La cocina después del Covid-19
Dos reconocidas mujeres cocineras analizan el boom de la cocina en esta época y lo que viene después de la pandemia. La destacada chef argentina Juliana López agradece al confinamiento el poder llegar a más hogares latinoamericanos, y la otra, Angie Salerni, quiere enseñar y transmitir a las personas que comiencen a conocer lo que comen.
Mientras el comercio, en general, sufre por los cierres de los locales comerciales, dos son los departamentos de retail que se han visto beneficiados por el confinamiento que se ha vivido en todo el mundo. El primero, es todo lo relacionado a implementos deportivos, desde ropa hasta máquinas para montar pequeños gimnasios en las casas; el segundo es todo el que tiene que ver con el mundo de la cocina, desde implementos como accesorios hasta pequeñas o grandes tiendas que proveen de materia prima para poder cocinar en casa, como muchos nunca lo han hecho.
Y es que estar más tiempo en el hogar -a pesar de que se debe complementar con las labores habituales de trabajo o compatibilizar con estudios- ha generado el interés por este rubro. No es extraño que las redes sociales se hayan inundado de "programas en vivo" de personas comunes y corrientes o de expertos compartiendo sus recetas: aperitivos, comida casera, postres o platos bien elaborados se han podido aprender en este tiempo. El boom ha sido impresionante. Influencers y hasta rostros de televisión hemos podido ver cómo pasan sus días de confinamiento a través de la cocina.
"La gente está aburrida, con pequeños lapsus de ansiedad, y encuentran en la cocina una herramienta para entretenerse y calmar esa angustia de no saber qué pasará. Es una terapia buena y rica para estos tiempos", explica Angie Salerni, cocinera -como le gusta que le digan- italiana, radicada en Chile desde hace cuatro años y que se hizo un nombre luego de ser socia en el primer restaurante de focaccia en Chile y hoy con un nuevo emprendimiento, Lady Focaccia (@ladyfocaccia), el cual espera abrir comenzando la primavera, aunque ya se encuentra con delivery. "El proyecto se atrasó debido a lo que estamos viviendo, pero todo pasa por algo y el tiempo es sabio", reflexiona.
"Somos lo que comemos, y me interesa hacer producciones propias, con una búsqueda de los productos más puros, contando un poco de donde viene esa materia prima que estamos utilizando, conversar acerca de lo que este hermoso territorio nos puede entregar. Es muy similar a lo que pasa en Italia, que aprovechamos lo que tenemos a nuestro alrededor, tratando de explotar de la forma más pura y noble esos productos a través de nuestras recetas y comidas. Ese es el sello que Lady Focaccia quiere poner, buscando ser un aporte y creando una cultura a través de la comida, conociendo lo que realmente se está comiendo. Queremos poner la materia prima en el primer plano", agrega Salerni.
Y es que esta reconocida chef, que ha estado en programas de televisión en Chile e Italia, va un poco contra la corriente. "Las recetas son una. A mí me gusta enseñar, pero hoy todo el mundo lo está haciendo y este boom en algún momento terminará. En Italia, un país que gira en torno a la buena mesa, también pasó el fenómeno durante la cuarentena y todo el mundo estaba cocinando más de lo habitual en casa, pero con la reapertura de los locales, la gente quiere salir y comer afuera. Ya pasó la 'moda' de cocinar. Ahora bien, me encanta que se haya dado este fenómeno en Chile, y creo que es la oportunidad para crear una conciencia que va más allá de la receta que se puede seguir por YouTube, por Zoom o Instagram. Sería maravilloso que la gente entienda que todos tienen un don para la cocina y que le puede entregar sus propio sello hasta al plato más sencillo que quiera hacer, y eso es amor a la cocina, eso es lo que debemos lograr, saber transmitir que cocinar es un acto de amor enorme. La comida cambia de acuerdo a cada una de las personas", señala, y cree ese será el gran desafío después de este confinamiento.
