En Colo Colo se abre nuevo conflicto tras retroceso con Tapia

Hace una semana, era cuestión de tiempo para que Héctor Tapia dejara de ser interino y se convirtiera en el técnico oficial de Colo Colo. Hoy, el asunto cambió, luego de las diferencias económicas de última hora que se produjo en la negociación del club con el ex delantero albo.

Pero no sólo eso. El estancamiento del tema de Tapia le dio fuerza a otro nombre. El de Jorge Pellicer, quien ese viernes ratificó su salida de Huachipato. Un escenario que abrió otro foco de conflicto al interior del directorio de ByN, que ya se había puesto de acuerdo en apostar por Héctor Tapia.

En la concesionaria de Colo Colo hay división producto de este asunto. En el bloque controlador de ByN, liderado por Leonidas Vial y Arturo Salah (este último ha sido el negociador directo), esperan que el entrenador baje sus expectativas económicas, mientras que en el entorno del ex delantero sostienen que la regencia blanca cambió a última hora las condiciones.

Por lo mismo, el viernes las conversaciones entre las partes quedaron congeladas, lo que irritó a Tapia. Incluso, Salah y compañía, sumado al gerente deportivo, Juan Gutiérrez, buscan una opción B, cuyo nombre es Pellicer, un viejo anhelo del mandamás blanco.

No obstante, el nombre del saliente entrenador de Huachipato no genera consenso en ByN, especialmente en el bloque del principal accionista, Aníbal Mosa, y de la Corporación, que en total suman cuatro votos (minoría dentro del directorio).

"Lamentablemente, no se ha podido sellar la continuidad de Tapia. Ojalá esto se reactive y termine renovando en Colo Colo", explica Mosa a La Tercera, confirmando las complicaciones en la negociación, pese a que las partes ya habían acordado la extensión del vínculo, de 18 meses.

De hecho, el empresario reclama la idea Pellicer como plan B: "Si Tapia no viene, debería llegar Claudio Borghi. Sólo ellos tienen la capacidad en estos momentos de dirigir a Colo Colo".

En este escenario, los albos reciben a Ñublense hoy en el Monumental. Sin opción de pelear por algo, a diferencia de los chillanejos, que sueñan con la liguilla.