Fracasan negociaciones de paz entre Ucrania y separatistas prorrusos

El negociador de la autoproclamada República Popular de Donetsk acusó a Kiev de provocar el colapso de las conversaciones, mientras que éstos se defendieron asegurando que los prorrusos se "rehusaron discutir medidas para un alto el fuego inmediato y la retirada de las armas pesadas".




Las negociaciones de paz para el este de Ucrania entre el gobierno y los separatistas prorrusos terminaron este sábado en fracaso, mientras sobre el terreno los combates no cesan.

"Las consultas de Minsk son un fracaso" declaró el ex presidente ucraniano Leonid Kuchma, el enviado de Kiev a la capital bielorrusa, escenario de  anteriores acuerdos de paz entre las partes. Los prorrusos "rehusaron discutir medidas para un alto el fuego inmediato y la retirada de las armas pesadas", aseguró.

Durante cuatro horas de negociaciones, bajo la vigilancia de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), los separatistas no cesaron de emitir "ultimátums" explicó Kuchma, sin dar detalles.

El negociador de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, acusó a Kiev de provocar el colapso de las conversaciones, a las que también asistía una delegación rusa, y aseguró que los líderes insurgentes sólo aceptarían un acuerdo si Kiev daba primero la orden de cese el fuego a sus tropas.

Los rebeldes habían amenazado el viernes con prolongar su ofensiva "hasta la liberación total de las regiones de Donetsk y Lugansk" si fracasaban las negociaciones. 

Los mandatarios de Rusia, Alemania y Francia mantuvieron una conversación telefónica en la que pidieron que "la cuestión de un alto el fuego y la retirada de armas pesadas" ocupara la parte central de las negociaciones, según un comunicado del Kremlin.

UN NUDO ESTRATÉGICO BAJO PRESION 

En la capital ucraniana, el ministro de Defensa, Stepan Poltorak, anunció este sábado que 15 militares murieron y 30 resultaron heridos "en toda la línea del frente" en las últimas 24 horas.

Indicó, además, que los "grupos rebeldes controlan parte" de la ciudad estratégica de Debaltseve, que conecta Donetsk y Lugansk y ha sido escenario de luchas encarnizadas en los últimos días.

Su ministerio matizó luego esta información en un comunicado, afirmando que "Debaltseve estaba bajo control de los ucranianos", pero que los rebeldes "bombardean los alrededores de la ciudad".

Un responsable militar separatista, Eduard Basurin, dijo, por su parte, que los rebeldes habían "rodeado" a las tropas ucranianas -unos 8.000 soldados-  presentes en esta ciudad.

El ejército ucraniano indicó este sábado que siguen los combates alrededor de Vugleguirsk, cuya toma supondría un avance decisivo para los separatistas, ya que les permitiría rodear casi por completo Debaltseve.

El jefe de la policía regional, Viacheslav Abroskin, aseguró que Debaltseve y Vugleguirsk no tienen "electricidad, agua, calefacción ni comunicaciones".

Según él, 12 civiles murieron en 24 horas en Debaltseve donde los "voluntarios evacuaban a familias enteras".

ESFUERZOS DIPLOMÁTICOS 

En el frente diplomático, Ucrania recibirá el 5 de febrero al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que le dará a Kiev todo su "apoyo" en el conflicto, antes de viajar a Múnich para la conferencia sobre la seguridad donde debería reunirse con su homólogo ruso, Sergei Lavrov.

Su último viaje a Ucrania tuvo lugar el 4 de marzo de 2014, poco después de la caída del régimen prorruso de Victor Yanukovich y antes de la anexión de Crimea por Rusia.

El embajador de Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatt, afirmó que Estados Unidos no había "agotado todos los medios para hacer pagar a Rusia el coste" de su implicación en el conflicto ucraniano, en una entrevista publicada este sábado en el semanario ucraniano Dzerkalo Tyjnia.

La Unión Europea aumentó, por su parte, su presión sobre Rusia esta semana, al prolongar seis meses las sanciones que adoptó en marzo contra una serie de personalidades prorrusas y rusas, que no podrán viajar a la UE y verán sus cuentas congeladas.

Rusia, a la que Occidente acusa de armar a la rebelión prorrusa y de haber enviado tropas al este de Ucrania, sigue negando su implicación en un conflicto  que causó más de 5.000 muertos en nueve meses, y se presenta como un intermediario en las negociaciones.

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