Iván Poduje: “La moderación es bien rara cuando el país se está desarmando”


IVAN PODUJE
MARIO TELLEZ / LA TERCERA

El arquitecto y urbanista defiende su estilo directo y cuestiona “esta cosa anodina que no habla de los problemas sociales urgentes”. Apoyado por la oposición y embarcado en su candidatura por la alcaldía de Viña del Mar, asegura que “ya pillamos” a Macarena Ripamonti (FA).


Iván Poduje vivió su propio estallido hace cinco años, para la crisis del 18 de octubre de 2019. No pocos lo notaron. De ser un reconocido urbanista, cercano al laguismo, dedicado a full a esos temas, pasó a ser un punzante polemista político, habitué de programas de debate -sobre todo de Sin Filtros- y uno de los más duros críticos del Frente Amplio.

El estallido, sumado al incendio que en febrero de 2024 consumió una parte importante de Viña del Mar, lo llevó a dar un paso impensado: ser candidato independiente -apoyado por toda la oposición- a la alcaldía de esa comuna, compitiendo contra Macarena Ripamonti, una de las figuras emblemáticas del Frente Amplio.

Poduje -arquitecto de 56 años- defiende su estilo directo. Critica la moderación que defiende parte de la clase política y plantea que el surgimiento de los candidatos independientes es consecuencia de la descomposición de los partidos. Incluso, de aquellos que hoy sustentan su candidatura.

Para el 18 de octubre de 2019, hace cinco años, ¿vivió su propio estallido?

Creo que todos lo hicimos. En mi caso me llevó a tomar una posición muy clara respecto a lo que estaba ocurriendo desde el principio, quizás porque recorrí la ciudad, no sólo Plaza Italia, sino que toda la ciudad que estaban destruyendo. Por lo tanto, nunca tuve dudas de que esto era una brutalidad, que no iba a terminar en nada bueno y que no era Chile que estaba despertando, sino que había un componente de malestar, pero también de crimen organizado, narcotráfico, barra brava y violencia política. Eso marcó una separación con algunos mundos de los cuales yo venía, particularmente las escuelas de arquitectura, que tuvieron un silencio totalmente improcedente a la luz de la gravedad de lo que estaba pasando.

También se distanció de un sector político con el que se había vinculado, usted fue laguista.

Claro, porque una parte menor de la ex Concertación se tentó con la idea de botar un gobierno y refundar Chile. Eso nunca lo compartí. Nunca consideré que el problema de Chile fuera la Constitución, y eso obviamente me alejó, junto con la crítica que hice contra la violencia, de una parte de ese mundo, que es la parte que se subió al carro del Frente Amplio.

¿El estallido lo llevó a tomar posiciones más polarizantes? Hoy es un polemista que no perdona ni una.

Creo que no. Creo que me llevó a tomar medidas muy convencido de lo que estaba pasando, muy claras respecto de la gravedad de lo que estaba ocurriendo. De hecho, la encuesta CEP demuestra que no estaba tan equivocado, porque el estallido envejeció muy mal y la gente que lo apoyó se ha dado vuelta la chaqueta y hoy casi no dice nada de lo que antes celebraba. Eso es muy claro, sobre todo en el mundo de la cultura y de cierta política. Nunca pensé que el estallido fuera algo distinto a lo que fue.

¿Y cómo llegó a ser un polemista político?

Lo que ocurre es que es tanto el desacople que hay entre los sectores políticos y muchos comunicadores con la realidad... Podríamos decir que hay dos tipos de cobertura de realidad, la que hace la radio Biobío, Cooperativa, y la que hace el resto de las radios, por poner un ejemplo. Ahí tienes claramente una radio que habla de seguridad, de vivienda, y hay otras que hablan del sistema político, de la renovación de la política, de la nueva Constitución, una discusión absolutamente desapegada de la realidad. Lo que he hecho es tomar una línea que habla más a lo que sienten las personas, que trata de sintonizar con ese lenguaje más moderno que el que tienen los medios, que es realmente aburrido y que no habla de los problemas que aquejan a los ciudadanos.

Un lenguaje más directo...

Que es un lenguaje que se está esperando hoy día. O sea, que tú hables de las cosas que les aprietan el zapato a las personas, que sea directo respecto de los problemas de corrupción que hay de lado y lado. Un lenguaje que sintoniza también con la molestia que hay en la opinión pública y la ciudadanía respecto de lo que están haciendo las élites. El desplome reputacional de las instituciones tiene que ver con eso.


