En jornada de baja participación, Orrego (DC) gana en la RM y da duro golpe a FA-PC
“Esta elección es para demostrar que se puede hacer buena política”, dijo el candidato al conocer los resultados, destacando que “la gente optó entre dos maneras de hacer política".
Cerca de las 19 horas de ayer, pasada una hora desde que se había iniciado el recuento de votos, las manifestaciones de alegría se hicieron evidentes en la sede nacional de la Democracia Cristiana, en el centro de Santiago, donde estaba reunido el candidato a gobernador por la Región Metropolitana de Unidad Constituyente, Claudio Orrego, junto a dirigentes de su colectividad y colaboradores, a la espera de conocer los resultados de la segunda vuelta que definiría por primera vez el nombre de la nueva autoridad regional.
Fue en ese momento, con el 87,21% de las mesas escrutadas, cuando el exalcalde de Peñalolén y exintendente metropolitano pasó a la delantera en la reñida disputa que hasta entonces mantenía con Karina Oliva (Partido Comunes), la candidata del bloque del Frente Amplio y del Partido Comunista. Y las proyecciones de las mesas faltantes sólo acrecentaba la brecha en favor del democratacristiano, que terminó electo con el 52,7% de los votos.
“Esta elección es para demostrar que se puede hacer buena política”, dijo Orrego al conocer los resultados, destacando que “la gente optó entre dos maneras de hacer política y la forma de hacer política con diálogo, con propuestas de cambio y respeto fue la que triunfó hoy día en la RM”, aseguró el primer gobernador democráticamente electo de la Región Metropolitana, en alusión a las críticas que venía haciendo en las últimas semanas a la campaña de su contendora, a la que acusó de abusar de los descalificativos y de los eslóganes a falta de programa.
La baja participación en las urnas -la menor desde que rige el voto voluntario en 2012- puso una fuerte cuota de incertidumbre durante la mayor parte de la jornada. Pese a que se trataba por lejos de la pugna más competitiva y en la que estaba en juego la hegemonía de la oposición entre los bloques de centroizquierda y la izquierda con miras a las próximas presidenciales, la mayoría de los locales de votación estuvieron prácticamente vacíos la mayor parte del día.
Ayer, la participación en la Región Metropolitana apenas alcanzó el 25,7%, muy lejos del 45% que votó en las llamadas megaelecciones del 15 y 16 de mayo pasado. Y a nivel regional el escenario fue aún peor. Regiones como Antofagasta, Atacama, Tarapacá, Maule, Biobío, La Araucanía y Los Lagos no sobrepasaron el 15% de participación de las personas habilitadas para sufragar.
Para Mauricio Morales, experto electoral y académico de la Universidad de Talca, la baja participación en este balotaje era previsible debido a la “fatiga electoral en las personas debido al exceso de elecciones en tan corto tiempo”. Además, asegura Morales, para muchas personas se trataba de “una elección de segundo orden”, en comparación a la pasada definición de los convencionales constituyentes y la próxima elección presidencial, sensación que se incrementa ante el desconocimiento que hay respecto del rol y las atribuciones que tendrán los nuevos gobernadores regionales.
En los últimos días, si bien en el comando de Orrego aseguran que no encargaron encuestas, admiten que sí tuvieron a mano algunos sondeos que mostraban que el exministro y exalcalde ganaba en las comunas rurales de la Metropolitana, en el sector oriente de Santiago y entre los electores mayores de 40 años. Mientras que Oliva estaba arriba en las comunas urbanas populares y en los electores menores de 30 años.
Lo que no se sabía hasta pasadas las 19 horas de ayer era cuál de los dos candidatos, si Orrego u Oliva, había logrado movilizar electores.
Las dudas eran tan grandes, que pasadas las 16 horas muchos dirigentes de Unidad Constituyente no habían confirmado su asistencia a la sede de la DC, donde para entonces ya se había instalado una pantalla gigante y un podio para festejar un eventual triunfo. Sólo los presidentes del Partido Radical, Carlos Maldonado, y de Ciudadanos, Ignacia Gómez, se sumaron tempranamente a una celebración del triunfo en balotaje de gobernadores que da a Unidad Constituyente un segundo aire, tras el fracaso obtenido en las elecciones de constituyentes. Ya con el triunfo asegurado se sumaron a los festejos Yasna Provoste y Paula Narváez.
De las 11 regiones en las que pasó a segunda vuelta, Unidad Constituyente ganó ocho gobernaciones: Jorge Díaz (DC) se impuso en Arica y Parinacota con el 57,6%, Ricardo Díaz (independiente) en Antofagasta con el 77,2%, Pablo Silva (PPD) en O’Higgins con el 57,6%, Cristina Bravo (DC) en Maule con el 57,3%, Óscar Crisóstomo en Ñuble, quien se impuso con el 52,9%; Luis Cuvertino Gómez (PPD) en Los Ríos (59,1%) y en Los Lagos, donde el DC Patricio Vallespín se impuso con el 62,4% de los votos.
Triunfos que Unidad Constituyente suman a los dos gobernadores de su sector electos en primera vuelta en Aysén y Magallanes. En tanto, el bloque del Frente Amplio y el PC se impuso en Tarapacá, con José Miguel Carvajal (Comunes), que se agrega al triunfo obtenido en primera vuelta en Valparaíso con Rodrigo Mundaca.
Para el oficialismo la jornada de ayer fue una nueva derrota que agrava la caída que sufrieron en la pasada megaelección. Sólo la sorpresiva victoria en La Araucanía del independiente Luciano Rivas mitigó lo que pudo haber sido un desastre completo.
Y de regreso en la Metropolitana, para Orrego el día comenzó casi tan lento como se movían los electores en los locales de votación. Casi a mediodía fue a votar al colegio Santa María en Peñalolén acompañado por los alcaldes Claudio Castro, Claudia Pizarro, Karina Delfino y Carolina Leitao. Después se fue a su casa, donde almorzó y esperó que cerraran las mesas. Recién a las 18 horas, Orrego llegó a la sede de la DC, donde la tensión era evidente.
Oliva, por el contrario, comenzó temprano su día. Primero desayunó en el centro de Santiago junto algunos de sus adherentes y luego fue a votar acompañada de los candidatos presidenciales de su sector: Daniel Jadue y Gabriel Boric. Y, tras sufragar, partió de inmediato a la sede su comando, donde pasadas las 17 horas de instaló un escenario donde junto a decenas de personas esperaba celebrar una hazaña que no llegó.
“Cuando nosotros perdemos no siempre perdemos. Hemos crecido”, expresó Oliva tras reconocer su derrota. Cuando el pueblo de Chile se organiza hay algunos que tiemblan, porque el miedo cambió de bando”, aseguró.
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