Desaceleración de la inflación en la zona euro, el nuevo dolor de cabeza para el BCE

BCE, Banco Central Europeo
Bloomberg



La inflación de la zona euro se desaceleró de forma inesperada en abril, sumándose a una serie de datos que apuntan a un enfriamiento de la economía y dificultando, tal vez, que el Banco Central Europeo (BCE) frene su copioso estímulo monetario más adelante en el año.

El mes pasado, la tasa cayó hasta un 1,2% interanual en abril, por debajo de expectativas de economistas encuestados por Reuters, que no esperaban cambios frente al dato de 1,3% en marzo.

La débil lectura se conoce tras datos decepcionantes de PIB, producción, exportación y confianza, lo que sugiere que el crecimiento económico de la zona euro tocó pico tras una marcha alcista de cinco años y, como mucho, se ralentizará a un nivel más moderado, por debajo de las optimistas previsiones de principios de año.

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Esta situación se produce en un momento sensible para el BCE, mientras sus autoridades debaten si ponen fin este año a un programa de compra de bonos por 2,55 billones de euros (3,1 billones), satisfechos ante un crecimiento saludable que impulsará eventualmente la inflación de vuelta a su objetivo de casi 2%.

Introducidas hace más de tres años para impulsar el débil crecimiento e inflación, las compras de bonos del BCE ayudaron a revivir la economía con un aluvión de dinero barato. El programa tiene previsto acabar a fines de septiembre, pero las autoridades de la entidad decidirán durante el verano boreal si lo cierran tras varias extensiones.

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Pese a las medidas, la inflación no ha subido en los últimos años de acuerdo a las expectativas y en abril tampoco cumplió con la predicción del BCE de una tasa "en torno" al 1,5% para el resto del año.

Quizás, lo más preocupante para el BCE es que todas las medidas de la estrechamente vigilada inflación subyacente cayeron, indicando que las presiones siguen débiles a pesar del robusto crecimiento del empleo y un saludable acuerdo de salarios en Alemania, la mayor economía del bloque.

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La inflación excluyendo los volátiles precios de la energía y los alimentos, la medida preferida por el BCE, se ralentizó hasta el 1,1% frente al 1,3% en marzo. La lectura excluyendo energía, alimentos, alcohol y tabaco, una medida aún más ajustada favorita de analistas de mercados, cayó también al 0,7% desde el 1% en marzo.

El economista jefe del BCE, Peter Praet, dijo que la desaceleración llegó antes de lo esperado, aunque minimizó el impacto de los datos. "No podemos declarar 'misión cumplida' en el frente inflacionario, pero hemos hecho progresos sustanciales en el camino hacia un ajuste sostenido en la inflación", afirmó.

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