El Pitbull de los sultanes
El Besiktas es el sexto equipo en la carrera de Gary Medel. El ya ex jugador del Inter cambia un gigante venido a menos por un club de segunda línea que este año jugará la Champions. Un paso difícil de ponderar con varias moralejas. Aquí, un vistazo a la trayectoria del seleccionado chileno y una reflexión sobre su verdadera dimensión futbolística.
Gary Medel ya está en Estambul. Jugará en el Besiktas, de la Superliga turca. Defenderá el palacio de los sultanes. Se había hablado mucho sobre su futuro a lo largo de las últimas semanas. Se le había situado en numerosos equipos, en diversos países y en distintos torneos. Se había llegado a especular incluso con su vuelta a Sudamérica. Y hasta con su exilio estadounidense. Pero el seleccionado chileno finalmente se queda en Europa, aunque en más de un sentido parezca estar alejándose. Porque Estambul, su nueva casa, una ciudad de convergencia de culturas y continentes, está sencillamente, en materia futbolística, mucho más lejos que Milán de la élite.
Es cierto que el cuadro otomano, que ha reclutado en sus filas a varios viejos sultanes del balompié mundial, jugará este año la Champions. Y que será también (cuesta creerlo) la primera vez que tome parte en el torneo rey el seleccionado chileno. Pero el Pitbull seguirá siendo en el Besiktas (por mucha proyección de crecimiento a largo plazo que manejen los turcos) un futbolista de segunda fila en el Viejo Continente. Cabría esperar, tal vez, a sus 30 años recién cumplidos, un salto de calidad definitivo para sus aspiraciones, como el experimentado en su día por Vidal en Turín y en Múnich; o por Bravo y Alexis en Manchester, Londres o Barcelona. Pero sus tres compañeros, junto a los que conforma el núcleo duro de la Roja -y ha quedado demostrado en este mercado de fichajes- son también sultanes a su lado. Juegan, literalmente, en otra liga.
Pero para entender el paradero en el que se encuentra hoy el futbolista de Conchalí, hace falta echar un vistazo a su currículum y remontarse algunos años en el tiempo. Y añadir a la ecuación algunas decisiones quizás erróneas (o al menos poco reposadas), un carácter y un estilo de juego casi temerarios (para lo bueno y para lo malo); y agregarle un punto de mal fario a la mezcla antes de agitarla.
Y es que el destino, caprichoso, le ha negado tantos títulos a Gary Medel como halagos le ha valido su desbordante personalidad dentro de la cancha. Porque puede resultar irónico, pero el chileno (probablemente el mejor ejemplo de futbolista de equipo, de jugador capaz de poner el escudo por encima de cualquier otra cosa) no ha conseguido levantar ni una sola copa en ninguno de ellos. La suerte siempre le ha sido esquiva más allá de los márgenes de su verdadero patio particular, el de la selección chilena de fútbol. Y las estadísticas, devastadoras, así lo demuestran.
El mal fario
Desde su debut profesional en Universidad Católica (2006), Medel vistió la camiseta cruzada durante tres temporadas. Disputó 82 partidos oficiales con la franja en el pecho, firmó 11 goles y se granjeó un espectacular porvenir lejos de San Carlos. Pero no pudo festejar ni un solo título en el club de sus amores. Un año antes de su estreno en Primera, en 2005, Católica se había adjudicado el Torneo de Clausura. Un año después de su marcha, en 2010, volvió a dar la vuelta olímpica.
En Boca Juniors, su siguiente estación y su primer club extranjero, el volante chileno vivió un episodio parecido. Fue futbolista xeneize durante un año y medio (desde el ecuador de 2009 hasta comienzos de 2011), pero el equipo, monarca del Apertura 2008, no volvió a hacerse con la corona hasta el mismo torneo de 2011, cuando ya Medel había partido del conjunto bostero. Sus buenas actuaciones y su indómito carácter lo convirtieron, sin embargo, en uno de los ídolos de La 12 (precisamente el número que este año lucirá en el Besiktas, en tributo a la barra de Boca), y le valieron el salto al fútbol europeo, al que llegó con una reputación envidiable.
En La Bombonera, no obstante, ven aquel improductivo lapso de tiempo como algo anecdótico. "En Boca tuvo la mala fortuna de estar en un equipo que se había desarmado. No estuvo en el momento indicado para pelear títulos y el fútbol se trata muchas veces de eso, de estar en el momento indicado en el lugar justo. Pero dejó un gran recuerdo, una huella muy grande, y cuando se habló de la posibilidad de un regreso este año, todo el entorno y la gente de Boca estaba muy ilusionada", explica al respecto el periodista transandino Leandro "Tato" Aguilera. Pero en opinión de Jorge Ormeño, ex compañero de Medel en la UC, la decisión del jugador de no retornar precipitadamente al balompié sudamericano no pudo ser más acertada: "No se puede mirar en menos al fútbol turco. El Besiktas es un equipo que viene en crecimiento, que ha hecho un par de contrataciones interesantes y que le puede dar un plus a Gary. Estados Unidos o Argentina, sí que habrían supuesto un retroceso evidente para él, por la vigencia que todavía tiene".
Tras abandonar Buenos Aires, su nuevo destino, su tercera escala vital y su primera incursión en el fútbol europeo, tuvo lugar en Sevilla. Y en la capital hispalense, ciudad a la que llegó en plena ebullición del club, en un período de efervescencia futbolística marcado por la consecución de éxitos sin precedentes (el conjunto nervionense venía de adjudicarse dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España en menos de cinco años), vivió una fase de extraña sequía, de gris transición entre una primera edad dorada y una segunda etapa de mayor esplendor todavía, de protagonismo internacional inusitado.
