Aceite de oliva: precios récord en Brasil atraen a exportadores chilenos

aceite de oliva
El consumo de aceite de oliva genera poderosos beneficios para la salud.

Menor producción mundial, alta demanda y baja del real abrieron una ventana para los envíos chilenos, que saltaron más de 60% en 2023: Brasil se lleva hoy un casi un tercio de las exportaciones nacionales de aceite de oliva, según el gremio del sector.


El aceite de oliva, que antes se consideraba común en la cesta de compra de las familias brasileñas, está convertido ahora en un verdadero producto de lujo, tras alcanzar en las últimas semanas su mayor valor en siete años, debido a la menor producción mundial, una demanda incesante y la baja del real, la moneda local, frente al euro y el dólar.

La coyuntura abrió una ventana para los productores chilenos, que ven en ese mercado -el octavo del mundo y uno de los más exigentes- una oportunidad para seguir ampliando sus exportaciones.

Según cifras de ChileOliva, que agrupa a las empresas del sector, Brasil está convertido hoy en el principal mercado para el aceite de oliva nacional embotellado, donde compite especialmente con los productos europeos, provenientes en su mayoría de Portugal y España, y últimamente de Argentina, aunque en menor proporción.

De enero a octubre del año pasado -últimas cifras disponibles-, las empresas chilenas le vendieron a Brasil 4.242 toneladas, “equivalentes al 28,3% de todas las exportaciones nacionales de este producto”, explicó a Pulso la gerenta general de la entidad gremial, Gabriela Moglia.

En Brasil, el encarecimiento del aceite de oliva se ha convertido en un tema país. En los últimos meses, los medios locales han estado informado acerca del alza, los posibles sustitutos del oliva -que además es considerado un súper alimento- y hasta las formas de conseguirlo más barato. Algunos restaurantes han debido anunciar la modificación de algunas de sus recetas o el uso de aceites mezclas para no tener que ajustar más los precios, también afectados por el alza de otros insumos básicos y la inflación global, que se ha trasladado a los costos industriales, energéticos y de embalaje.

El economista André Braz, coordinador de los Índices de Precios de la Fundación Getulio Vargas, dijo a Pulso que aunque la escalada debería detenerse en los próximos meses, será difícil volver a los antiguos valores. “Es probable que los precios se mantengan en este récord por más tiempo, el precio ya es de equilibrio”, sostuvo.

Ello, debido a la caída en la cosecha mundial provocada por las largas sequías o eventos climáticos sorpresa, sobre todo en Europa que produce el 75% del aceite mundial. Otro problema que ha afectado a la producción de aceite de oliva es la bacteria Xylella, que ataca a los olivos, secándolos, lo que tiene en vilo al mundo mediterráneo europeo, puesto que miles de hectáreas podrían salir de producción.

De hecho, la cosecha global de 2022 ha sido considerada una de las más malas de la historia, con una caída de casi un tercio en la producción global. Sólo en Europa los precios del aceite subieron un 30% entre agosto y septiembre, según reportes de la industria.

Qué pasa en Chile

Acorde con los datos de ProChile, mientras en 2021, las exportaciones chilenas de aceite de oliva totalizaban US$ 55 millones, con Estados Unidos, Brasil y España como principales importadores, en 2022, los envíos sumaron US$ 70 millones, un aumento del 26,9%. Este año, solamente en lo acumulado entre enero y octubre los envíos de aceite de oliva superaron los US$ 96 millones, lo que representa un aumento del 67% frente al mismo período del año anterior. Las mayores exportadoras a Brasil son las firmas Olisur, Deleyda y Las 200.

“El mercado brasileño consume un volumen importante de aceite de oliva, más de 110.000 toneladas, principalmente de países de Europa. Sin embargo, las marcas chilenas han sabido posicionarse. Han hecho un trabajo muy importante de posicionamiento en las ciudades más grandes de Brasil. Hoy están presentes en los supermercados y tiendas especializadas más relevantes”, añade Moglia.

La ejecutiva explica que como principal característica de Brasil, además de su alto consumo, está la existencia de una normativa de calidad obligatoria muy exigente, “que las empresas chilenas han sabido cumplir a cabalidad, dada la alta calidad de sus aceites y el alto estándar de inocuidad con el que trabajan”.

Brasil es el octavo consumidor mundial de este aceite y ha multiplicado sus importaciones en los últimos años. Portugal es su principal abastecedor, pero según Braz, el país cuenta con una enorme capacidad de crecimiento, que podría ser aprovechada por la industria chilena, tal como lo hicieron los españoles, que en los últimos cinco años lograron hacerse del 17% del mercado.

A eso se suma que el consumo per cápita aumenta año a año de mano de las tendencias de alimentación saludable, un mercado que en Brasil es de unos 70 millones de personas.

“En Chile, los productores pueden acabar beneficiándose, porque la producción brasileña es muy pequeña y es un mercado muy grande que no consigue autoabastecerse, y esa también es una buena noticia para los demás países socios del Mercosur”, añade Braz.

Y en ChileOliva, lo saben. En conjunto con Prochile, quieren mostrar los aceites locales “con el objetivo de dar a conocer a Chile como territorio de productos de alta calidad y generar contacto de compradores e importadores con las empresas chilenas interesadas en este gran mercado”, añade Moglia.

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