Buenos Aires le dice adiós a las bolsas plásticas

Desde el 1 de enero este tipo de envoltorios no podrán ser entregados en los supermercados y autoservicios de la capital argentina.




Sumándose a una corriente mundial para reducir el uso de bolsas plásticas, ya sea a través de su prohibición o con el cobro, la ciudad de Buenos Aires dejará afuera de sus supermercados, hipermercados y autoservicios este tipo de elementos, por lo que los clientes deberán ir a hacer las compras con sus propias bolsas o canastos.

El objetivo es minimizar los efectos negativos que generan las bolsas plásticas o de polietileno en el medio ambiente y también en la infraestructura de la ciudad. Se trata de una disposición del gobierno de la capital argentina aprobada hace cuatro meses, tiempo en que los usuarios se han ido haciendo a la idea del cambio que se les viene.

"Es una gran noticia para los vecinos para el medio ambiente. Principalmente, porque muchas veces las bolsas terminan tapando los sumideros y afectando a la flora y la fauna acuáticas. Un tercio de los residuos recolectados durante la limpieza de los arroyos entubados son bolsas plásticas, que en los túneles pluviales aliviadores suelen formar diques que perjudican el desagote del agua. La situación se vuelve crítica cuando llueve, porque provoca anegamientos", sostuvo Eduardo Macchiavelli, ministro porteño de Ambiente y Espacio Público, citado por el diario argentino La Nación.

Sin embargo, no todos están de acuerdo. La Asociación de Supermercados Unidos (ASU) asegura que "la bolsa es un servicio indispensable, y con esta medida se perjudica sobre todo a la gran cantidad de población flotante que llega todos los días a la ciudad, que pasa entre ocho y diez horas de su jornada y hace sus compras diarias en los comercios porteños".

La capital argentina se suma a la prohibición de las bolsas plásticas que ya está vigente en otras provincias argentinas Neuquén, Río Negro, Chubut y Buenos Aires.

Además, en el resto del mundo, como en Irlanda, Inglaterra o Alemania se cobra por las bolsas, lo que ha reducido su consumo, y en algunos estados de Australia, Ciudad de México y algunos estados de EE.UU se prohibió su uso en los comercios.

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