El Pitbull tardó en adaptarse, y aunque terminó ganándose la titularidad del equipo y el cariño del Sánchez Pizjuán, en las dos temporadas completas que vivió como sevillista (ver infografía) su equipo apenas alcanzó a firmar un noveno y un undécimo puesto en Liga. Después, cuando las bases para su explosión definitiva en el club parecían al fin sentadas, llegaron los cantos de sirena de Cardiff. Por 13 millones de euros, Gary cambió el prometedor nuevo proyecto del cuadro andaluz, por un recién ascendido a la Premier League que llevaba más de medio siglo sin competir en la élite. Medel abandonó Sevilla a mediados de 2013, y aunque en la capital de Gales cumplió con creces, la millonaria oferta que lo había seducido terminó por devaluarlo. El Cardiff City volvió a perder la categoría ese mismo año, y el Sevilla se adjudicó las Europa League de los cursos 2013-2014, 2014-2015 y 2015-2016.
Unos éxitos que el chileno acabó viendo por televisión desde Milán, investido ya como jugador del Inter (previo pago de una cantidad cercana a los 10 millones de dólares), probablemente el equipo de mayor relumbrón mediático de su carrera, pero sumido en plena crisis deportiva. Y es que el cuadro nerazzurro, campeón de la Champions League por última vez en 2010, hacía tiempo que había dejado de ser un equipo de referencia a nivel europeo. Por si fuera poco, con el devenir de los torneos y el baile de entrenadores en la banca, el jugador pasó a convertirse en transferible. De poco o nada le sirvieron las dos Copas América que son, a fin de cuentas y todavía hoy, los únicos trofeos que figuran en su currículum.
"Gary está muy vigente. Es bicampeón de América y en el Inter no jugó mal, pero es un jugador absolutamente de equipo, que todo lo pone a disposición del equipo, y eso, en el mercado europeo, quizás lo penaliza. Porque sus virtudes no lucen tanto como las de otros jugadores con mayor libertad en la cancha", reflexiona, a propósito de su sinuosa carrera, Alfonso Garcés, jefe de captación de Católica y descubridor del futbolista. Una tesis que suscribe también Ormeño: "Gary siempre cumplió, en todos los equipos. Y en la Selección nadie puede decir que no esté en el mismo nivel en el que están Arturo (Vidal) o Alexis, pero el nivel colectivo de sus clubes afecta mucho a su rendimiento. Al final, el caché de los jugadores viene de la mano de los triunfos colectivo".
La dimensión real de Medel
El 'sí, quiero' dado por Gary Medel al Besiktas podría responder a una motivación estrictamente económica, pero los 2,5 millones de euros desembolsados por las Águilas Negras para hacerse con los servicios del ex UC, no constituyen ni siquiera una oferta especialmente suculenta en un mercado inflacionario como es el del fútbol. Dicho de otro modo; el caché de Gary (que ha firmado en Turquía por la sexta parte de lo que cobraba en Cardiff) se ha desplomado desde todos los prismas. Y por si fuera poco, el cuarto fantástico de la generación dorada del fútbol chileno (o el primero, si la medición se realizara en base a índices de popularidad) ha decidido dar un paso hacia un fútbol menos competitivo, lo que atenta directamente contra su propio ADN. Y es que cambiar el Calcio por la Superliga turca, o Milán por Estambul, no parece un asunto tan serio como lo es el hecho de cambiar el hábitat de los que pelean por el de los que simplemente se dejan ir. Algo que tiene muy claro un veterano entrenador que conoce muy bien al Pitbull. "Si uno lo mira fríamente, en cuanto a la competitividad que tiene su nuevo equipo, Gary ha dado un paso atrás en su carrera que puede hacerle perder vigencia. Se ha ido a un club que no es de la primera línea de Europa y va a tener que luchar mucho para sobresalir porque no ha dado un paso muy acertado", manifiesta José Sulantay, técnico de Medel en la Sub 20.
Pero Gary, que nunca jugó la Champions, disputará por primera vez esta temporada la máxima competencia europea de clubes junto a contrastados multicampeones como el ex madridista Pepe (34), su compatriota Quaresma (33), el brasileño Adriano (32) o el delantero español Álvaro Negredo (31). Será el benjamín de un quinteto con tantos partidos en sus piernas como ceros en sus chequeras y dudoso ánimo competitivo. Y es precisamente en ese contexto donde resulta tan extraño, tan fuera de lugar y tan impostado ver a Medel. Un jenízaro rodeado de sultanes.
Pero tal vez ése sea el lugar que le corresponde por méritos estrictamente deportivos. Porque su corazón y su garra están fuera de toda duda, pero eso, en este fútbol desapasionado, mercadotécnico y efímero, no se cotiza tanto. Y es probable que la dimensión de Medel como personaje dentro del imaginario cultural chileno, como el héroe popular curtido en mil batallas, sea mayor que su verdadera dimensión futbolística. "A lo mejor nosotros lo hemos sobrevalorado por lo que ha hecho por el país, por la Selección, por lo que significa, y desde afuera no se vea un jugador tan valioso", concluye, a modo de moraleja, Alfonso Garcés, mientras el nuevo Pitbull del fútbol turco custodia ya la ciudad de Estambul.
Para ver mejor los detalles de la infografía, haz click aquí o sobre la imagen.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.