Putin "vencedor": Minsk II aumenta presión sobre Poroshenko en Ucrania
La prensa opina que los nuevos acuerdos están en consonancia con las exigencias de Putin, quien cansó a las delegaciones en la maratónica cumbre en la capital bielorrusa.
Nuevos sangrientos combates y disparos de granadas en la zona del Donbás, en el este de Ucrania, amenazan con ahogar las esperanzas de implementación de un alto el fuego, negociado con tanto esfuerzo.
Y es que aunque la sesión maratoniana nocturna en Minsk con la canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes ruso, francés y ucraniano, Vladimir Putin, François Hollande y Petro Poroshenko, prometía mucho, no es seguro que finalmente se implante ese alto el fuego y en caso de se así, que dure mucho. Una cadena de órdenes poco clara por cualquiera de las dos partes en conflicto podría hacer explotar en cualquier momento la nueva declaración de paz.
El documento "Minsk-II" aprobado en la capital bielorrusa -aunque no firmado por los cuatro líderes- y la declaración de paz para Ucrania beneficia sobre todo a europeos y rusos, destacan la mayoría de análisis. Además, Merkel, con su visita a Estados Unidos y la petición de que no haya suministro de armas a Ucrania, evitó una guerra mayor en Europa, coinciden los analistas.
Para Ucrania, sin embargo, es más bien un desacierto. Y es que a Kiev sólo le queda elegir entre una "mala paz" y la guerra, opina el politólogo Dmitri Trenin, del Centro Carnegie en Moscú. "El alto el fuego de Minsk no pondrá fin a la confrontación", afirmó. Los medios ucranianos y rusos están de acuerdo de que no hay garantía de que se evite una escalada del conflicto y muchos analistas la consideran más bien -como treguas previas que fueron rotas- como una oportunidad para tomar aire antes de continuar el conflicto.
Sobre todo en el caso de Poroshenko la presión política interna es grande para solucionar el conflicto con medios militares. El hecho de que el presidente se haya comprometido en Minsk a una "solución pacífica" y haya hecho concesiones a los separatistas le ha valido muchas críticas, como era de esperar. De "alta traición" le acusó el batallón de voluntarios de Azov, ya que en su opinión cedió posiciones ucranianas.
Los combatientes de Azov quieren además seguir combatiendo a los insurgentes en el este, pese a alto el fuego y la acordada retirada de armas pesadas. Rusia duda desde hace tiempo que Poroshenko tenga el poder real sobre todas las estructuras de la seguridad ucranianas.
Incluso medios ucranianos ven más bien a Putin como el vencedor de Minsk. "Los nuevos acuerdos están en la práctica en consonancia con las exigencias de Putin", escribía por ejemplo el diario "Den" de Kiev. El conflicto se da ahora por congelado.
Sin embargo, lo que los medios rusos celebraron especialmente es la considerada victoria de Putin. "Nadie habla ya más de Crimea y también para el Donbás se han garantizado condiciones especiales", escribe el diario "Vedemosti".
Los medios destacan especialmente la sesión maratoniana en el Palacio de la Independencia de Minsk, donde el ex funcionario de la KGB Putin cansó a las delegaciones alemana y francesa intencionadamente. Muchos creen que el jefe del Kremlin se vengó así de que la Unión Europea (UE) ignorara a Rusia en las negociaciones sobre una cuerdo de asociación con Ucrania. En un primer momemnto, Occidente no quiso hablar con Rusia sobre Ucrania. Pero ahora se ha visto obligado a hacerlo.
Rusia y la antigua cúpula ucraniana pidieron una reunión a tres bandas con la UE en otoño de 2013 para hablar de los aspectos del acuerdo que atañían a intereses de Moscú. Pero el entonces presidente de la Comisión Europa José Manuel Barroso lo rechazó, alegando que cuando la UE habla con sus socios, Rusia no tiene nada que buscar en la mesa de negociaciones.
Ya entonces, expertos como el ex comisario europeo Günter Verheugen lo consideraron un error. "Incluso habría que haberlo hecho mucho antes", dijo el ex comisario alemán en referencia al diálogo a tres bandas. Él propuso un espacio económico conjunto de la UE y Rusia. "Habría sido una oferta de diálogo a Rusia, después de que el mismo Putin dijera hacía algún tiempo que así lo deseaba".
Los analistas políticos de Occidente también creen que quizá no se habría llegado a una guerra en el Donbás con más de 5.000 muertos hasta el momento, si la UE se hubiera sentado a la mesa con Rusia y Ucrania. Un diálogo como signo de que Bruselas tomaba en serio las preocupaciones de Moscú habría evitado quizá la escalada de la violencia.
En círculos diplomáticos de la UE se oye por ello que también Occidente cometió errores. Como el de subestimar la determinación de Moscú a defender sus intereses.
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