Araya suma puntos para presidir el Senado y pugna con otras bancadas acarrea costos para Carvajal
De acuerdo al pacto administrativo, a la bancada PPD-Independientes le corresponde ahora asumir en la testera. Sin embargo, las aspiraciones personales y diferencias internas en este comité han enredado la definición.
Para este martes y miércoles están convocados los senadores de la bancada de senadores PPD-Independientes con el objetivo de intentar zanjar -antes del receso legislativo- quien será la carta de este grupo para presidir la Cámara Alta a partir de marzo.
De acuerdo al pacto administrativo y por ser el segundo comité en tamaño del oficialismo, a este grupo de legisladores (integrado por cuatro militantes y dos independientes) le corresponde ahora asumir en la testera.
Sin embargo, las aspiraciones personales y diferencias internas han enredado la definición. Incluso, hay quienes aventuran que si no se llega a acuerdo, perfectamente podría fracturarse la bancada y poner en jaque todo el acuerdo administrativo entre oficialismo y oposición en el Senado.
La actual jefa de bancada y vicepresidenta PPD, la senadora por Ñuble, Loreto Carvajal, es una de las aspirantes a encabezar la corporación. Ella cree que ya no hay más tiempo para dilatar la decisión que debe emerger de un acuerdo o de una elección entre los seis integrantes del comité. Para ello, convocó a sus pares ronda de reuniones, entre martes y miércoles en el Senado, para zanjar el tema “hasta total despacho”, asegura legisladora.
Además de Carvajal, hay al menos dos interesados más: Ximena Órdenes (independiente ex-PPD y legisladora por Aysén) y Pedro Araya (recientemente afiliado al PPD y representante de Antofagasta).
No obstante, hay un cuarto candidato potencial que podría reflotar como alternativa si es que la decisión en torno al nombre del nuevo titular de la Cámara Alta se sigue enredando: el senador por Valparaíso, Ricardo Lagos Weber (PPD), quien ya presidió la corporación, entre 2016 y 2017.
Por el momento, en la bancada hay dos descartados por razones objetivas: Jorge Soria (senador independiente por Tarapacá, de 87 años) y Jaime Quintana (actualmente presidente del PPD, quien ya fue titular del Senado entre 2019 y 2020).
En favor de Carvajal juega el hecho de que milita hace más de 20 años en el partido, lo que genera una presión entre la militancia para que los otros senadores PPD la apoyen.
No obstante, para neutralizar esa ventaja y cerrar ese flanco, Araya fichó por la colectividad hace dos semanas.
Con ese elemento, el senador por la Región de Antofagasta tiene un nuevo punto a favor.
Además, dentro de los aspirantes que nunca han presidido la corporación, Araya es el que tiene más años en el Senado (hoy está en su segundo período). Adicionalmente, cuenta con el respaldo de Soria y según confiesan en el PPD, tiene un pacto secreto con Órdenes.
Sin embargo, hasta el momento la senadora por Aysén no se ha bajado. Al igual que Carvajal, ella tiene a su favor el hecho de que la paridad podría motivar a los miembros de la bancada a optar por una mujer este año, luego de dos presidencias del Senado ejercidas por hombres: Álvaro Elizalde (PS) y Juan Antonio Coloma (UDI). No obstante, Órdenes está recién en su primer período en el Congreso.
Las dudas sobre Carvajal
Ser mujer y militante con compromiso oficialista son los argumentos principales de Carvajal. No obstante, en los últimos meses ha protagonizado algunos episodios que podrían acarrearle costos en esa carrera.
Si bien la definición es exclusiva de los integrantes del grupo PPD-Independientes, la opinión de los otros miembros del Senado igualmente pone presión.
Por ejemplo, en la Cámara Alta incomodó que Carvajal fuera la voz más crítica y una de las pocas disidentes de la corporación en el proceso de nombramiento del fiscal nacional Ángel Valencia en enero del año pasado, quien al final contó con un apoyo de 40 votos a favor, seis abstenciones y tres en contra. Carvajal fue el único rechazo oficialista.
Además, la senadora por Ñuble cometió un error semanas atrás al votar estando pareada. Ese incidente -que fue calificado como “grave” por sus pares- podría restarle más puntos en esta carrera. Por ese episodio, la legisladora fue pasada a la Comisión de Ética, que aún no resuelve el tenor del inminente reproche.
El miércoles 10 de enero, en tanto, protagonizó un duro enfrentamiento con los senadores del PS, especialmente, y también con representantes de otras bancadas, luego de que a nombre del PPD intentara postergar el nombramiento de los ministros del Tribunal Constitucional (TC).
Aunque Carvajal fue respaldada por los otros miembros de su comité, a ella le tocó alzar la voz en la sala como jefa de bancada. Su oposición, al pedir una segunda discusión de estas nominaciones, obligó a que el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, tuviera que citar de urgencia a una sesión a las 20:45 de ese miércoles, irritando a gran parte de la corporación.
Una de las más molestas con las maniobras dilatorias del PPD -que buscaba forzar una negociación para futuros nombramientos-, era la senadora y presidenta del PS, Paulina Vodanovic. “Nos estamos convirtiendo en un senado bananero”, dijo.
Ese día, el senador Matías Walker (Demócratas) también le hizo una advertencia al PPD y a Carvajal. “Por su intermedio, señor presidente, quiero hacerle un llamado a la bancada del PPD que tiene la legítima aspiración de presidir esta Cámara Alta a partir de marzo, para que podamos comportarnos con altura de Estado”, indicó.
La tensión se mantuvo hasta el final, no obstante, ese miércoles, Araya y Órdenes no se quedaron a la votación de los integrantes del TC, mientras que Carvajal, Lagos Weber y Quintana, estando presentes en sala, optaron por no votar en un acto de rebeldía, lo que podría traducirse en otra sanción de la Comisión de Ética.
Producto de este nuevo incidente, desde ciertas bancadas le han advertido al gobierno y al oficialismo que si el comité PPD-Independientes levanta a Carvajal como su carta, es posible que se expresen algunas disidencias que, incluso, podrían poner en jaque su elección.
Ello haría tambalear nuevamente el pacto administrativo y de gobernabilidad del Senado, que se sustenta en la confianza que han puesto especialmente la UDI, Evópoli, el PS y el grupo PPD-Independientes. Por lo tanto, si uno de los pilares del acuerdo se desmorona, pone en riesgo al conjunto.
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