Voto costó entre $100 a $3.500 en partidos: ¿Es eficiente hoy la alta inversión en campañas electorales?

Letreros de campaña politica en las calles de Vitacura
FOTO: MAURICIO MENDEZ/ AGENCIAUNO

Tras las elecciones del fin de semana, se esfumó la regla que establecía que, a mayor disponibilidad de fondos, mayor opción de ganar. Los expertos debaten en torno a la eficacia de las billeteras electorales y afirman que lo que debe haber es un reenfoque de las estrategias en un escenario de voto voluntario.


La mega elección que se vivió el fin de semana en Chile sigue entregando resultados y lecturas tan llamativas como los propios resultados de los comicios. El gasto en campañas electorales es una de ellas. ¿Siguen siendo efectivas? ¿Debe cambiarse el foco? ¿Vale la pena?

Los números demuestran que la inversión que en otros tiempos parecía un factor seguro para ganar, ahora no lo fue. Las grandes billeteras electorales estuvieron lejos de predominar y, aunque algunas sí lograron puestos de constituyentes, alcaldías o gobernaciones, otras ni siquiera se acercaron a pelear el título de ganador.

La publicidad millonaria está asociada a lo que la gente no quiere más. Durante años la derecha ahogaba a los demás con dinero. Ahora tener campañas ostentosas te asocia a ese sector. A todo lo que simboliza Piñera, que vale 10% del electorado”, dice Francisco Javier Leturia, miembro directivo del Consejo Para La Transparencia.

Por su parte, Alberto Precht, director ejecutivo de Chile Transparente, asegura que en “un sistema con voto voluntario ya no resultan ser tan eficientes las grandes inversiones debido a que las personas que van a votar están politizadas y ya tienen su voto bastante más decidido”.

Así lo exhibe un informe de Decide Chile, una plataforma desarrollada por Unholster, que se enfocó en algunos aspectos de las elecciones, como el valor monetario de los votos de cada candidato y su pacto o lista.

El estudio arrojó que en el caso de la elección de constituyentes, Vamos por Chile (oficialismo) recolectó $4.173,5 millones de pesos y obtuvo aproximadamente 1.200.000 votos, lo que da un promedio de costo por voto de $3.477 pesos. Ellos obtuvieron 37 asientos en la asamblea, con lo que cada uno de esos puestos tuvo un costo de $112,8 millones de pesos.

La lista que tuvo el segundo lugar en términos de constituyentes electos -Apruebo Dignidad (PC y Frente Amplio)- recolectó $535,8 millones en total, cada sufragio le costó $487 pesos, con lo que cada uno de sus 28 electos tuvo un costo de $19,1 millones de pesos.

Los datos, al menos en términos monetarios, son muy disímiles a los de la lista Del Pueblo, que quedó en el tercer lugar en número de electos. Juntó $101,4 millones, obtuvo 884.100 votos, con un costo promedio por voto de $114 pesos para sus 27 constituyentes. Es decir, cada uno de ellos costó $3,8 millones de pesos, casi 30 veces menos que la lista de los partidos de derecha y 5 veces menos que la lista PC-FA.

En tanto, a la Lista del Apruebo (Unidad Constituyente) -que se ubicó en el cuarto lugar- le costó $1.323 pesos cada uno de los votos para sus 25 constituyentes electos, pues invirtió $43,7 millones de pesos por cada uno.

El pacto Nueva Constitución (Independientes No Neutrales), por su parte, obtuvo 449.000 votos, arrojando un costo por voto de $408 pesos. Logró 11 electos ($16,7 millones de pesos cada uno).

Cristóbal Huneeus, director de Data Science de Unholster y fundador de Decide Chile, afirma que “la diferencia entre lo invertido y los resultados es enorme; en el caso de constituyentes se destaca el hecho que René Cortázar fue uno de los que más recaudó y no fue electo, Gonzalo Blumel tampoco y en el de gobernadores Catalina Parot invirtió 760 millones, 10,5 veces más que Karina Oliva y salió cuarta. Contamos con una ciudadanía más tecnologizada e informada, se debe responder a ello al momento de realizar campañas, junto con tener una estrategia previa para elegir a los candidatos a competir”

Ejemplo de eso hubo muchos. En una mirada específica de la capital, se observa que Cortázar, ex ministro de Aylwin y Bachelet, quien más gastó de todos los candidatos a constituyente, no fue electo. Ocurrió lo mismo con la comunicadora Francisca Ayala, candidata Evópoli del Distrito 9, quien fue la que más invirtió por cada uno de los votos a constituyentes de la Región Metropolitana. No salió electa, y cada sufragio por ella tuvo un costo de $40.864. Por el contrario, la carta de la Lista del Pueblo Ingrid Villena (Distrito 13) gastó $2,5 pesos por cada uno de sus 19.801 votos, quedando como la convencional electa que menos gastó.

