Tres visiones sobre el proyecto de educación superior

¿Concuerda con los argumentos de Camila Vallejo para abstenerse?

Camila dio una opinión que compartimos quienes hemos luchado como estudiantes y hoy como parlamentarios para acabar con una de las crisis más grandes en educación: el endeudamiento de miles de estudiantes. Hay algo más impresentable: el diputado Robles, muy molesto por su abstención, interpeló al PC a explicar si ella respondía a 'su partido o a la Confech'. Parece que aún sigue primando la política de los acuerdos en vez de escuchar la voz de quienes sufren embargos por no poder pagar su educación.

¿Ha faltado manejo político?

Ha faltado política. Cuando un gobierno dice lo que quiere escuchar a cada grupo de interés con el que se junta, sin tener claridad de qué es lo que realmente quiere empujar, entonces no existe un proyecto general que quieras instalar en la sociedad y eso es la política. Además, el primer gran problema de la reforma es que una vez más se intenta aprobar a espaldas de los movimientos sociales

¿El proyecto debe ser rechazado, pese a que puede significar hipotecar la lucha que han llevado?

Este proyecto, tal cual está, debe ser rechazado, pues acabar con el endeudamiento, la segregación del sistema y el fortalecimiento de la educación pública son consignas históricas que siguen siendo promesas sin cumplir. En algún momento hay que decir basta. Quienes hemos marchado estamos a favor de una reforma siempre y cuando avance en la orientación de fortalecimiento de la educación pública y eliminar las lógicas de mercado en el sistema. El gobierno tiene la pelota en su cancha para que podamos aprobar el proyecto el lunes. De ellos depende.

¿Cuál es el problema de la reforma?

El proyecto no ha cambiado en una coma, lo que pasa es que de nuevo el gobierno está tratando de negociar por debajo con el PC para que voten a favor. Pero el primer defecto es general: todos los invitados reconocieron que era un mal proyecto. En segundo lugar, quisieron poner de acuerdo a la Nueva Mayoría y nunca convocaron ni escucharon al resto. Se nota que están cooptados por los grupo más extremos y que no se atreven a oponerse ni un milímetro a ellos.

¿Debe ser aprobado?

Creo que tal como está el proyecto no merece ser aprobado, hubiera sido mejor poner uno de agencia de la calidad, de superintendencia y otro para el CAE. Pero en realidad, dos de esos habían sido presentados por el gobierno de Piñera. Se terminó convirtiendo a la reforma en un mero eslogan de campaña.

¿Y el CAE?

La arrogancia de este gobierno es parte de su fracaso, el suponer que ellos tienen respuesta a todos los problemas de la sociedad y que tenían que reformarlo todo. Hoy proponen eliminar el CAE y dejarlo como un crédito estatal, que es exactamente lo que propuso Sebastián Piñera al final de su gobierno. Todos los parlamentarios de la Nueva Mayoría en la comisión aprobaron la reforma, pero hablando en contra de ella. Menos Vallejo, que habló en contra y se abstuvo.

¿Cuál es el principal problema de la reforma?

Hay problemas de forma y de fondo. El gobierno optó por un mínimo rediseño que dista de una reforma estructural, principalmente en lo referido a financiamiento y regulación de la calidad.

¿Mantendrá su voto en contra en la votación en la Cámara, pese a que eso pueda implicar el rechazo de la idea de legislar del proyecto y que no pueda presentarse otra iniciativa en esta materia en un año?

Eso depende del gobierno. No me quiero poner en ese escenario, porque genuinamente espero que el gobierno deje el orgullo de lado para acercar posiciones. Ojalá las indicaciones que hemos presentado los parlamentarios y también los estudiantes sean en verdad consideradas para poder mejorar el proyecto de educación superior. Si eso sucede, no habría por qué esperar un año más.

¿Le ha faltado manejo político y diálogo a este gobierno?

Esto, considerando que la Confech, rectores y distintos actores sociales presentaron sus indicaciones y no fueron consideradas.

Creo que sí ha faltado mucho de eso. El proceso de diálogo fructífero con los estudiantes ha sido casi nulo y no ha habido una comunicación fluida con los propios parlamentarios de la Comisión de Educación. El hermetismo, la ambigüedad, la impermeabilidad a las sugerencias y el tratar de hacer las cosas a la rápida en un tema tan sensible como éste, han sido los principales errores políticos del gobierno.