Reforma electoral: “borrador” del veto llegó a ser firmado por Boric y dejaba sin multa a electoras como Matthei y Bachelet
Primera versión de las observaciones eximía de la sanción monetaria por no votar a mayores de 70 años. En el propio oficialismo hoy también creen que esa exención por edad era una exageración y una señal contradictoria para electores que a los 70 años aún gozan de vitalidad y lucidez, incluso para ejercer altas responsabilidades públicas.
“Muchas veces circulan borradores”, fue la explicación que dio el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), al justificar el cambio repentino que hizo el gobierno respecto a la primera versión del veto presentado para corregir la reforma electoral.
Lo cierto es que el “borrador” del veto técnicamente había dejado de ser un mero “borrador”, pues ingresó por correo electrónico a la oficina de partes del Senado pasadas las 14.30 horas. El documento, de hecho, cumplía con todas las formalidades para ser considerado un “mensaje” presidencial (oficios enviados por La Moneda al Congreso): tenía la firma del Presidente Gabriel Boric y de Elizalde, estaba debidamente fechado (24 de julio de 2024) y tenía el número “153-371″. Esa numeración, que es asignada por el propio Ejecutivo, se usa para identificar documentos que salen con destino al Poder Legislativo.
Ese mensaje digitalizado rápidamente comenzó a distribuirse entre senadores y diputados y llegó también a los medios de comunicación.
Sin embargo, al ver las causales -para eximir de la multa a ciertos electores que no concurrieran a votar-, legisladores opositores reaccionaron con molestia.
Además de bajar la multa a $33 mil, eximía de la sanción a ciertos grupos, entre ellas personas que “tuvieran 70 años de edad o más”.
La primera reacción de la derecha fue acusar una maniobra política, pues presuntamente los adultos mayores votan mayoritariamente por candidatos más conservadores.
No obstante, incluso en el propio oficialismo hoy también creen que esa exención por edad era una exageración y una señal contradictoria para electores que a los 70 años aún gozan de vitalidad y lucidez, incluso para ejercer altas responsabilidades públicas. De hecho, hay dos figuras políticas, como la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), y la expresidenta Michelle Bachelet (PS) que son parte del grupo etario mayor a los 70 años y que son cartas fuertes de sus respectivos sectores para competir por La Moneda.
Si hubiera prosperado esa primera versión del veto, tanto Bachelet (72) como Matthei (70) hubieran quedado eximidas por edad de una eventual multa por no votar.
“Hay una discusión que tenemos que dar respecto de a quienes podemos eximir (de las multas), pero a los 70 años las personas son completamente hábiles, tienen condiciones físicas y mentales. 70 años es excesivo”, dijo el diputado Marcos Ilabaca (PS), integrante de la Comisión de Constitución de la Cámara.
Otra de las causales polémicas del fallido “borrador” era la que eximía a “personas gestantes en cualquier período de embarazo”.
Ya el concepto de “personas gestantes”, que figura en algunas leyes, por ejemplo en el Código del Trabajo y en una referencia breve en el Código Civil, generaba urticaria en la derecha más tradicional. El concepto, sin embargo, no solo engloba a mujeres, sino que también a hombres transexuales que pueden quedar embarazados.
No obstante, el tema más controversial era el hecho de que la sanción monetaria quedaba sin aplicación a toda embarazada, independiente de que estuviera en una fase muy preliminar de gestación (menos de un mes).
“Es una tontería. El embarazo no es una enfermedad. Una persona con embarazo sigue trabajando hasta el prenatal y se les pretendía dejar sin su deber ciudadano. A alguien se le pasó. Lo mismo que tener 70 años. Hay muchísimos trabajadores, altas autoridades, gente muy conocida y famosa. Es un autogol del gobierno”, dijo el senador Iván Flores (DC).
Estas observaciones (vetos) eran la última chance que tenía el Ejecutivo para salvar la reforma que extiende a dos días las próximas elecciones municipales y regionales y que implementa un conjunto de medidas electorales, entre ellas, algunas sencillas como el uso del lápiz de pasta azul. Sin embargo, había otras medidas que se cayeron en el trámite legislativo, como la multa a quienes no concurran a las urnas, el recorte al financiamiento electoral y la regulación de la propaganda en redes sociales y medios regionales, algunas de las cuales eran fundamentales para darle ejecución al nuevo esquema de sufragio obligatorio.
Por eso, tras la críticas, esencialmente de la oposición, Elizalde se vio obligado retirar la primera versión del veto e ingresar un segundo documento con el número “153-372″, foliación distinta al del mensaje anterior (153-371)
Para facilitar el cambio, el presidente del Senado, José García (RN), y su vicepresidente, Matías Walker (Demócratas), con la venia de todas las bancadas, no incluyeron en la cuenta la primera versión del veto. Y luego, también sin que nadie se opusiera en la sala, se permitió que el gobierno ingresara el nuevo texto corregido. Por lo tanto, formalmente no alcanzó retirarse el veto en la sala, pero en los hechos ese reingreso sí quedó registrado en la oficina de partes del Senado.
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