Mark Bristow, CEO de Barrick: “Hemos visto un gran cambio en el país en su perspectiva hacia nuevas inversiones”
El ejecutivo de la compañía de oro y cobre se explaya aquí sobre el futuro de la minería sustentable y las diferencias en las oportunidades de inversión entre Chile y Argentina. El sudafricano habla también de Pascua Lama, el megaproyecto detenido hace una década. "No hemos renunciado a determinar si tiene el potencial para atraer más inversión", dice sobre esa iniciativa. También prevé volatilidad en el mercado del cobre, pero advierte: "Siendo el metal más estratégico sin sustitutos viables, seguirá siendo esencial".
Viaja a Chile cada tres meses, mientras que su cuartel general se encuentra en Londres, Reino Unido. Desde allá, y conectado por teleconferencia con las oficinas de Barrick, en Providencia, el presidente y CEO de la minera canadiense conversa con Pulso sobre el futuro de Pascua Lama y la minería sustentable y compara las oportunidades de inversión en Chile y Argentina bajo los gobiernos de Gabriel Boric y Javier Milei.
Esta es su primera entrevista con un medio chileno desde que asumió su cargo actual en enero de 2019, tras la fusión con Randgold Resources, empresa que él fundó y dirigió con éxito durante muchos años. Bristow, geólogo de formación y originario de Sudáfrica, cuenta con una amplia experiencia en la industria minera, especialmente en África, donde Randgold desarrolló varias minas importantes.
En Chile, Barrick comparte con Antofagasta Minerals la propiedad de la mina Zaldívar, ubicada en la región de Antofagasta, con una participación del 50% cada uno. Además, posee el proyecto Pascua-Lama, un yacimiento de oro y plata en la región de Atacama, cuya construcción fue suspendida en 2013 y que está en proceso de cierre desde 2020. Barrick también tiene otros yacimientos en Chile, como El Indio, Alturas y participación en Norte Abierto, que incluye los proyectos Cerro Casale y Caspiche.
¿Cómo ve Chile desde la perspectiva de un inversionista extranjero?
-Visito Chile casi cada trimestre. He pasado tiempo en la comunidad alrededor de Pascua y en otros lugares. Y, sin duda, el último cambio político que trajo al gobierno actual, y las crisis subsiguientes, impactaron y crearon una percepción negativa de Chile a nivel global.
Pero en los últimos 18 meses, y a través de nuestra propia experiencia, ha habido un cambio desde otras partes del espectro político, incluyendo el gobierno actual. Creo que está cada vez más claro que no todos en Chile se han beneficiado equitativamente de los recursos minerales del país. Existe una creciente conciencia de que tanto la industria minera, el gobierno actual como los sectores privilegiados, deben reconocer y abordar esta situación.
En realidad, este fenómeno es global y no se limita a Chile. Como sabes, he desarrollado mi negocio en África subsahariana, una región que enfrenta una profunda pobreza.
El mundo ha cambiado y ciudadanos de cualquier país desean beneficiarse de sus recursos naturales. Este fenómeno no es exclusivo de Chile. Sin embargo, la forma en que se ha desarrollado allí ha sido un gran impacto para todos.
¿Cree que el gobierno transitó de una postura antiempresarial a una más proempresa ahora?
-Absolutamente. Las conversaciones han sido muy constructivas y creo que hay un cambio demostrable en el reconocimiento de que la minería es un componente importante de la economía de Chile en el futuro. Tal vez se necesita una forma ligeramente diferente de hacerlo, y creo que necesita una relación más impulsada por la asociación, esa es mi opinión personal. Pero sí creo que hay un cambio, y lo hemos visto en el referéndum, y la experiencia general que tuve en Pascua es que las comunidades también han comprendido que la minería es importante para el futuro, es una industria que crea empleos, trae infraestructura, y al mismo tiempo, necesita ser responsable en la forma en que se comporta.
