Un González en Mayo del 68
A 50 años de la rebelión estudiantil de París, el diputado PPD Rodrigo González relata su experiencia en esos días como alumno en la universidad de La Sorbona.
"Pavés, se llamaban pavés". Rodrigo González recuerda el nombre en francés de los adoquines que en su juventud, con sus compañeros de las barricadas, desprendían de las calles para lanzarlos a los "flics". "Así se les decía a los pacos en Francia", explica.
El diputado del PPD y quien fuera alcalde de Viña del Mar en los años 90, rememora la batalla que se dio en las calles de París en el mítico Mayo del 68, hace exactos 50 años, cuando la movilización de miles de estudiantes, a los que luego se sumaría una huelga general de trabajadores, puso en jaque al gobierno de Charles de Gaulle.
"La imaginación al poder", "Prohibido prohibir", "Seamos realistas, pidamos lo imposible", fueron parte de los famosos grafitis con "demandas" ciudadanas que se leían por toda la ciudad.
A sus 76 años, Rodrigo González comienza su quinto periodo legislativo en el Congreso, y mientras da esta entrevista afuera lo espera un auto con chofer. Muy distinta era su realidad en 1968, cuando como becado chileno vivía en una sencilla residencial estudiantil con baño compartido en el barrio latino de París, mientras cursaba un doctorado en Filosofía en la universidad de La Sorbona.
"Había un ambiente de cambio, una gran inquietud contestataria en relación con el sistema de organización de la sociedad. Los jóvenes sentían un nivel de insatisfacción muy alto. Estábamos en un momento de transición histórica en el mundo. Se estaba desarrollando la guerra de Vietnam y se estaba iniciando la revolución cubana". Relata González que por las calles marchaba entonando el cántico de "¡Ho-ho-ho-chi-Minh, che-che-che Guevara!".
La toma de La Sorbona
Tras estudiar filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso, había llegado a Europa en 1963 y estuvo viviendo entre Francia y Alemania, donde tuvo clases con intelectuales de la época como Lévi Strauss, Derrida, Lacan y Adorno, que lo acercaron al estructuralismo y las ideas neomarxistas en boga.
En enero del 68 volvió a la capital gala, donde entre los grupos anarquistas ya se estaba originando la revuelta. La chispa fue en la Universidad de Nanterre, con una serie de protestas para que las alumnas pudieran recibir visitas en las residencias estudiantiles. El 3 de mayo, en solidaridad, se produjo la toma de la Universidad de París, La Sorbona. Allí estaba González, quien como chileno había tejido una red con estudiantes latinoamericanos y comenzó a dirigir uno de los numerosos comités de acción. El desalojo del plantel no hizo sino aumentar el apoyo a la causa estudiantil, sumándose universidades de todo el país y agrupaciones políticas y sociales con una diversidad de petitorios.
El movimiento estudiantil se conecta con la demanda social de mayor participación y libertades como la liberación femenina, señala el diputado: "Estaban tomadas no solo las universidades, sino el teatro de Francia, las salas de cines y museos. Nosotros participábamos en la universidad y en las barricadas. En el comité de acción, donde fui elegido como coordinador recibíamos información sobre el movimiento. Ahí participamos en la organización de la gran marcha".
Se trata de la masiva marcha del 13 de mayo que sumó a estudiantes y trabajadores. "En su paso por los distintos lugares duró 14 horas. Yo estuve en el ayuntamiento y luego en el Arco del Triunfo.
Se veían los Campos Elíseos llenos de gente de inicio a fin". Los servicios públicos estaban en paro y 10 millones de franceses se sumaron a la huelga, excepto los sectores agrícolas. La protesta se prologó varios días, De Gaulle no aparecía, y comenzaba a rumorearse que el gobierno iba a caer.
La derrota
El general De Gaulle finalmente dio un discurso radial al país el 30 de mayo de 1968. En los días previos circulaba entre los manifestantes que había dado la orden de acuartelarse a todas las unidades militares francesas. El histórico gobernante, con fuerte ascendente sobre la ciudadanía por su rol en la resistencia contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, logró en un momento aplacar la rebelión.
Relata González: "El discurso no lo voy a olvidar nunca, lo tengo en la retina. Fueron tres minutos y medio y parte diciendo 'Yo no me voy a retirar'. Anuncia que se ha reunido con todos los sectores y que aquí se acaba el caos". Acto seguido, ordenó la disolución de la Asamblea Nacional y llamó a elecciones legislativas anticipadas. En cuestión de días el movimiento, ya desgastado, se disolvió. Los policías se tomaron las calles. Un mes después, De Gaulle arrasó en las elecciones.
González volvió a Chile el 69, donde fue uno de los fundadores del MAPU y dictó un curso universitario sobre Mayo del 68 frente a un auditorio repleto.
"El problema es que no fue un movimiento político, no tenía una estructura, no tenía una dirección. Era un movimiento social y cultural . Como era antipoder, no tenía la lógica de tomarse el poder. Pero marcó el pensamiento en el sentido de avanzar a sociedades de derechos y libertades. Fue un movimiento utópico contestatario. Se extingue, pero quedó latente, los que lo vivimos ya no somos los mismos".
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