Contaminación: así miden la calidad del aire las 207 estaciones de monitoreo del país
Conoce cómo funcionan las estaciones de monitoreo instaladas en distintos puntos del territorio y los peligros que el material particulado puede ocasionar en la salud de las personas.
La cuenca de Santiago vive una nueva jornada de índices críticos en la calidad del aire y debido a eso, la Intendencia Metropolitana decretó para hoy la decimosexta alerta ambiental en lo que va del año.
Según la Ley de bases generales del medio ambiente, es deber del Estado dictar normas para regular la presencia de contaminantes en el medio ambiente, con el fin de prevenir riesgos para las personas. Debido a esto, en Chile se miden los niveles de material particulado y los más importantes para identificar eventos asociados a situaciones de emergencia ambiental son el MP10 y el MP2,5.
En este contexto, las principales fuentes del MP2,5 son los automóviles, buses, camiones, plantas termoeléctricas, calderas, procesos industriales, hornos, fundiciones, procesos metalúrgicos, combustión de biomasa, entre ellas la emitidas por chimeneas a leña, las quemas agrícolas y emisiones de amonio de operaciones agrícolas.
EFECTOS SECUNDARIOS EN LA SALUD
Según el análisis general del impacto de la norma de calidad del aire elaborada por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) -predecesor del actual Ministerio del Medio Ambiente- en 2010, la injerencia que el MP2,5 tiene en la vida de las personas puede provocar mortalidad, hospitalización de pacientes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad cardiovascular.
Los altos índices de este material en suspensión también pueden incrementar la incidencia de infecciones y cáncer respiratorio, inflamación pulmonar y sistémica, exacerbación de los síntomas del asma, aumento de riesgos de infartos al miocardio, disfunciones endoteliales y vasculares, además del desarrollo de ateroesclerosis.
Junto a esto, el material particulado fino puede hacer que una persona presente efectos secundarios en la visión -debido a las propiedades de absorción y refracción a la luz que tiene-, situación que también puede ocurrir en la vegetación y otros materiales.
Estas alarmantes consecuencias hicieron que en la década de los 90's en distintos puntos de Chile se comenzaran a desplegar estaciones para monitorear la calidad del aire. En la actualidad sus equipos son clave, pues determinan los índices de nivel particulado que hay en el ambiente, lo cual permite a la población conocer los niveles de esmog presentes en sus lugares de residencia, con lo cual, las autoridades locales pueden tomar las medidas necesarias para proteger la salud de todos.
¿COMO FUNCIONAN LAS ESTACIONES DE MONITOREO?
Según el sitio del Servicio de Información Nacional de Calidad del Aire (Sinca), a lo largo del país hay 207 estaciones de monitoreo, que analizan las condiciones diarias de ventilación.
El esquema general de funcionamiento de los monitores que miden la calidad del aire, funcionan de forma similar en todo el país. Estas estaciones trabajan mediante una unidad colectora (cabezal), que es capaz de separar el tamaño de las partículas en 10 y 2,5 micrones. La muestra se toma del aire ambiente a través del cabezal, con una velocidad de flujo constante del orden de 16.7 litros por minutos, lo que representa el volumen promedio de aire respirado por el ser humano.
Una vez que las partículas están separadas, son dirigidas al analizador que cuantifica la concentración de material particulado y lo expresa en unidades de masa por volumen. Las metodologías de cuantificación utilizadas en las redes a nivel nacional, corresponden a metodologías estándar de dos tipos: atenuación beta (método óptico) y gravimetría, que se hace a través de una micro balanza Teom (Tapered Element Oscillating Microbalance, por sus siglas en inglés), que se encarga de cuantificar la variación de masa de partículas en el tiempo.
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