¿Cuáles son los mayores desafíos para desarrollar nuevos proyectos en Chile?
-El primer desafío es completar el trabajo que comenzamos en Pascua, y luego evaluar ese potencial en una forma diferente, y ver si es posible demostrar que es un activo que puede ser desarrollado para el beneficio de todos los interesados, incluidos los inversionistas, el gobierno y las comunidades. Y eso es un trabajo en progreso para Barrick. Pero al mismo tiempo, también hemos visto un gran cambio en el país en su perspectiva hacia nuevas inversiones, y traemos una perspectiva más moderna y global a la industria minera en Chile. Sentimos que estamos bien equipados para poder asociarnos con el pueblo de Chile y generar valor, ya sea a través de nuestros propios esfuerzos de adquisición y desarrollo de oportunidades de exploración, o en asociaciones con personas que ya están establecidas en su país.
Y también, sabes, todos están observando cómo la empresa estatal de minería, Codelco, se maneja a sí misma en el futuro, con su enorme inventario de oportunidades. Así que hay una verdadera atracción para una empresa como Barrick para querer ser parte del futuro de Chile.
¿Cuáles son los planes a futuro para Pascua-Lama?
-Es importante que la gente entienda que nuestra inversión en Pascua-Lama fue una cantidad significativa. Fue de US$ 8.000 millones. Barrick no obtuvo ningún beneficio, pero con ese monto pagamos muchos salarios, invertimos en la economía de Chile. Chile se benefició de esa inversión y mucha gente no aprecia el hecho de que podemos poner todo ese dinero en la economía.
Ahora hemos gastado más dinero asegurándonos de que revertimos cualquier impacto en el proyecto Pascua. Así que cuando me involucré con Barrick, fuimos muy claros en que necesitábamos detener las disputas y desacuerdos y litigios con el Estado y avanzar en el mandato de cierre y ejecutar las obras que realmente devolverían el entorno a su estado original, incluyendo la gestión del agua.
Y luego, al mismo tiempo, como mencioné, hemos estado realizando estudios para evaluar el potencial de Pascua como un nuevo proyecto. Y tenemos información, pero ciertamente lo que hemos descubierto es que se requiere más para llegar a una decisión.
Y entonces, nuestra intención es tratar de estar en una posición donde al menos podamos asegurar y compartir con el gobierno el alcance conceptual de lo que se requiere para poder decidir si hay un activo viable, o tal vez cumple con los criterios de inversión de Barrick, o tal vez sería una oportunidad para una empresa más pequeña. Pero necesitamos hacer eso, porque lo debemos. Hemos gastado todo este dinero, deberíamos ser capaces de decidir si esto es algo que deberíamos guardar para toda la vida, o si deberíamos intentar encontrar una manera de desbloquearlo, porque definitivamente hemos demostrado que esa comunidad podría beneficiarse de una inversión significativa en esa región.
¿Podría interpretar sus palabras que Barrick que no ha renunciado a desarrollar el proyecto?
-No hemos renunciado a determinar si tiene el potencial para atraer más inversión.
Y ese es el primer paso. Una vez que hagamos eso, entonces tendríamos que compartir ese concepto con el gobierno y, por supuesto, con las comunidades alrededor de la mina. Y luego habría una decisión para avanzar hacia otra fase.
Pero ese es nuestro primer paso, poder restaurar y cumplir con las decisiones que se tomaron sobre el conflicto con la historia pasada. Entonces, dejar el pasado atrás. Y luego, el segundo paso es poder conceptualizar y probar si hay una lógica para llevarlo adelante y, nuevamente, llevar eso de vuelta al gobierno y a la comunidad y compartirlo, porque aún tenemos los derechos para hacerlo. Y luego continuar a partir de ahí.
