Las alternativas de energía limpia que llevarán a la descarbonización de Chile

electrolinera

Para el año 2050, nuestro país se impuso una meta ambiciosa: lograr la neutralidad de carbono, reduciendo a 0 sus emisiones contaminantes y reemplazándolas por nuevas alternativas que ya comienzan a desplegarse.



La batalla contra las emisiones de carbono y el calentamiento global está llegando a una etapa clave. Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, será necesario reducir las emisiones de dióxido de carbono a nivel global en un 45% para que el 2030 la temperatura del planeta no se eleve a un punto irreversible.

De allí surge la necesidad global de desarrollar planes de descarbonización que buscan reducir la generación de gases contaminantes y reemplazarlos por fuentes de energía limpias. Chile ya se planteó este desafío y desde ya posee una meta bastante ambiciosa de cara al futuro: convertirse en un país carbono neutral para el año 2050. Y para ello, el avance hacia nuevas formas de energía renovables y limpias es clave.

Dentro de ese contexto, dos tecnologías aparecen como los principales motores de esta promesa: hablamos por un lado de la electromovilidad y también del hidrógeno verde. Y así es como se prepara su arribo a Chile.

Vehículos limpios

En nuestro país, cerca del 36% de la energía es utilizada por el sector de transportes, por lo que la reconversión de automóviles, buses y camiones a sistemas de energía limpia es indispensable. Durante años se ha intentado cambiar diferentes tipos de combustibles, pero al parecer la solución podría estar en una toma de corriente.

La electromovilidad se refiere al uso de vehículos eléctricos para viajar por la ciudad. Su fuerza proviene de batería eléctricas que se cargan y permiten reducir la contaminación proveniente del uso de combustibles.

Cristián Díaz, gerente de planificación comercial de Enex dice al respecto: “Hoy, la electromovilidad crece rápido en segmentos de vehículos livianos y funciona muy bien en viajes cortos, dada su limitada autonomía”.

Pero el camino para la masificación de esta tecnología aún es largo y depende principalmente de dos factores: que sean una oferta atractiva para consumidores y la masificación de los centros de carga. De hecho, el trabajo de las electrolineras -nombre de los surtidores de electricidad para autos eléctricos- será vital para encontrar la masificación de un mercado que se espera que sea un 10% del parque automotriz de Chile el 2030.

Hoy en día solo existen 170 electrolineras en todo Chile y para el 2025 se busca contar con una red con presencia de Arica a Punta Arenas.

Para Díaz, “el despliegue de electrolineras es fundamental para que los vehículos eléctricos puedan garantizar su autonomía y así democratizar el acceso a la electromovilidad a todo el país”. Para lograr la meta, dice que la industria en su conjunto está colaborando como nunca para instalar esta red de carga con iniciativas como el Acuerdo por la Electromovilidad impulsado por el gobierno, al cual Enex adhirió por tercer año consecutivo y que este 2021 fue firmado por 68 empresas a nivel nacional.

El nuevo cobre

Pero si la electromovilidad es la respuesta para el transporte, ¿qué podemos hacer con otras tareas que requieren un mayor gasto energético? Hablamos de maquinarias pesadas, sistemas de calefacción e incluso la fabricación de químicos que requieren mucho calor. La respuesta, en ese caso, está en el llamado Hidrógeno Verde, una forma de generar energía que no solo es limpia, sino que podría convertirse en una nueva materia de exportación para Chile.

El hidrógeno verde en sí no es una tecnología nueva, sino que se refiere a que el método con el cual se obtiene este combustible sea hecho con energías renovables. Mediante un proceso llamado electrolisis, es posible separar el agua en hidrógeno y oxígeno y para ello se necesita gran energía. Si el proceso se hace con combustibles fósiles se llama hidrógeno gris y si se hace con procesos renovables, hidrógeno verde.

Ricardo Rodríguez, Project Manager Aceleradora Hidrógeno Verde de la Agencia de Sostenibilidad Energética, explica que hoy la principal barrera para la adopción de estas tecnologías es su costo, algo que en el mediano plazo ya podrá ser competitivo. “Hoy el costo de producción de Hidrógeno Verde en Estados Unidos es de unos 6 dólares el kg, mientras que, en Chile, bajo las mismas condiciones, estamos cercanos a los 8 dólares. Pero se estima que la producción al 2030 baje a 1 o 2 dólares por kg”.

Esto, debido a que Chile cuenta con un gran acceso a fuentes de energía renovables: viento en el sur y radiación solar en el norte, lo que hace que la producción de este producto se pueda hacer a mayor escala, pudiendo incluso convertir al país en exportador de energía limpia.

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