Sector Tecnológico: su impacto en el desempeño bursátil y la movilidad de capital
Detrás del mercado alcista más largo de la historia del S&P 500 está la transformación y crecimiento del sector de tecnología y software en la economía de EE.UU.
Este año el mercado bursátil norteamericano cumple lo que muchos llaman el rally alcista ("bull market") más largo de su historia, un avance que empezó luego de la crisis financiera del 2009. En este período, prácticamente ninguna otra bolsa ha logrado superar al índice compuesto por las empresas más grandes de Estados Unidos, el S&P 500. ¿Qué sectores explican esta alza? ¿Qué tan sostenible puede ser hacia adelante? Trataré de responder ambas preguntas.
Para responder la primera pregunta, debemos revisar el crecimiento de la economía y los factores detrás del desempeño de la bolsa. La economía norteamericana ha acumulado una variación positiva del PIB de 1,6% anual (2008-2018) según cifras OECD, superando a otras regiones y países desarrollados como la Eurozona o Japón. En paralelo, el S&P 500 logró una rentabilidad anualizada de 13,2% luego de salir de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Este sólido rendimiento está asociado al crecimiento de las empresas ligadas a la Tecnología & Software, un sector que en su conjunto generó un retorno anual de 18,8% en el mismo período y que lo convirtió en el de mayor peso, tanto en el S&P 500 como en el MSCI World.
Para explicarlo en forma gráfica, podemos comparar el ranking de las 10 principales compañías que componían el S&P 500 a principios del siglo 2000 versus su composición actual.
Como se puede observar, el cambio ha sido drástico, tomando el liderazgo -en términos de valorización de mercado- las compañías del sector tecnológico. Esto refleja como la innovación y emprendimiento han contribuido a esta movilidad de capital en un período de tan solo 20 años. La disrupción en diferentes segmentos de la economía, como resultado de innovaciones tecnológicas, ha permitido la creación de nuevos servicios y productos, ha impulsado fuertes incrementos de productividad y ha impactado positivamente en el mercado laboral, incluyendo la aparición de nuevas carreras profesionales. De hecho, en algunos casos sus valorizaciones han logrado superar temporalmente el trillón de dólares, como se vio el año pasado en la capitalización de Microsoft, Apple y Amazon. Tampoco perdamos de vista que muchas de estas empresas son relativamente jóvenes: hace dos décadas algunas ni siquiera existían (Ej: Google y Facebook).
Dentro del top 10 también se encuentran firmas tradicionales, como la que dirige el famoso inversionista Warren Buffett (Berkshire), pero incluso él viene invirtiendo en el sector tecnológico en los últimos años, principalmente en Apple, al reconocer que debieron entrar antes a este segmento. Si ampliáramos el ranking a nivel global, entrarían otras dos compañías tecnológicas: Tencent y Alibaba, cuya capitalización de mercado es superior al banco más grande del mundo, JP Morgan y ahora amenazan con entrar a competir en el sector financiero en el mediano plazo.
Respecto a la sostenibilidad de estas rentabilidades y la posibilidad de un inversionista para acceder a esta acumulación de valor, es importante entender el proceso detrás de la transformación de estas compañías en actores globales. En las etapas iniciales de estas firmas, hay dos ciclos de inversión relevantes; el primero, cuando son "start ups" y están desarrollando un producto o servicio con el cual pretenden generar un nuevo mercado o alterar uno existente y en caso de lograrlo, empiezan a crecer a tasas muy elevadas, lo cual implica que requieren aportes de capital periódicos para sostener ese ritmo. En esta etapa, que es la de mayor riesgo, es mejor acceder a través de reconocidos fondos de Venture Capital, que tienen mucha experiencia reconociendo los ganadores dentro de este segmento. Para referencia, el índice que sigue a las estrategias de los principales fondos de Venture (TRVCI) ha rentado 26,2% anual en los últimos 10 años, superando con creces cualquier alternativa de inversión para el mismo período.
El segundo ciclo de inversión se da cuando estas firmas entran a nuevos procesos de expansión de mercado, adquisición de competidores o creación de plataformas, para lo cual acuden a fondos de estrategias denominadas "Growth" o "Buyout", que buscan inversiones más consolidadas, pero aún con expectativa de crecimiento importante. Los fondos alternativos dedicados a este sector han generado algunas de las rentabilidades anualizadas más altas en la industria de Private Equity (Ej Insight Partners, Thoma Bravo, Hg, Vista Equity) y tienen un fuerte sesgo al sector software porque consideran que son empresas con una mezcla atractiva de crecimiento y generación de caja. En esta etapa, las empresas que mantienen un sólido crecimiento empiezan a evaluar el proceso de abrirse al mercado a través de una oferta pública o "IPO", con el objeto de consolidar su proceso de expansión global.
Y así como lo hicieron las empresas tecnológicas que hoy dominan el S&P 500, siguen surgiendo nuevos jugadores que están abordando otros sectores como el de entretenimiento (Spotify, Netflix), transporte (Uber, Lyft, Lime), alojamiento (AirBnb) y educación (Coursera, Course Hero) para mencionar algunos. La disrupción de diversos sectores económicos, como resultado de transformaciones tecnológicas, es un fenómeno global que llegó para quedarse y tiene su principal referente en las innovaciones emergentes de Silicon Valley. No obstante, cada vez más surgen nuevos hubs en ciudades como Paris, Londres, Shenzhen y Tel-Aviv para mencionar algunos. A diario escuchamos la aparición de nuevos unicornios, que son las firmas que alcanzan un valor > USD 1 billón y, su procedencia ya no está limitada solo a firmas originadas en EE.UU.
Como conclusión, detrás del mercado alcista más largo de la historia del S&P 500 está la transformación y crecimiento del sector de tecnología y software en la economía de EE.UU. Esto se ha traducido en una de las mayores rentabilidades sostenidas de las últimas décadas. El constante desarrollo de nuevas tecnológicas de la mano de miles de emprendedores a nivel global, en conjunto con expertos en escalabilidad y gestión financiera (fondos alternativos), permitirá que sigan surgiendo estrellas que destacan en el mercado público y generan la movilidad de capital tan necesaria para el desarrollo y crecimiento de una economía.
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