Jemmy Button, la historia del yagán secuestrado por ingleses, vuelve orquestada

Estrenada en 2010, la obra de Tryo Teatro Banda regresa hoy en la U. Austral, acompañada de la Orquesta de Cámara de Valdivia. En octubre llegará al GAM, con Sebastián Vila en la dirección teatral, y Jorge Aliaga en la batuta y a cargo de diez músicos.




Los hombres pálidos llamaron su atención. Ese 11 de abril de 1830, en la angostura Murray, por las frías aguas de la Región de Magallanes y la Antártica, un joven de 14 años, nativo canoero de la etnia yagán, se enfrentó por primera vez a los afuerinos enviados por el almirantazgo británico a bordo del Adventure y el Beagle para hacer la cartografía de las costas meridionales de América del Sur.

Robert Fitz-Roy, capitán del HMS Beagle, volvía esa mañana en su chalupa ballenera a su nave, escondida en la isla Lennox. Después cruzar el noroeste del canal Beagle, se detuvo para comer y descansar, cuando un grupo de fueguinos apareció entre la niebla. Cambiaron pescados por botones y cuentas, y luego se reembarcaron. Ya en altamar, fueron interceptados por tres canoas repletas de nativos dispuestos a repetir el trueque. Otra vez, pescados por botones y cuentas. Entonces Fitz-Roy puso sus ojos sobre ese joven retraído. De su bolsillo sacó un botón de Nácar y se lo dio al jefe de la canoa, sin antes indicarle al muchacho. Se sentó semidesnudo al fondo de la chalupa, embobado con la idea de ir a cazar guanacos con los blancos. Fitz-Roy y los suyos lo llamaron Jimmy Button, como el precio que habían pagado por él.

Volvería a su tierra natal recién en 1833. Pero en esos tres años que estuvo en Inglaterra, estudió junto a otros tres fueguinos en Walthamstow, y fue presentado a los reyes Guillermo IV y Adelaida. Lo último que se supo de él fue que en 1860 habría participado en la matanza de Wulaia, cuando ocho hombres de la goleta Allen Gardiner de la Sociedad Misionera Patagónica fueron asesinados por nativos.

El relato, verídico y traspasado entre los sobrevivientes kawésqar, fue recogido en Jemmy Button, la obra de Ximena Carrera y dirigida por Sebastián Vila (Medusa) en 2010, en el Teatro UC. Los tres actores de Tryo Teatro Banda (Parlamento) -Francisco Sánchez, César Espinoza y Pablo Obreque- narraron el secuestro de Button como juglares, acompañados de un violín, viola, contrabajo, corno francés, eufonio y trompeta. Tras dos meses en cartelera, la obra giró por Argentina, Inglaterra y Brasil.

Hoy, el montaje se reestrena en el Aula Magna de la U. Austral con algunas variaciones musicales: “Queríamos experimentar con nuestras obras, y Cristián Urrutia, director de la Orquesta de Cámara de Valdivia, me propuso adaptar las partituras y acompañarnos en escena. Jorge Aliaga hizo un trabajo magnífico con la composición, poniéndola a prueba además”, dice Sánchez.

Un quinteto de vientos, un cuarteto de cuerdas y un contrabajo bajo la dirección de Aliaga, acompañan a los tres actores en escena. Luego, en octubre, la versión orquestada de Jemmy Button tendráfunciones en el GAM. “Nuestras obras, que de por sí son musicales, permiten estos diálogos con otras disciplinas”, opina Sánchez. “Tenemos pensadas otras colaboraciones, pero antes hay que ver cómo las percibe el público: lo primordial ahora es contar historias que, como ésta, naufragan en la memoria”.

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