“No he cometido los actos de significación sexual que ellas describen”: Felipe Berríos se defiende ante investigación de jesuitas
El sacerdote cuestionó abiertamente la forma en que la Compañía de Jesús llevó el proceso en su contra. No sólo descartó haber cometido los hechos por los que se le denunció, sino que también reclamó por la falta de transparencia que tuvo su congregación.
Luego de que esta tarde la Compañía de Jesús informara que la investigación previa canónica realizada contra Felipe Berríos determinó que las denuncias por abuso sexual en su contra resultaron “verosímiles”, el sacerdote jesuita emitió una declaración donde volvió a descartar haber cometido alguno de los hechos por los que se le acusó.
“Salvo una, desconozco las historias de vida de las denunciantes. Pero tras conocer sus relatos, puedo afirmar que no he cometido los actos de significación sexual que ellas describen”, manifestó el religioso que hasta antes de que se conociera la primera denuncia en su contra -a comienzos de mayo pasado- estaba radicado en La Chimba, Antofagasta. Asimismo, lamentó que desde la Compañía de Jesús se hablara de la existencia de siete víctimas, sin hacer “diferencia entre las cuatro denunciantes y los tres relatos de otras personas”.
De acuerdo con lo expuesto por Berríos, los más de 110 días que han trascurrido desde que se comunicó el inicio del proceso en su contra, ha sido “atacado, ha habido un total secretismo respecto de la investigación y principalmente han hablado terceros que se refugian en el anonimato para tergiversar la realidad y condenarme a punta de rumores, sin preocuparse de que haya un juicio justo y transparente”.
En el mismo tono, remarcó su pesar por el hecho de que la congregación de la forma parte no explicara “la diferencia entre que un hecho sea verosímil y que este realmente haya ocurrido. Tampoco aclara que un número importante de los 40 testigos que menciona concurrieron para dar testimonio de no haber observado nunca conductas impropias de mi parte”.
“Por tratarse de una acusación tan compleja y mediática, preferí aislarme y no hacer comentarios que pudieran afectar la investigación. Cualquier cosa que hubiera dicho pudo haberse malinterpretado. He sido muy respetuoso y colaborativo con este proceso y sólo hablé a través de una declaración pública para contrarrestar las falsedades que algunos se encargaron de filtrar a los medios. En este tiempo he podido conocer en detalle las cuatro denuncias y los tres relatos que finalmente se presentaron ante la investigadora canónica, ninguna de las cuales ha sido llevada a la justicia. Son las únicas acusaciones que he recibido en 45 años como jesuita y luego de trabajar con más de 15 mil jóvenes en colegios y otros tantos en diferentes organizaciones sociales”, agregó.
Asimismo, el sacerdote aseguró que el hecho de que se hablara de la existencia de “actos de significación sexual”, es “muy complejo”. Esto porque, según reflexionó, “la gente se imagina relaciones sexuales no consentidas y horrores de ese tipo. Acá no hay nada de eso. La opinión pública debe saber que de lo que se me acusa es de conductas impropias, como lenguaje inapropiado, hablar de temas que supuestamente no corresponderían a un sacerdote y en algunos casos de abrazos y supuestas tocaciones de muslos y glúteos”.
Así las cosas, el jesuita subrayó que él nunca se ha “aprovechado de mi posición de sacerdote. Al contrario, siempre he tratado de ser muy horizontal y he luchado contra las formas jerárquicas de la Iglesia, como que me traten de “padre” o usar vestimentas opulentas. Todo eso, justamente, para evitar posiciones dominantes”.
“Pero acá estoy, en medio de un proceso largo que espero que también avance en la justicia ordinaria, pues ahí podré enfrentar un juicio justo y transparente, de cara a la ciudadanía. Agradezco muy sinceramente a quienes, a lo largo de estos meses, han seguido enviándome muestras de cariño y creyendo en mí. A ellos, especialmente, les dirijo estas palabras”, concluyó por medio de su comunicado.
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