¿Cree que ahora la industria minera en su conjunto se siente más a gusto en Chile después de la aprobación e implementación de la ley de royalty? ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Creo que se ha avanzado bastante en apaciguar a las grandes compañías mineras extranjeras con inversiones significativas en el país, pero aún queda trabajo por hacer. Como mencioné antes, existe una creciente conciencia de que como industria necesitamos invertir más en la sostenibilidad de nuestras operaciones.
Es importante reconocer que las comunidades cercanas a las minas son tan relevantes como los chilenos económicamente activos en las grandes ciudades. En los últimos cinco años, hemos observado una percepción más inclusiva en Chile. La crisis puso en evidencia que, aunque Chile se comportaba como una economía muy desarrollada, todavía tenía un componente significativo de pobreza en su sociedad.
Este es un desafío global. Si me permites desviarme un poco, una de las cosas que a menudo le recuerdo a la gente es que, como Barrick, operamos en 18 países de los cuatro continentes, lo que nos permite presenciar la pobreza real.
Muchas personas no experimentan la pobreza, y mi opinión personal es que el mayor riesgo para el mundo y su capacidad de ser tan próspero para las futuras generaciones, como lo ha sido para nosotros, es que si no solucionamos la pobreza, será difícil que el mundo sea sostenible. Y para lograrlo, es necesaria la industrialización.
Para industrializar el resto del mundo, lo que implica elevar el nivel de vida de más del 50% de la humanidad, se necesitan grandes cantidades de metales, minerales y construcción. Y no hay un metal tan estratégico como el cobre.
América del Sur en general, y Chile en particular, poseen una significativa riqueza natural en cobre. Sin embargo, los desafíos de la minería y la construcción de nuevas minas, especialmente de cobre en Chile y otras minas de metales, serán más complejos porque ya se han explotado los recursos más accesibles. Para enfrentar estos desafíos, se necesita una alianza mucho más sólida entre el capital (la inversión), el Estado y la fuerza laboral.
Algunas empresas han anunciado grandes inversiones a largo plazo en Chile, como las minas El Abra y Centinela. Y en el caso de Barrick, ¿Ve algo similar, una gran inversión en Chile a largo plazo?
-Nosotros buscamos minas de primer nivel.
Entonces, en el sentido del oro, nos gustaría tener al menos seis millones de onzas de oro potencialmente explotable. Y luego, en el caso del cobre, dependiendo de dónde estés, si estás en una altitud más baja, tal vez seis millones de toneladas de cobre contenido, si estás más arriba en los Andes, probablemente un poco más de eso, lo que generaría un retorno de alrededor del 15% en una tasa de retorno interna real. Y si pudiéramos encontrar eso, y estamos preparados para invertir para encontrarlo, nos comprometeríamos a inversiones a largo plazo en su país, absolutamente.
¿Por ahora, no han identificado un activo con esas características en Chile hasta ahora?
-No es que haya una respuesta definitiva, porque aún no la tenemos. La primera gran pregunta es si Pascua ofrece una oportunidad de este tipo. Hasta ahora, no hemos podido responderla, ya que nos hemos centrado en resolver problemas y restablecer nuestra relación tanto con la gente de la región de Pascua como con los gobiernos y políticos de Chile. Al mismo tiempo, estamos invirtiendo en la búsqueda de nuevas oportunidades.
Hemos estado trabajando en esto a través de nuestros propios esfuerzos de exploración y la generación de oportunidades, así como en conversaciones con empresas ya establecidas en esa parte del mundo, con las que podríamos formar asociaciones o acuerdos. Pero esto es un proceso, no sucede de la noche a la mañana. No es como ir a una tienda y comprar algo. Preferimos encontrar en lugar de comprar; esa es nuestra manera de hacer las cosas.
¿Podría hacer una comparación entre Chile y Argentina, entre los presidentes de ambos países, Milei y Boric, y las oportunidades de inversión que ambos países han promovido?
-Creo que son muy diferentes. Si observas el desafío de Chile en los últimos cinco años, es que puso en riesgo su estatus como el mercado emergente más destacado del mundo, en la política que experimentamos. Y es satisfactorio ver que está recuperando esa reputación.
