Bernanke: se precisará tiempo para que política monetaria de EEUU regrese a normalidad

El presidente de la Reserva Federal estadounidense señaló que las tasas de interés permanecerán sin cambios incluso después de que la tasa de desempleo "se sitúe por debajo de la barrera" del 6,5%.




El presidente de la Reserva Federal estadounidense (FED), Ben Bernanke, aseguró que la reactivación de la economía "todavía tiene camino por recorrer" y que se necesitará "todavía tiempo antes de que la política monetaria regrese a la normalidad". 

En un discurso que tiene previsto pronunciar ante el Club Nacional de Economistas en Washington y fue facilitado a la prensa, Bernanke señaló asimismo que las tasas de interés, actualmente cercanas al 0%, permanecerán sin cambios incluso después de que la tasa de desempleo "se sitúe por debajo de la barrera" del 6,5%. Estados Unidos registró en octubre un desempleo del 7,3% de la población activa.

"Estoy de acuerdo con la opinión de mi colega Janet Yellen (...): el camino más seguro hacia una aproximación más normal de la política monetaria es hacer todo lo que podamos para promover una reactivación fuerte", manifestó el  titular de la Fed en referencia a su número dos, que deberá ser confirmada por la comisión bancaria del Senado y luego por toda esta cámara para suceder a Bernanke el 31 de enero de 2014.

Desde hace más de un año, y además de mantener las tasas de interés cerca  del 0%, la Fed inyecta cada mes 85.000 millones de dólares a la economía estadounidense comprando bonos del Tesoro y títulos vinculados a préstamos inmobiliarios. Estas inyecciones de liquidez en el circuito financiero tienen el objetivo de presionar a la baja las tasas.

Bernanke no hace ninguna referencia en su discurso al calendario para reducir esta ayuda, aunque señala que la Fed empieza a sentir el coste de la misma.

"Podemos empezar a pensar que el equilibrio entre eficacia y coste (de estas compras) cada vez es menos favorable", añadió el presidente de la Reserva  Federal.

La Fed ha acumulado con la compra de activos unos 3,4 billones de dólares en bonos del Tesoro, que sumaban unos 800.000 millones de dólares de antes de la crisis financiera de 2008.

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