Desde hace unos años, las exigencias de las normativas chilenas han elevado el compromiso de las empresas con los criterios ESG (Ambiental, Social y Gobernanza), encaminándolas hacia un crecimiento que ya no se vincula únicamente con lo económico, sino que también con el rol y el impacto que tienen en la sociedad. Tenemos, por ejemplo, la Ley 20.920, más conocida como Ley REP; la Norma de Carácter General n° 461 de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF); la actualización de la Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040; la Ley 21.368, ley de plásticos de un solo uso; la Ley Karin y la Ley 21.561, que impuso la jornada laboral de las 40 horas; entre otras.

Este camino normativo ha confluido en una nueva forma de hacer negocios, donde el impacto ambiental, social y económico se ha ido integrando en la ecuación financiera de las organizaciones.

Así, los conceptos que abarca la sostenibilidad empresarial han ido ganando terreno en el mundo de los negocios. En este contexto, se incluyeron preguntas al respecto en la última encuesta Descifra, que es una alianza estratégica entre Copesa y Artool -empresa de investigación de mercado y comunicaciones estratégicas- dedicada a realizar mediciones sobre hitos relevantes en el ámbito de la política, las tendencias y los negocios.

El sondeo, titulado “Desafíos Económicos de Chile” -y del cual algunos de sus principales resultados fueron publicados en Pulso Domingo, profundiza en las percepciones que tienen los chilenos sobre el vínculo entre desarrollo económico y sostenibilidad, revelando alguno de los desafíos a los que se enfrentan hoy las empresas.

El estudio evidencia la polarización en torno a cómo se manejan las prioridades en Chile. El 38% de los participantes opina que el crecimiento económico se privilegia sobre el medioambiente, no obstante, esta postura es aún más marcada entre las mujeres (48%).

Por otro lado, un 38% siente que se prioriza el medioambiente por encima del desarrollo económico y solo un 24% percibe que existe un balance adecuado entre ambas dimensiones.

El desglose por edades demuestra una mayor preocupación entre los jóvenes (de 18 a 34 años) por el impacto ambiental del desarrollo económico, con un 45%, mientras que un número mayor de los adultos mayores de 65 años ve que está siendo prioridad el cuidado del medioambiente (42%).

El informe también indaga en las prioridades que los ciudadanos esperan de las empresas para fomentar un desarrollo sostenible.

Al pedirles que selecciones máximo 3 opciones, Capacitar a los trabajadores para mejorar sus competencias es la acción que encabeza el ranking, con un 56% de las preferencias que mejoran la reputación de las organizaciones, salvo en el caso del ABC1, el género femenino y la Región Metropolitana, donde la prioridad es impulsar medidas que mejoren el bienestar de sus trabajadores.

La capacitación de los colaboradores es especialmente valorada por los grupos socioeconómicos C2 y C3.

“Me parece que la vinculación del bienestar de los trabajadores, la capacitación y luego otros aspectos que influyan en su empleabilidad, en un primerísimo primer lugar tiene que ver con el momento de preocupación de la ciudadanía en general respecto de este tipo de incertidumbre”, comenta Camilo Feres, director ejecutivo de Descifra, sobre las razones tras la importancia que le entrega la ciudadanía a la capacitación laboral. “Es una demanda de las personas porque estos aspectos inciden de manera directa en su calidad de vida”, agrega.

Tomar medidas que impulsan el bienestar laboral es el segundo aspecto más relevante, con un 53% de las elecciones según la encuesta, siendo una prioridad mayor para las mujeres y el segmento socioeconómico C3, donde ambos obtienen un 58% de las preferencias.

Un 38% considera esencial fomentar procesos productivos más responsables con el medioambiente, porcentaje que pone en tercer lugar este tipo de iniciativas, que sin embargo aumenta en el grupo etario más joven, quienes apoyan el fomento de una producción limpia, con un 46%. Construir relaciones con las comunidades donde operan aumenta en encuestados de regiones, entre los hombres y en el segmento socioeconómico C2.

La transparencia y las políticas de inclusión y diversidad de género ocupan los dos últimos puestos de la tabla, con un 32 % y 21%, respectivamente.

Cuando se trata de la opinión que se tiene de las grandes empresas en 2024, los resultados no son alentadores. Apenas un 8% dice que ha mejorado. Un 65% percibe que no ha habido cambios significativos, manteniendo su opinión respecto al mundo empresarial, no obstante, un preocupante 27% afirma que su percepción ha empeorado, con una visión especialmente negativa entre los jóvenes de 18 a 34 años (30%).

Los resultados de Descifra evidencian la necesidad de una visión estratégica que integre desarrollo económico y sostenibilidad, explica Feres. Asimismo, añade, también subrayan la importancia de la capacitación y el bienestar laboral como puntos clave para mejorar la confianza en las grandes empresas. “El camino hacia un futuro sostenible requiere de acciones concretas que respondan tanto a las preocupaciones ambientales como a las expectativas de los ciudadanos”, profundiza en relación a las revelaciones de este estudio y su alcance.

Para Feres también este reciente estudio de Descifra muestra a una ciudadanía que vuelve a mirar con atención al crecimiento económico y que le demanda, tanto a la política y a las empresas, medidas concretas de acción para fomentarlo.

“Sin duda estamos en un momento de preocupaciones ‘puertas adentro’, y esto coloniza también la conversación sobre la sostenibilidad y reputación de las empresas”, concluye Feres.