» Al otro lado de la cordillera
Juliana López May es una de las cocineras mediáticas más innovadoras y versátiles de Argentina y reconocida en toda América Latina, mucho de esto gracias a más de 10 ciclos de diferentes programas que tuvo al aire (entre 2007 y 2015) en el canal El Gourmet, que le permitieron viajar por el mundo realizando trabajos en Argentina, Inglaterra, Francia, Brasil, Canadá, Chile y Uruguay. A eso se suman sus cinco libros, que expresan toda su cocina y se convirtieron en éxitos inmediatos, vendiendo más de 110.000 ejemplares.
Con esa experiencia y dedicada a dar clases de cocina presencial en su casa de Tigre, una pequeña ciudad al norte de Buenos Aires, la motivaron a reinventarse rápidamente con la cuarentena del país transandino decretada el 20 de marzo pasado.
"A partir de ese momento hubo que adaptarse lo más rápido posible. Yo siempre he dado clases presenciales, pero no quise perder el hilo del interés de la gente que tiene ganas de aprender y que aumentó de forma exponencial con el encierro", señala la chef al otro lado del teléfono.
Así, de un día para otro debió adecuar su cocina como un estudio de televisión y aprender al revés y al derecho de Zoom para comenzar a impartir clases de forma digital. "Pensé que iba a perder esa magia y conexión que se crea con los alumnos, pero ha sido un gran descubrimiento", señala.
Así, desde hace más de dos meses que Juliana López viene haciendo clases a través de esta plataforma tres veces por semana. "Mis clases son temáticas. Hoy, por ejemplo, todos quieren aprender a hacer pan y hemos tenido varias de esas dedicadas a él. También están los platos dulces, los menús completos, pastas, brunch, y varias también dedicadas a los aperitivos. Y es que la cocina está asociada, o debería estarlo, al disfrute, a un momento de goce, y mi idea es que la comida tenga un momento importante en nuestra vida", señala.
Con un valor de 15 dólares la clase por persona, la gente sólo debe inscribirse en info@julianalopez.com y recibirán un día antes la receta y los ingredientes que necesitarán para la clase. “Acá todo es muy profesional y nada es improvisado. Para mí, esta nueva modalidad me ha permitido acercarme mucho a gente de todas partes, que no podían venir, a un público que antes no llegaba. Para mí es positivo haber abierto este canal, que si no hubiese pasado esto, no habría hecho aún. El que vive de la profesión tiene que salir a generar proyectos, y creo que en mi caso está funcionando bien”, señala, y advierte que a pesar de que hay muchos “en vivo”, esta es una forma seria de operar y llevar las clases de otra forma.
"Creo que el mundo cambiará para siempre la forma de vivir después de este virus, y esta es una de las cosas que cambiarán, la forma de hacer clases de cocina. Esta seguirá siendo una alternativa, me parece que ha sido una experiencia muy enriquecedora. No sabemos cómo será después el tema, cuáles serán las medidas sanitarias que tomarán para quienes hacemos este tipo de actividades presenciales, el número máximo de personas..., no sé. Creo que hoy las plataformas digitales son una excelente forma para poder llevar a cabo mi trabajo y que espero, el día de mañana, poder complementarlo con mis clases en casa. Pero de que cambió, cambió para siempre", señala la chef.
Semanalmente, López dicta clases a más de 120 personas, de distintas partes de Latinoamérica. "También se transformó como una terapia para quienes no pueden verse y se juntan ahí, en clases. Es una actividad que has podido seguir compartiendo con la gente que quieres. Gente que en otras circunstancias jamás habría podido venir, ya sea por un tema físico como por el horario. Eso es realmente espectacular. Quiero tratar de llegar a la mayor cantidad de gente, para que se den un minuto para ellos y que de alguna forma se alejen de los problemas. Tomar una clase es permitirse darse un mimo".
Dos visiones de lo que será la nueva forma de enseñar a cocinar después del Covid-19. MT
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