Harald Beyer: “Matthei debe enfrentar a la extrema derecha y marcar las diferencias”

HARALD BEYER, EX MINISTRO DE EDUCACION
19/08/2024 HARALD BEYER, EX MINISTRO DE EDUCACION MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Este intelectual cercano a la derecha cree que a la candidata de Chile Vamos le hace falta explicitar su proyecto político y sumar figuras relevantes. Al frente, ve una izquierda pesimista y una clara contendora presidencial: Carolina Tohá. Dice que aunque hoy no marque tanto en las encuestas, puede ser una excelente candidata.


El 2025 arrancó con una ruda batalla en el mundo de la derecha. Al frente, un gobierno que quiere un legado y una izquierda que busca candidato o candidata presidencial. En el medio, el debate por la reforma previsional y los datos de una crisis educacional que reproduce las inequidades y que reactiva la añoranza por los liceos emblemáticos.

De ahí arranca también el análisis de Harald Beyer, un intelectual que se mueve con soltura tanto en la educación como en la política. Fue ministro de Educación, director del Centro de Estudios Públicos, rector de la Universidad Adolfo Ibáñez y hoy es investigador y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica.

A su juicio, en este escenario Evelyn Matthei debe desplegar una estrategia política orientada al centro, con énfasis en seguridad y crecimiento económico, y enfocarse en construir un proyecto político que convoque a más actores, como lo hizo Sebastián Piñera en su primer gobierno. Sobre la izquierda, advierte que Carolina Tohá podría ser una sólida candidata, pero que debe salir pronto del gabinete, porque ya no tiene mucho más que ganar.

Cada tanto se reabre el debate por la crisis en educación. Sobran los diagnósticos, pero la desigualdad se mantiene como una gran herida. ¿Por qué no se logra cerrar?

La reducción de las desigualdades no es de corto plazo. Cualquier corrección en la desigualdad educativa toma tiempo. Y aquí hay varios factores. Uno, es la imposibilidad de tener buenos profesores. A pesar de la carrera docente, no hemos sido capaces de cambiar el estado de las cosas. Y segundo, uno de los pocos instrumentos que teníamos -en el corto y mediano plazo- para producir una mayor porosidad en la élite se ha ido desvalorizando.

¿Hablamos de los liceos emblemáticos?

Claro. Porque lo que ha cambiado en los últimos 15 años es la proporción de estudiantes que provienen de la educación pública y que quedan en el 10 por ciento de mayores resultados. ¿Y por qué importa tanto este dato? Porque ahí están los que acceden a las universidades más selectivas. Finalmente, eso es lo que le daba porosidad a la élite.

¿Y eso se ha deteriorado?

Mucho. Los números son abrumadores.

El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, cuestiona esos datos y señala que hoy están más repartidos esos buenos resultados.

Pero no está en lo correcto. Él está mirando el 20 por ciento superior, que es un grupo muy grande.

Si miramos ese 10 por ciento superior, que son alrededor de 25 mil estudiantes, veremos que la presencia de los liceos públicos ha caído fuertemente. Pasamos de tener algo así como 5.300 estudiantes que venían de liceos públicos en el 2010 a tener 3.600 en la admisión reciente. Ese es un retroceso muy significativo.

¿Pero ha ayudado a democratizar el acceso?

Es bastante claro que la posibilidad de seleccionar por mérito atraía a estudiantes talentosos, esforzados, que recibían en esos liceos una educación de alto nivel. Ahora se dispersaron. Es verdad que no se pueden resolver todas las desigualdades a través de los liceos emblemáticos. Pero la posibilidad de que seleccionaran por aptitud académica también se vinculaba con asegurar mayor diversidad en la élite. Y eso ha retrocedido sin que se corrijan las desigualdades que había.

¿Eso fue un error de criterio? ¿Una ideología?

Yo lo llamo un gran error intelectual. Es la idea de que no hay mérito en estos estudiantes, o si lo tienen, lo podrían desarrollar en cualquier lugar. Y, por otra, la idea de que no hay ningún valor en estos liceos. Los liceos emblemáticos aportaban una tremenda diversidad. Y hoy día ya no están aportando y nadie los ha reemplazado.

¿Dónde pone el punto de arranque en esta caída de los emblemáticos? ¿En los gobiernos de Bachelet? ¿En Piñera?

