Crisis del PT en Brasil
LA CIUDADANÍA está exigiendo a los políticos que cumplan estándares más altos antes de entregarle su apoyo y condenan con claridad en las urnas la corrupción y la mala gestión política. El caso del Partido de los Trabajadores en Brasil es probablemente el mejor ejemplo de lo anterior. En las recientes elecciones municipales la colectividad -que había virtualmente copado el escenario político en Brasil desde hace casi 14 años- sufrió una verdadera debacle electoral. No sólo perdió más de la mitad del caudal de votos obtenidos en los comicios locales hace cuatro años, sino que en número de alcaldías también cayó desde el récord de 2012 -644 municipios- a sólo 256.
Consciente del golpe sufrido por la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff a principios de septiembre, el PT había concentrado todos sus esfuerzos en evitar una dura derrota en los comicios de principios de octubre. Sin embargo, no fue suficiente. La ciudadanía brasileña demostró con su voto una clara condena al PT y a las prácticas de corrupción denunciadas en los últimos meses. Si bien la red de sobornos y manejo irregular de fondos públicos va más allá del partido del ex presidente Lula da Silva -como demuestra la detención del ex titular de la Cámara Baja Eduardo Cunha, del PMDB- es esa colectividad la que es vista como la principal responsable.
Pero junto con ello, el PT sufrió también las consecuencias de un manejo errático de la economía que sumió al país en la peor recesión de los últimos 25 años. El fin del ciclo de los commodities demostró la fragilidad del crecimiento experimentado por Brasil en la década pasada y los costos de no haber avanzado en reformas estructurales. Un panorama que afecta directamente a los brasileños y que obligará al PT a impulsar una profunda renovación interna.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.