Canciller da discurso en el Vaticano en conmemoración de 40 años de firma de Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina

El canciller Alberto van Klaveren participó este lunes en la ceremonia de conmemoración de los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina realizada en el Vaticano.

Fue bajo el arbitraje del Papa Juan Pablo II, que con el tratado de 1984 se sellaron las diferencias entre ambos países respecto a las delimitaciones terrestres en la zona del Canal del Beagle, y, también, se puso fin las tensiones entre las milicias de los dos bandos.

Por la relevancia del hito, se planificaron una serie de actividades. Entre ellas, la visita de representaciones de ambas naciones a la Santa Sede, para ser parte de la actividad junto al Papa Francisco.

Por Argentina, sin embargo, no estuvo presente la contraparte directa del titular de Relaciones Exteriores de Chile, porque el canciller trasandino, Gerardo Werthein, se restó del hito, por un presunto desencuentro ocurrido en el G20. Estuvo en la actividad el embajador de Argentina ante la Santa Sede, Pablo Beltramino.

En su discurso ante el Santo Padre, Van Klaveren destacó que el acuerdo “ha trascendido en el tiempo como un ejemplo de templanza y de la importancia de la labor diplomática en tiempos de tensión”.

“Al optar por el diálogo, Chile y Argentina se alejaron de un abismo que parecía inevitable, eligiendo en cambio construir un camino de entendimiento y cooperación”, destacó el canciller.

Sobre la intermediación del Vaticano, el titular de Relaciones Exteriores sostuvo que “no sólo se trataba de resolver un diferendo territorial, sino de evitar que la amistad histórica entre dos pueblos hermanos quedara irreversiblemente marcada por el conflicto”.

“Es en este contexto que la Santa Sede, encabezada por su santidad el Papa Juan Pablo II, tuvo la visión y la determinación necesarias para ofrecer su mediación, abriendo así una vía para la progresión. El papel del Papa Juan Pablo II y del Cardenal Antonio Samoré en la resolución de este conflicto merece nuestro más profundo reconocimiento”, apuntó.

Así mismo, el canciller reafirmó que El Tratado de Paz y Amistad “no sólo resolvió un conflicto, sino que estableció un compromiso solemne de amistad perenne entre Chile y Argentina”.

“En un momento en que el mundo se enfrenta a múltiples desafíos y conflictos, donde se deshumaniza al otro para justificar la violencia por sobre el diálogo, el ejemplo de Chile y Argentina destaca como una prueba de que, cuando la voluntad existe, la paz es posible. Incluso en las circunstancias más difíciles. Por ello, quisiera rendir homenaje y dar mi reconocimiento a todas aquellas personas que, junto al cuerpo diplomático, dedicaron sus esfuerzos a esta noble causa”, expresó.

Finalmente, el ministro señaló: “En nombre del pueblo de Chile y de su gobierno, expreso mi reconocimiento a la Santa Sede y a todos aquellos que hicieron posible la firma de este acuerdo. Un acuerdo que más allá de sus disposiciones específicas representa un legado y una responsabilidad que todos compartimos, la de proteger y promover la paz, no sólo para nuestras naciones, sino como un bien común para la humanidad”.