IVAN PODUJE
Foto: Mario Téllez

¿Ese estilo más frontal deja muchos heridos en el camino?

No sé. Con la gente común y corriente, no. Por supuesto que me dicen que soy frontal. Eso les gusta a muchos. Porque esperan eso en la práctica. Porque lo otro que hay es la “moderación”, con comillas, que es bien rara cuando el país se está desarmando: tenemos siete grupos de crimen organizado adentro, tenemos las fronteras totalmente permeadas, tenemos los índices de homicidio más altos de la historia. Ser directo tiene que ver con dar cuenta de la gravedad que estamos viviendo hoy día desde lo público, la necesidad de tomar medidas mucho más concretas y rápidas.

¿La moderación esconde la gravedad de la situación del país?

La moderación entendida como esta cosa anodina que no habla de los problemas sociales urgentes, por supuesto que sí, porque es una moderación que se propaga en una zona de confort, que es una parte de una ciudad donde no están los problemas que aquejan a una enorme mayoría de chilenos. Y, por lo mismo, ese microclima de paz artificial genera este tipo de discusiones sobre la reforma del sistema político, sobre la Constitución, la necesidad de un nuevo pacto, un nuevo relato en la derecha... Todas cuestiones que no tienen ninguna importancia.

¿Y no importan?

O sea, puede ser que sí, pero las prioridades son otras. Si uno se dedica a la política, tiene que trabajar en función de las prioridades de las personas, no de las de los centros de estudio o los amigos. Y cuando tú te enclaustras, como pasa hoy en la política y en los analistas políticos, salvo excepciones, puedes construir una realidad paralela, donde le hablas a tu tribu. Por eso la desconexión y el fracaso de las dos constituciones, que no es menor. La verdad es que los problemas son otros. Y las élites se desacoplan de las prioridades y eso es muy grave. Eso es la derecha hoy día, está completamente desacoplada de la realidad. Tienes por un lado a Evópoli, que vive en una nube de cosas intrascendentes o irrelevantes. Según la CEP, el 1% de los chilenos se identifica con Evópoli y con la UDI el 1%. No lo digo yo. ¿Y por qué ocurre eso? Porque su discurso no le hace sentido a la mayoría. O por los escándalos de corrupción que han sacudido fundamentalmente a Hermosilla y la UDI. Todas esas cosas son patadas en la guata a las personas que lo están pasando mal.

Esos mismos partidos son los que respaldan su candidatura, ¿no le incomoda esto?

No, yo me dejo querer, como se decía antiguamente. Y no es que sean buenos samaritanos, es que sus candidatos se cayeron porque nosotros marcamos más que ellos.

¿Cómo ve la irrupción de independientes en la política? Hay mucha preocupación en el ambiente político...

Me llama la atención la preocupación de los cientistas políticos por los independientes y no por lo que han generado los partidos políticos. O sea, se miran el ombligo todo el tiempo. El problema son los partidos, no son los independientes. Los independientes surgen como una alternativa a la descomposición de los partidos. Y esa descomposición tiene larga data, no es de ahora. El caso Hermosilla es como la confirmación de la descomposición. O el caso Convenios, también es lo mismo. Cuando uno mira la encuesta CEP y ve cuál es la institución peor evaluada son los partidos políticos. ¿Es culpa de los independientes? No. ¿Es culpa de los partidos? Sí. Son muy responsables, siempre están jugando al borde, siempre están cebados, como que les da lo mismo cuando los han pillado y vuelven a caer... es una cosa bien increíble.

Ser independiente y tan crítico de los políticos tradicionales, ¿da réditos?

No sé, habrá que verlo en la elección. Ahora, si te paras ante un ciudadano en la calle y le dices yo soy independiente y no tengo vinculación con los partidos, por supuesto que ayuda mucho... no te tiran los volantes a la cara...

A uno le brota el escepticismo al escuchar a un candidato independiente que está dispuesto a jugar las reglas del juego político, pero que al mismo tiempo los critica tanto. ¿Cómo se explica esa paradoja?

