La disciplina y los resguardos no bastan. Igualmente se requiere que dos diputados más permitan blindar a la mesa con 78 respaldos (la mayoría absoluta de la sala). De hecho, las conversaciones con el independiente Francisco Pulgar, quien el día de la elección de la mesa, salió de la sala repentinamente para no votar, aún se mantienen.
La aspiración de Pulgar, licenciado en Ciencias Criminalísticas, es entrar a la Comisión de Seguridad Ciudadana, donde el Frente Amplio, especialmente la diputada Maite Orsini, se negó a cederle su asiento. No obstante, se está buscando alguna otra fórmula de enroques que permita una solución.
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