“No hay duda de que los datos encienden una alarma: una billetera electoral más abultada no va de la mano de mejores resultados si no existe una estrategia acertada y eficiente. Tal como hay un cambio de paradigma en la configuración de las fuerzas políticas, debe existir uno en la forma de hacer marketing electoral; las palomas y panfletos quedaron obsoletos”, dice Antonio Díaz-Araujo, gerente general de Unholster.

Leturia, del Consejo Para La Transparencia, ejemplifica que “hoy hay perfiles ya conocidos. De otros mundos, como Benito Baranda, que no necesitan campaña. La gente tiene más claro por quién no quiere votar. Puedes meterle 1.000.000 de dólares y no avanzas nada. El Rayo Vallecano no va a competir nunca con el Real Madrid”.

Precht, de Chile Transparente, asegura además que un factor clave es que hoy a través de las redes sociales se puede “sectorizar mucho mejor a tu público y a tu potencial elector, no perdiendo el tiempo en tratar de convencer a personas que tu no vas a poder convencer, llegando a sectores de la población que están más cercanos a tus ideas”. Explica que esto se puede lograr de una manera manual o con una inversión bastante menor.

En Espacio Público están tratando de entender mejor el mapa que dejó la participación electoral que describen como “complejo”. Su presidente ejecutivo, Diego Pardow, asegura que existía una preocupación por la disparidad enorme de gastos que existía en las campañas. Sin embargo, asevera que, como se ha visto, no generó un gran impacto en el resultado.

“La información que viene de las redes sociales ha empezado a saturar a las personas, en este contexto el contenido electoral. Lo que ha tendido a ocurrir es que la gente descansa en quienes conoce, para considerar si la información que les llega es fidedigna, para catalogarla positivamente y desconfía un poco de lo que viene fuera de su burbuja. Este efecto burbuja puede ser lo que explique que hubo un gran número de votantes a los cuales no fue posible penetrar con propaganda pagada”.

Gobernadores, un ejemplo

En la Región Metropolitana se vivió una de las batallas eleccionarias más esperadas y que en la antesala suponía un pulso del momento político de Chile. La elección del nuevo cargo de gobernador arrojó sorpresas mayúsculas y que en algunos casos nada tienen que ver con los gastos en campaña.

Catalina Parot (Chile Vamos), recolectó 760 millones para su postulación, obtuvo 382.918 votos, con lo que cada voto le costó $1.985 pesos. Fue la cuarta en el orden de preferencias, quedando detrás de Nathalie Joignant (Chile Verde), quien recolectó apenas $11,5 millones, obtuvo 389.814 votos y cada voto le costó $30 pesos.

Claudio Orrego (Unidad Constituyente), quien avanzó a segunda vuelta con la primera mayoría, sumó $437 millones, obtuvo 654.117 votos y cada voto le costó $723 pesos. Karina Oliva (Frente Amplio), la sorpresa y contendora el próximo 13 de junio, recolectó $121 millones, obtuvo 599.418 votos y cada sufragio le costó $201 pesos.

Pablo Maltés, quinto de las preferencias, recibió los mayores aportes del Partido Humanista. Éste acumuló $78 millones, obtuvo 273.718 votos y cada uno de ellos tuvo un costo de $285 pesos, diez veces más que cada voto para Joignant.

El tamaño de la billetera electoral no trae consigo una mayor cantidad de votos si no existe una estrategia clara detrás”, dicen desde Unholster. Y agregan sobre lo que pueda ocurrir en segunda vuelta: “Si se insiste en un esquema de publicidad tradicional, es poco probable que llegue al público de Joignant o incluso asegure que los mismos que fueron a votar el fin de semana pasado también concurran a las urnas el 13 de junio”.

Alcaldías, otro trastazo a los gastos en campañas

Chile Vamos consiguió 88 alcaldías, muy lejos de los 146 que había logrado en las elecciones de 2016. El golpe tuvo episodios emblemáticos, como en Santiago, donde Felipe Alessandri (RN) perdió ante Irací Hassler (PC), o en Maipú, donde Cathy Barriga, afín a Chile Vamos, fue derrotada por Tomás Vodanovic (RD). Ambos perdedores iban por la reelección.

En las campañas para alcaldes, Chile Vamos gastó $2.681 millones de pesos, consiguió 1.600.000 votos y cada uno de ellos le costó $1.676 pesos, con lo que cada edil electo tiene un valor de $30,5 millones de pesos en campaña.

A Unidad por el Apruebo, que logró 68 municipios, cada uno de esos sillones le costó $14,9 millones de pesos, mientras que a Unidos por la Dignidad (60 alcaldías), cada edil le costó $14,1 millones.

Quienes más tuvieron que invertir para conseguir alcaldías fueron los de Dignidad Ahora, con $53,7 millones de pesos para cada uno de sus tres municipios, mientras que quienes menos gastaron fueron los candidatos que no pertenecían a pactos, con un promedio de $13,9 millones por cada uno de ellos. Chile Digno Verde y Soberano (9) y Frente Amplio (12) invirtieron respectivamente $31,2 millones y $17,6 millones en los municipios que ganaron.

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