Nosotros no tenemos militantes ni operadores. Lo que queremos hacer es llegar al municipio a trabajar con los funcionarios, más seis o 10 personas, y mejorar la ciudad de Viña del Mar. Es bien curioso, cuando tú criticas la política -que es la institución peor evaluada- salen a decir que es un riesgo para la democracia, pero mientras dicen eso, tienen el caso Hermosilla. Entonces, ¿quién entiende? Ellos, además, a diferencia de nosotros, reciben financiamiento público. Entonces, que no se quejen tanto y se pongan las pilas.


IVAN PODUJE
Foto: Mario Téllez

Viña y el FA

¿Cómo explica que Viña del Mar pasara a ser un municipio emblemático de la derecha tradicional a ser del Frente Amplio?

Por una suma de factores. Primero, es muy importante el personaje del alcalde. Entonces, primero, la derecha pierde porque no está Reginato. Segundo, la persona que competía no tenía identificación ni vínculo ni propuestas para su ciudad. Tercero, había ocho candidatos y la derecha estaba separada por lo menos en cuatro. Y, por último, estaba en un momento donde era el auge de estos chiques. Y por cierto que influyeron en el caso de Valparaíso, Viña y en el gobierno regional también los escándalos de corrupción que hubo históricamente vinculados en particular a la UDI.

¿Y Macarena Ripamonti ahí no tiene mérito, no tiene una medalla que ponerse?

Ella fue una candidata que logró vender un discurso muy sintonizado con el momento. En su programa hablaba de pueblos originarios, de disolver Carabineros, de la nueva Constitución, de la matria. Hoy habla de Carabineros, de sacar a los ambulantes. Es otra persona, es una voltereta mayor que la del Presidente Boric. No queda nada de esa candidata, sólo el nombre. Son muy plásticos, sobre todo los de Frente Amplio, como son posmodernos, no tienen ninguna convicción relevante. Como lo han dicho incluso los del PC, estos cabros no son de izquierda. Y eso les permite a ellos hoy tener un discurso de derecha.

¿De derecha?

La alcaldesa está hablando de seguridad, de sacar a los ambulantes, de poner reglas, fortalecer Carabineros. O sea, le falta cantar Los viejos estandartes. Cuando te mueves así, es porque no tienes una convicción política real. La convicción es alcanzar el poder. No es mejorar la calidad de vida de los vecinos de Viña del Mar.

Su campaña no es fácil. Ripamonti tiene un buen posicionamiento. ¿Rescata algo de su gestión?

Sí, cerró las calles para hacer deporte...

¿Solo eso?

Es que no ha hecho mucho más...

Y si es tan mala la gestión, ¿cómo explica que en muchas encuestas siga apareciendo por encima suyo para la elección?

Nunca es fácil ganarle a un alcalde en ejercicio. Eso lo dicen todos los expertos. ¿Por qué? Primero, porque usan la maquinaria municipal para hacer campaña, cosa que hacen todos. Era muy difícil ganarle cuando partimos, pero es cada vez menos difícil... ya la pillamos.

¿Cómo están sus relaciones con la derecha? Andrés Celis, diputado RN por la zona, dijo que “tenemos un tremendo candidato, muy inteligente, arquitecto y urbanista, que puede cambiar la cara de Viña, pero necesitamos una actitud que sea más propositiva, no tan destructiva y una persona más amigable, más dialogante”. ¿Tiene razón el diputado?

En lo primero, toda.

Que es el tremendo candidato, un gran urbanista...

¿Qué le puedo decir? Sí, pues...

Hay problemas de autoestima aquí...

No, no hay problemas. O sea, no es un tema... Pero lo que quiero decir es que nosotros somos dialogantes con los vecinos. Mira, ¿quién me va a pagar el sueldo a mí? Los vecinos de Viña. Con ellos tengo que ser dialogante. No con las empresas de cámaras que no dan un buen servicio, no con la empresa de basura que no da un buen servicio, y todas esas empresas tienen muchos amigos en la política local. Yo con ellos voy a ser bastante poco tolerante si no dan un buen servicio. Entonces el diputado no sé a quién se refiere. Lo que importa acá es el votante.

¿Qué pasa si no gana? ¿Adiós a la política?

Bueno, vuelvo a mi oficina a trabajar en lo que siempre he trabajado, haré otro libro, estaré con mis niños. La política, en mi caso, tiene que ver con una coyuntura.

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