Ley que sanciona discriminación a homosexuales tensiona al Senado
Reforma, que inició su trámite en 2005, fue aprobada anoche y fija como categoría de segregación la orientación sexual.
"Hijos de diablo" y "pecadores" fueron algunos de los calificativos que, mirando al cielo, clamaban feligreses evangélicos desde las tribunas del Senado, para protestar por el voto declarado de algunos parlamentarios a favor de la ley que fija medidas contra la discriminación.
El proyecto, que pasará a un tercer trámite en la Cámara, fue aprobado anoche por una mayoría compuesta por la Concertación -incluida la DC- y algunos apoyos oficialistas, como los RN Lily Pérez, Alberto Espina y Antonio Horvath, y el UDI Hernán Larraín.
Desde temprano, los devotos religiosos llegaron a las afueras del Congreso para manifestar su rechazo a la iniciativa, que no sólo busca impedir actos arbitrarios en contra de personas por su raza, etnia, nacionalidad o género, sino que también por su "orientación sexual".
Este último concepto es resistido por autoridades de distintos credos religiosos, incluyendo la Conferencia Episcopal que, en un hecho inédito, envió una carta al Presidente Sebastián Piñera para expresar su inquietud.
"Rechazamos que (...) se use el término orientación sexual, un concepto cuya ambigüedad ha derivado, en otras naciones, en una distorsión de la sexualidad y de las bases de la familia", dicen en la misiva las entidades religiosas, que temen que a partir de esa figura -que se incluiría por primera vez en la legislación chilena- se pueda llegar "a permitir el matrimonio y la adopción de niños por personas del mismo sexo".
Pero los grupos religiosos no fueron los únicos en llegar al Congreso. Una veintena de dirigentes de organizaciones homosexuales viajó a Valparaíso para reforzar el lobby con parlamentarios en favor de la ley. Incluso, algunos pedían profundizar las categorías de eventual discriminación, como la "identidad de género", que permitiese, por ejemplo, a transexuales ser reconocidos como personas de un sexo distinto con el que nacieron. Este cambio fue aprobado también en la sala, con el voto sorpresivo del UDI Jovino Novoa. Liderando el rechazo al proyecto figuró el timonel RN, Carlos Larraín.
El choque de las corrientes opuestas tensionó la sesión, generó votos cruzados y obligó al vicepresidente del Senado, Juan Pablo Letelier -quien dirigió la sesión, en reemplazo de Guido Girardi-, a desalojar las tribunas por los gritos de los grupos evangélicos.
Las discrepancias en torno al proyecto se arrastran desde el inicio de su tramitación, en marzo de 2005. Desde entonces, la iniciativa ha tenido una compleja discusión. En total, han sido ocho informes de comisiones de la Cámara y el Senado, alrededor de 200 indicaciones, cuatro oficios con opiniones desfavorables de la Corte Suprema y casi 30 mensajes presidenciales para darle urgencia.
En lo medular, la norma crea un nuevo recurso judicial: la "acción de no discriminación arbitraria". Así, un tribunal puede aplicar multas y obligar a los presuntos "discriminadores" a corregir sus conductas. Además, el proyecto fija una serie de categorías que podrían ser invocadas, entre ellas, la "orientación sexual" y, ahora, "la identidad de género".
Las gestiones de Alvear
Un rol clave para destrabar la tramitación desempeñó la senadora DC Soledad Alvear y los miembros de la Comisión de Constitución.
De hecho, Alvear y Patricio Walker, tras reunirse con obispos católicos, presentaron una indicación, para limitar los alcances de una eventual discriminación por "orientación sexual" y establecer que en ningún caso esta categoría podría invocarse cuando vulnere otra disposición legal (como el matrimonio entre un hombre y una mujer), ofenda el pudor o constituya un delito, como la pedofilia.
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