Estas cosas son multicausales. Yo creo que en cierto sector de la izquierda se instaló la idea de que no había ningún valor especial en estos liceos, pero es algo que también pasó en Inglaterra en los 60. Es una ola que influyó en varios sectores.

¿Uno de esos sectores sería el Frente Amplio?

Así es. A los del Frente Amplio esto les hacía mucho sentido y se compraron el argumento de que esto iba a producir más equidad. Había una vieja idea de que el efecto par -que empíricamente es muy difícil de medir- iba a generar equidad y que, al producirse la dispersión de esos buenos alumnos, iban a tirar el carro en más colegios. Eso no ocurrió.

¿Se asume el error? ¿O habría que hacer una suerte de contrarreforma?

Podría ocurrir. En algunos sectores de izquierda he visto el convencimiento de que esto fue un error y que habría que volver atrás. Ahora, no creo que haya una gran contrarreforma educacional, sino que mejoras en ciertos aspectos y este podría ser uno.

Y aquí entramos en el terreno político. Pensando en lo que viene, ¿Evelyn Matthei debería poner especial énfasis en educación?

Mi opinión es que hay poco espacio para hacer grandes cosas en educación. Hay un presupuesto educacional desbordado por la gratuidad. Pero sí hay posibilidad de hacer algunas reformas institucionales. Una de esas reformas podría ser que los liceos emblemáticos vuelvan a existir y que haya un sistema de acceso por mérito académico.

Refriega en las derechas

Arrancó la presidencial y en la derecha ya hay alta tensión. ¿Esto podría afectar a Evelyn Matthei, que es la mejor aspectada?

Este es un fenómeno mundial. España tiene dos derechas. Alemania también, y así podríamos observar el mismo fenómeno en otros países donde está emergiendo una derecha más radical. En mi opinión, eso tiene mucho que ver con el problema que está teniendo la izquierda, y es que ha perdido capacidad de representación en distintos lugares del mundo a propósito de las estrategias políticas que ha seguido. Entonces, deja un espacio muy grande en el centro.

¿Dice que el fortalecimiento de la derecha va en directa relación con la confusión de la izquierda?

Pienso que la izquierda se ha debilitado porque con su discurso no logra atraer, como lo hizo históricamente, a una parte importante del electorado, sobre todo a los grupos medios de esfuerzo y trabajo, que era algo que la izquierda capturaba con cierta facilidad. Y eso tiene mucho que ver también con que hay un abandono del centro.

¿Eso le pone una encrucijada a la candidata Matthei? Me refiero a cuánto debe moverse hacia el centro y cuánto hacia la derecha más dura.

Supongo que es algo que tienen que estar evaluando. Yo imagino que, dadas las características del electorado, Matthei tendría que seguir la estrategia del PP español.

¿O sea…?

Matthei debe enfrentar a la extrema derecha, marcar las diferencias. Lo acabamos de ver a propósito de la reforma previsional. Más allá de las advertencias que ella hizo en un primer momento, ahora se está jugando para llegar a un acuerdo. Crecientemente, tiene que seguir introduciendo diferenciaciones con ese otro mundo de derecha. Esa es la estrategia que le conviene.

¿Instalarse en el centro a pesar de que la tironeen por la derecha?

Claro, porque como el centro está vacío -ni Demócratas ni Amarillos han logrado prender-, ella puede crecer y convocar desde ahí. No se ven alternativas. El Socialismo Democrático parece un poco confundido y tampoco crece…

De las fuerzas en pugna en la derecha, ¿cuál le parece más amenazante? ¿Johannes Kaiser -que va subiendo- o José Antonio Kast?

Personalmente, ninguno me parece demasiado amenazante. No veo espacio en Chile para que ese tipo de derechas pudiera lograr un apoyo masivo. Más bien me parece que la pregunta es si Evelyn Matthei podrá administrar ese problema.

¿Y qué cree usted?

Ella tiene una gran virtud, que ha pasado poco desapercibida. En un momento, era una líder que generaba mucho rechazo. Pero hoy día concita una evaluación positiva muy generalizada y tiene bajo rechazo. Eso le da fortaleza para moverse políticamente y es la gran ventaja que tiene por sobre otras figuras de la derecha que sí generan rechazo, como Kast y seguramente Kaiser. Además, en los temas de seguridad y crecimiento, que van a marcar la campaña presidencial, ella tiene muchísima más credibilidad.

