Landerretche después de Codelco
En agosto próximo, el presidente de la estatal chilena lanzará su segundo libro, Chamullo, una suerte de terapia tras el atentado que vivió en enero pasado. Ya prepara otro y trabaja el rediseño de sus cátedras en la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, su alma mater. La educación privada está entre sus planes y hace poco comenzó a evaluar opciones de asesorías a empresas.
Chamullo. Un libro de más o menos 250 páginas sobre "la política en la era de la estridencia, la economía en la era del ruido, lo público en la era de la posverdad", escrito en dos meses, fue el camino por el que optó el presidente de Codelco, Óscar Landerretche, para intentar superar los coletazos que le dejó el atentado del que fue víctima, junto a su familia, el 13 de enero pasado, en su casa.
Cargado de economía política, filosofía y sociología, pero también con harto de rabia, ironía y múltiples guiños a su biblioteca de favoritos, el nuevo libro del economista fue alentado por su tía, la periodista Nancy Guzmán. Amiga de toda una vida de su madre y con quien compartieron el exilio en Colombia, fue ella quien lo llamó a terreno, porque lo conoce de chico y sabía que no había medicamento ni terapia que le sacara la mala espina.
Guzmán lo contactó con la Editorial Planeta, Landerretche les explicó sobre qué quería escribir, cerraron el trato y así es como en agosto próximo será el lanzamiento al público. Un segundo título (después de Vivir Juntos, Editorial Debate, 2016), en el que acusa los riesgos y el morbo en el ámbito de las comunicaciones, los medios, el periodismo, la inmediatez y la liviandad, pero también esa recíproca dependencia con la institucionalidad, el Estado, el poder, la fama y el ansiado protagonismo que ha encontrado en las redes sociales a su mayor aliado.
Con sendas referencias, cuyas anotaciones de página revisa por estos días -tras 14 borradores-, para que el lector pueda indagar más en una extensa literatura de apoyo, el economista elaboró un texto que, según sus amigos cercanos, da cuenta del camino que podría explorar una vez que deje Codelco, en mayo de 2018.
"Chamullo tiene que ver con la idea de reflexionar cómo las dinámicas comunicacionales están afectando o impactando el funcionamiento de instituciones clave, como el aparato público, el funcionamiento de la justicia, porque hoy se litiga en los matinales, cómo se construye el modelo educativo… Surgió como una respuesta a algo que hace tiempo le daba vueltas a Óscar sobre restablecer el derecho al debido proceso a una institucionalidad que hoy es perforada por un modelo comunicacional tentado por la inmediatez y el shock de las redes, con las nefastas consecuencias que eso puede generar", explica una fuente de la editorial.
Hablar desde la posverdad no es casual, agrega, ya que el propio Landerretche asegura que con el libro hizo un camino terapéutico para superar dos hechos desconocidos en los minutos siguientes al atentado. "El cree que la prensa se portó bien en general, pero hubo dos hechos que lo afectaron mucho. A los cinco minutos de llegar a la clínica y dejar a su familia bajo revisión médica, Óscar por celular redactó un comunicado de prensa a su equipo en Codelco que aclaraba que su señora no estaba en la casa durante el atentado y una hora y media después medios online, la televisión y redes sociales seguían diciendo que estaba grave, que había recibido la bomba, etc. Su hijo mayor vio eso en un almacén en el sur, estaba mochileando, empezó a llamar desesperado, porque creía que su mamá había fallecido y el suegro desesperado llamaba a distintas clínicas, hospitales… Eso definió el libro", relata. Por esos días, llevaba más de un año sin escribir en Twitter. Lo cerró y también su Facebook.
* Hacia lo privado
Desde que asumió en Codelco, el 11 de mayo de 2014, Landerretche ha seguido haciendo clases en la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, su alma mater, donde era profesor asistente y dictaba cuatro ramos por semestre. Sí bajó su carga académica a cuatro horas semanales, lo que corresponde a un ramo por año, política frecuente para profesores que asumen cargos públicos relevantes.
A fines de 2016, sin embargo, tras reconocerse a sí mismo que hacer clases es lo que más le gusta, decidió aumentar el número de ramos y madurar esas mismas asignaturas con innovaciones en sus cátedras. Hoy dice que las clases le sirven de terapia y, de hecho, dicta cuatro ramos por semestre, más de los que debe por carga: Introducción a la Economía, Economía Política, Taller de Política Pública y además un curso del Magíster de Políticas Públicas que dicta la FEN.
El 26 de abril pasado, en la ceremionia de inauguración del año académico 2017, Landerretche fue distinguido como el Mejor Profesor de Pregrado de Economía de la FEN en 2016 electo por los alumnos. Además, fue ascendido recientemente a profesor titular docente.
Está agradecido de sus alumnos y por eso en las últimas semanas ha comentado a su familia y círculo íntimo que tras dejar Codelco espera intensificar su labor en la Chile. También, que hoy lo que más necesita su familia es tranquilidad, estabilidad y por eso no es posible pensar en vivir nuevamente en el exterior, esta vez en Europa. Alguna vez comentó que Londres era su primera opción.
Pero "porque hay que seguir pagando cuentas", como suele decir (tiene cuatro hijos de entre 17 y dos años, alumnos del Grange, donde la menor entrará el próximo año), no descarta privatizarse, como él mismo define, en universidades e instituciones no tradicionales de manera más permanente, lo que no había hecho hasta ahora. También comenzó a evaluar opciones de asesorías en la empresa privada, con la idea de llevar la experiencia de reformas al gobierno corporativo que lideró en Codelco.
Ya dio un paso. Desde esta semana, dicta un curso en el Magíster en Comunicaciones Estratégicas de la Escuela de Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez y ha dicho que "quiere ver si hay manteca en el alumnado" para buscar más cursos.
* ¿La tercera ola?
Dos argollas de matrimonio lleva Landerretche, una en cada mano. Un amigo explica por qué: "Hace un par de años, iba a una actividad en la Fundación Salvador Allende y en bicicleta por Pocuro perdió la argolla; fue cuando bajó mucho de peso. Se hizo otra, se olvidó del tema, y tiempo después una señora ubicó a su esposa por Facebook y le dijo que había encontrado una argolla con su nombre. Lleva las dos: una para recordar a su mujer y la otra para no olvidarse de que la gente es buena".
Y es que su señora, la también economista Patricia Medrano, es quien lo ha apoyado para que a los 44 años este militante socialista se lance a un anhelo que creció en el último tiempo: dedicarse a escribir y compatibilizar eso con su rol académico, sin nada más. Medrano, de hecho, en la lógica de reforzar la estabilidad y calma del grupo familiar, postuló vía concurso público para liderar el Departamento de Microdatos de la Gerencia de Información Estadística del Banco Central, al que ingresó hace unas semanas. Desde 2014 integraba el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC.
Landerretche, acelerado como es, comenta otro amigo economista, ya tiene en la cabeza su tercer libro, cuyas primeras líneas comenzó a trazar hace un tiempo e incluso la portada; al igual que con Chamullo, cuya portada diseñó y está a la espera de un permiso legal para imprimir.
El nuevo título no lo ha comentado, cuenta la misma fuente, pero sí el foco. "Las redes sociales, los comentarios a la vela, las frases irresponsables, la ignorancia, todo eso lo cansó y lleva harto tiempo pensando en algo que vaya por ahí", afirma. Por ahí dónde: "Pregúntale a un hispter… él puede saber", responde.
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