Lo que ha sucedido en Argentina es que históricamente fue una de las grandes economías del mundo y tiene tremendas dotaciones en todas partes, ya sea petróleo y gas, agricultura o minería. Lo que sucedió allí fue que históricamente la política le quitó esa oportunidad a la gente y lo que hemos visto en tiempos recientes es el esfuerzo significativo para recuperar esa economía.
Así que, de alguna manera, pero en una base muy diferente, hemos visto aprendizajes significativos tanto en Chile como en Argentina por diferentes razones, dirigidos por circunstancias diferentes, pero lo que es más claro para mí es que juntos, esa región es mucho mejor que separados, y creo que hubo un tiempo, hace tres años, en que América del Sur parecía muy arriesgada y creo que hemos visto un gran cambio en América del Sur para lo positivo, ya sea que mires a Chile, Perú, Argentina o incluso a algunos de tus compatriotas en la parte norte de los Andes, también ha habido un cambio positivo. Creo que a todos nos encantaría ver un cambio real en Venezuela, lo cual sería muy importante, porque América del Sur tiene un enorme potencial.
¿Cree que las próximas elecciones presidenciales en Chile en 2025 podrían hacer una diferencia positiva para atraer inversiones en el país?
-Lo que aprendí es a no involucrarme en la política de un país. Pero lo que diría es que creo que Chile ha tenido una gran experiencia de aprendizaje en los últimos cuatro años, y creo que, independientemente del resultado de la elección, va a reflejar ese aprendizaje, y espero que la gente elija a líderes que lleven a Chile de vuelta a donde solía estar, pero de una mejor manera, siendo más inclusivo.
El cobre ha tenido dos años buenos en precios. ¿Qué visualiza para el precio? ¿Cómo evolucionará la oferta y la demanda de cobre en los próximo años?
Vimos un pequeño aumento en el precio impulsado por la oferta cuando tuvimos la crisis de Panamá y también el retraso en la puesta en marcha de Quebrada Blanca 2 en Chile y la expectativa de una demanda significativa con el compromiso de moverse hacia un régimen de energía más verde para el mundo y luego, entonces, hubo una presión sobre la oferta y un impulsor de la demanda esperada y el precio del cobre subió.
El problema es que el mundo enfrenta una situación económica muy difícil. Las economías desarrolladas están cargadas de deuda significativa, y hemos visto cómo China empieza a enfrentar problemas por su sobreinversión en producción. Esto ha llevado a una presión sobre los precios del acero, ya que China está inundando el mercado con acero, debido a su exceso de oferta. Además, la cuestión de los minerales críticos es compleja: en mi opinión, todos los metales y minerales son críticos, ya que no puedes tener níquel sin mineral de hierro, por ejemplo. Muchos de los llamados metales para baterías están en el centro de un gran esfuerzo por desarrollar nuevas tecnologías de baterías, ya que las actuales no cumplen con las expectativas para la nueva economía verde.
Con los signos de desaceleración en la economía china, este año ha sido particularmente complicado. Más del 50% de la población mundial ha participado o participará en elecciones, lo que genera un entorno muy dinámico e inestable. Las economías occidentales desarrolladas también enfrentan desafíos significativos, con una deuda masiva que alcanza hasta el 100% o más del PIB. Esto puede ser beneficioso para el oro, pero crea un mercado incierto para el cobre, que históricamente ha estado vinculado a la salud de la economía global.
Por lo tanto, es probable que el mercado del cobre sea volátil en el mediano plazo, con fluctuaciones significativas. Aunque no podemos prever con precisión la magnitud de estas fluctuaciones, es seguro decir que el cobre, siendo el metal más estratégico sin sustitutos viables, seguirá siendo esencial. A pesar de los esfuerzos por aumentar la producción, los mineros no pueden satisfacer la demanda creciente para un planeta que requiere una mejor producción y uso del cobre.
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