¿Y qué le estaría faltando a Matthei?

Le falta desplegar un proyecto colectivo de una manera más clara, más categórica.

¿Por qué no lo ha logrado?

No todavía, pero tiene tiempo.

¿Sí?

Sí. Lo que pasa es que se le ha dado un escenario en que la izquierda no ha logrado levantar candidatos. Hasta hace unos meses, yo estaba preocupado. Estaba fuerte el nombre de Michelle Bachelet, pero eso ha cambiado. No hay figuras de la izquierda que estén apareciendo en mención espontánea. Por lo tanto, Matthei tiene un poquito más de espacio para moverse, pero es indispensable que dé a conocer su proyecto y despliegue más figuras. Ella tiene mucha gente trabajando, pero es todo muy subterráneo aún.

En el fondo, ¿dar señales de gobernabilidad?

Claro. Ella tiene que incorporar figuras del otro lado del arco político. Algo parecido a lo que hizo Sebastián Piñera en su primera elección, en que logró sumar a Chile Primero desde Fernando Flores, Jorge Schaulsohn hasta Vlado Mirosevic. Matthei debiera abrir ese abanico, tiene espacio para proponer un proyecto que convoque a otros mundos.

Tohá candidata

¿La izquierda no es una amenaza?

Sí, lo es. Lo que digo es que, hasta ahora, en las menciones espontáneas no aparecen candidatos ni candidatas claras.

¿Y Bachelet?

Bueno, ella misma ha dicho que no quiere, pero lo más complicado es que, al parecer, son los ciudadanos los que dejaron de apostar a ella. Ya no la mencionan. Quizá no la ven como candidata para este momento.

¿Carolina Tohá tiene chance? Algunos dicen que le falta la energía presidencial…

No me parece. Creo que ella tiene mucha energía, pero sobre todo tiene mucha capacidad. Podría ser una excelente candidata, aunque, claro, va a partir muy de atrás. Le ha golpeado ser parte del gabinete. Y la verdad es que tampoco se la ve tan cómoda en esa función. De hecho, está bastante desaparecida.

¿Tiempo para irse?

Creo que sí. A ella le conviene salir del gobierno. No entiendo muy bien qué gana estando en el gabinete. Apostó a la creación del Ministerio de Seguridad y que algunas leyes le iban a dar un empuje, pero el gobierno no tiene demasiada credibilidad en los temas de seguridad.

Quizás más que ganar o perder, es un tema de la lealtad con el Presidente.

Carolina Tohá ha hecho un gran sacrificio. Todo el mundo se lo reconoce. Ella ha sido la mejor escudera para el Presidente y para los errores del gobierno. Siempre se habla del carisma de Gabriel Boric, de sus virtudes, de su juventud. Pero creo que uno de los factores que explican ese 30 por ciento de apoyo del gobierno es por el rol que han jugado Carolina Tohá y el ministro Mario Marcel.

¿Las pone como figuras centrales?

Absolutamente. Son los dos grandes pilares que lo sostienen. Tohá y Marcel han sido fundamentales en ese 30% de apoyo del gobierno. Sin ellos, el Presidente no hubiese tenido ese respaldo.

¿Y el carisma de Boric no es un factor?

Lo es. Pero lo más relevante es el arreglo institucional que hizo y en el que Boric se para sobre los hombros de dos gigantes desde el punto de vista político, como son Tohá y Marcel.

Finalmente, ¿para Matthei sería un buen escenario tener a Tohá como contendora?

Creo que la probabilidad de que Matthei sea la próxima Presidenta es muy alta. Por lo tanto, su foco es cómo se prepara para eso. No se puede equivocar. Cualquier error que ella cometa le puede terminar pasando la cuenta. Sobre todo si al frente tuviera una sólida candidata del mundo de la izquierda. Porque es la virtud que tiene Tohá: su solidez.

¿Y el carisma?

Algo tiene… Pero todas esas cosas se pueden trabajar. El problema lo veo más bien en que una parte de la izquierda está muy pesimista. Eso afecta a sus potenciales candidatos.

¿Y en la derecha están demasiado optimistas?

Así es, y eso también es un problema. Deben ser cautelosos, ir con calma, porque en Chile los errores políticos se pagan caros. Ese es el mensaje para Matthei.

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