El legado socialista de Hugo Chávez está en riesgo de esfumarse




La elite empresarial venezolana tuvo que darse cuenta de que sus actitudes tendrían que cambiar bajo la "Revolución Bolivariana" de Hugo Chávez. Pero desde su muerte en marzo, hay señales tentativas de que los vientos políticos están cambiando. Así, el sector privado venezolano ha buscado atentamente indicios de cambios y compromisos del gobierno sucesor de Nicolás Maduro.

"El gobierno de Maduro se da cuenta que durante los años de Chávez hubo una gran reivindicación social y que es tiempo de resolver los problemas económicos", contó Alberto Vollmer, un aristócrata revolucionario ícono del sector empresarial en Venezuela. "Así como el sector privado aprendió que no puede ignorar los problemas sociales, el gobierno se ha dado cuenta de la importancia de tener un sector privado productivo, que a la larga es de beneficio mutuo", señaló.

De manera significativa, poco después de ganar la elección de abril, Maduro convocó a Lorenzo Mendoza, que dirige la empresa privada más grande de Venezuela, el gigante de bebestibles y comestibles Polar, a una reunión secreta en el palacio presidencial de Miraflores. Mendoza fue un crítico de Chávez en el pasado, pero una persona presente en la reunión la describió como "excelente" y dijo que Maduro demostró un "respeto auténtico" hacia uno de los hombres más ricos de Venezuela.

Si esto es parte de una tendencia, se trataría de un cambio significativo. Porque aunque empresarios como Vollmer han debido ajustarse a sí mismos al proyecto socialista de Chávez, la reunión de Miraflores sugiere un acercamiento más pragmático de su sucesor.

Muchos observadores dicen que Maduro, ex conductor de buses y sindicalista, tiene que ser más blando que Chávez. Heredó una economía que se balancea en la recesión, asolada por desabastecimientos, un amplio déficit fiscal y una inflación que ha estado en 42,6% los últimos doce meses. Esto amenaza la posición política del mismo Maduro, con la oposición aún negándose a reconocer su victoria milimétrica, a medida que tiene dificultades internas con el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV.

Incluso políticos de oposición concuerdan en que la amenaza a Maduro desde el PSUV es mayor que cualquiera que puedan generar ellos mismo. "Si yo fuera Maduro, estaría más asustado de Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional y considerado el principal rival de Maduro) que de la oposición", aseguró Ramón Muchacho, quien se espera que se convierta en alcalde de la oposición en la municipalidad de Chacao en Caracas. Si la situación empeora, la oposición podría llamar a referendo, lo que es posible tres años desde su elección, pudiendo incluso acortar su mandato.

En juego está el futuro económico de un experimento socialista único que, aunque debilitado por malas gestiones, se alimentó de las mayores reservas de petróleo en el mundo, financiando una revolución a lo largo de la región.

El éxito de Maduro en poner a Venezuela en un rumbo cierto, le aseguraría a la visión de Chávez un lugar en la historia. De fracasar, rompería el sueño de instaurar el llamado "socialismo del siglo XXI" en el país miembro de la OPEP.

"Estamos viendo el deterioro de diez años de crecimiento hipertrófico. El chavismo no es un modelo sustentable", dijo David Smilde de la Washington Office on Latin America, una ONG.

Le ha tocado a Nicolás Maduro corregir los fracasos de Chávez. Sin un acercamiento más realista, las enormes ambiciones de su antecesor, al igual que las de su héroe Simón Bolívar 200 años atrás, corren el riesgo de verse desvanecidas.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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