La "madre de todas las bombas" mata a 36 miembros del EI
La información fue confirmada por el Ministerio de Defensa de Afganistán. El grupo terrorista, a través de su agencia de prensa Amaq, negó haber sufrido bajas.
La llamada "madre de todas las bombas", el dispositivo no nuclear más potente de Estados Unidos, destruyó el jueves una instalación del grupo extremista Estado Islámico (EI) y terminó con la vida de 36 presuntos militantes de la organización terrorista, según el ministerio de Defensa de Afganistán.
El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, redobló su ofensiva militar el jueves en Afganistán al usar por primera vez en un conflicto, la mayor bomba no nuclear, para destruir un complejo de túneles del EI en el distrito de Achin, en la provincia de Nangarhar. La zona, muy cercana a la frontera con Pakistán, es donde ha estado operando la filial afgana del grupo extremista.
Este viernes se comenzaron a saber los reales efectos de la bomba, conocida oficialmente como GBU-43 y que a pesar de estar en servicio desde 2003, sólo se había utilizado en pruebas.
"Ningún civil resultó herido y sólo quedó destruida la base desde la que el Estado Islámico solía lanzar ataques en otras partes de la provincia", aseguró a través de un comunicado el portavoz del ministerio, Dawlat Waziri. Las muertes sin embargo, no se han verificado de forma independiente.
Sin embargo, el EI desmintió haber sufrido bajas en el bombardeo estadounidense, según informó la agencia Amaq, órgano de propaganda del grupo.
La región de Nangarhar, al este de Afganistán, es una zona que conecta por tierra la capital afgana, Kabul, con Peshawar, en Pakistán. También alberga la famosa zona montañosa de Tora Bora, donde el fallecido líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, se ocultó tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York.
El bombardeo suscitó algunas críticas como las del embajador afgano en Pakistán, Omar Zakhilwal, quien aseguró que "me parece reprensible y contraproducente el uso en nuestro suelo de la mayor bomba no nuclear". El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, también criticó a través de un comunicado el hecho de que Estados Unidos utilice "Afganistán como un laboratorio experimental".
La decisión fue tomada por el principal comandante del Ejército estadounidense, John Nicholson, según informaron fuentes militares a la cadena Fox News.
Nicholson defendió desde Kabul la operación diciendo que se trataba de "la bomba correcta en el momento correcto".
El ataque se produjo luego que el gobierno afgano afirmara esta semana que el número de insurgentes del EI en el país era inferior a 400 y que el año pasado había abatido a unos 2.500 combatientes del grupo. En estos momentos la presencia del EI en el país estaría presente en sólo dos de las 34 provincias.
La utilización de su bomba no nuclear más potente en Afganistán es parte de un giro belicista dentro de la administración de Trump, que en el lapso de pocos días atacó por primera vez instalaciones del gobierno sirio de Basher Assad y lanzó duras advertencias al régimen de Corea del Norte, subiendo las tensiones con la península coreana.
Según el Pentágono, el bombardeo fue diseñado para "minimizar el riesgo para las fuerzas afganas estadounidenses que realizan operaciones sobre el terreno en esa zona, al tiempo que se maximiza la destrucción de combatientes e instalaciones del EI", según dijo el jueves, el portavoz, Adam Stump.
La bomba fue lanzada desde un avión de carga MC-130 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. De 10.300 kilos, más de nueve metros de largo y con una munición guiada por GPS, su poder destructivo equivale a 11 toneladas de TNT.
El Ejército estadounidense publicó este viernes un video en donde se muestra el momento exacto del bombardeo y la humareda provocada por la explosión en un terreno accidentado.
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