Martín Redrado: “Aquí hay que actuar con pragmatismo y sin ideología. En este contexto todos somos keynesianos”

Martín Redrado: “Aquí hay que actuar con pragmatismo y sin ideología. En este contexto todos somos keynesianos”
09 Octubre 2018 Entrevista a Martin Redrado, ex presidente del Banco Central de Argentina Foto: Andres Perez ECONOMISTA - ARGENTINO - RETRATO

El expresidente de Banco Central de Argentina, considera contundente el paquete económico de Chile, aunque añade que la puerta debe estar abierta a medidas adicionales. Destaca la importancia de avanzar en la capacidad de testeo, de manera que las cuarentenas se puedan aplicar de manera focalizada.


Le tocó enfrentar las consecuencias de la crisis financiera en 2009 desde el Banco Central de Argentina y recuerda el liderazgo de Ben Bernanke, expresidente de la Fed, llamando a tomar medidas fuera de la caja de herramientas tradicionales. Ese es a juicio de Martín Redrado, hoy presidente de Fundación Capital y conferencista de Thinking Heads, la postura que deben tener los países ante una crisis del coronavirus, que representa un desafío inédito para la economía mundial.

En ese marco valora los paquetes planes fiscales y monetarios desplegados a nivel nacional, entre ellos el chileno. Mientras que respecto al “aparente” dilema entre cuarentenas y actividad económica, el experto en mercados emergentes considera que es preciso que el Cono Sur avance en su capacidad de testeo, lo que le permitirá distinguir tipos de riesgo entre los ciudadanos, permitiendo reactivar parte de la actividad.

Hasta el minuto, ¿cómo evalúa la reacción de la región a la amenaza del coronavirus?

-América Latina ha tenido suerte en el sentido que hemos podido ver lo que ha ocurrido en otras regiones del mundo, lo que nos ha dado tiempo para prepararnos y establecer algo que parece básico, desde el punto de vista sanitario, qué es poder aplanar la curva de casos que se infectan para que nuestro sistema sanitario pueda dar respuesta a estos requerimientos. Se ha reaccionado de distinta manera, pero prácticamente la totalidad de los países latinoamericanos ha tomado el tema de la cuarentena o el distanciamiento social como una de las medidas claves. La tensión ahora está en cómo la cuarentena permite organizar nuestros sistemas de salud, que en algunos casos son universales, pero probablemente son más vulnerables en relación a Europa. El peak de la pandemia todavía no ha llegado a la región, probablemente lo tengamos en el Cono Sur a principios y mediados de mayo, así que todavía no hemos pasado la prueba de fuego. Lo que sí podemos decir es que hemos tenido una reacción importante, incluyendo la respuesta fiscal y monetaria, para lo cual hay que tener presente que esta no es una crisis como la que hemos tenido en otras oportunidades. Este es un hecho inédito y no hay que mirar al pasado para buscar ejemplos.

¿Qué le parece el programa económico desplegado por el gobierno de Chile?

-Por experiencia considero que los programas de emergencia deben tener tres características. Contundencia es la primera, que sobrepasen las expectativas, hay que sobre reaccionar. Si la gente espera una ayuda que represente el 2% del PIB, que se despliegue el 4%. Hay que sorprender de manera positiva. Lo segundo es que la ayuda se entregue a través de instrumentos simples, fáciles de implementar. Lo tercero es la rapidez en su ejecución. El paquete chileno es contundente y la clave estará en la simplicidad y la rapidez de ejecución, eso nos dirá si son medidas necesarias medidas adicionales, para lo cual la puerta debe quedar abierta. En el marco de la cuarentena se tiene que garantizar dos cosas fundamentales. La primera es que todos los trabajadores, registrados o no, cuentan con su salario. No podemos dejar es que ningún chileno, argentino, peruano, brasileño deje de percibir su salario. Para ello hay que entregar facilidades crediticias a las empresas, lo que a su vez requiere que el Banco Central pueda proveer de liquidez a la banca. Lo segundo es no cortar la cadena de pagos de proveedores y clientes de nuestro entramado productivo. Debe haber mecanismos que sean efectivos para poner la plata en el bolsillo de asalariados y no asalariados y para seguir dándole la sabia que necesita el sistema productivo de nuestros países, de manera tal que la economía en hibernación pueda seguir funcionando con los mecanismos esenciales.

¿Qué expectativas tiene respecto Brasil considerando la postura negacionista de su presidente?

- El paquete que han puesto sobre la mesa es de un poco más del 2% del PIB, lo que parece razonable en principio. Aquí hay que actuar con pragmatismo y sin ideología. En este contexto todos somos keynesianos, siempre de manera racional, planteando que este es un período para hacer políticas anticíclicas. En ese sentido, Pualo Guedes (ministro de Hacienda), para venir de Chicago ha tenido una postura bastante pragmática, ha ido en la dirección correcta. En tanto, en la dimensión política, Brasil ha decidido no ir a la cuarentena o tener una cuarentena bastante laxa. No soy un especialista en lo sanitario, pero está claro que el presidente Jair Bolsonaro ha ido a contramano del resto del mundo. Lo más recomendable sería cuarentenas inteligentes en base a testeos.

¿Cómo ve a la región frente a la situación económica de China y EEUU?

-Nuestra región tiene tres dependencias notables: precio de commodities, costo del dinero y remesas. Todos estos canales se han visto afectados, aunque en el caso en el caso de las materias primas son las industriales las que se han visto más golpeadas, por la crisis primero en China y después en el resto del mundo desarrollado. Pero la cuarentena no ha impedido e incluso en algunos casos ha aumentado el consumo de alimentos, por lo que la soya o la carne se han visto favorecidos. Aunque no se puede descartar un rebrote en China, hasta el momento vemos que va a tener un crecimiento positivo en el segundo semestre, mientras que en Estados Unidos anticipamos el peak de la pandemia lo vamos a tener en los próximos 60 o 90 días, por lo que en su caso el repunte lo anticipamos para el último trimestre. También hay que tener presente que quedaremos con condiciones financieras excepcionales. Vamos a tener tasas de interés en mínimos por un largo tiempo y esto favorecerá a los países que hayan salido mejor parados, con mayor solidez macroeconómica.

Se ha planteado el dilema respecto a cuarentenas totales o el funcionando aunque sea parcial de la economía. ¿Qué opina al respecto?

-No me parece que se tenga. Hay que pensar fuera de la caja de herramientas tradicionales para que se pueda hacer una cosa y la otra. La clave para resolver este aparente dilema entre economía y salud es el testeo. Hay que avanzar con diligencia en la capacidad de testear a la mayor cantidad de personas posible, de manera que podemos determinar poblaciones de mayor, mediano o menos riesgo. A mí juicio, lo ideal es que las cuarentenas sean para aquellos qué son más vulnerables, considerando no solo a las personas de mayor edad, sino que a todos los contagiados, recordando que este virus en muchas ocasiones es asintomático. Necesitamos cuarentenas inteligentes que permitan volver al trabajo a quienes no son vulnerables y eso lo podemos conseguir con la información que no ofrecen los testeos. Está claro que los restaurantes, los espectáculos deportivos o de entretención no podrán funcionar hasta que se aplana la curva, el virus mute y se desarrolle el tratamiento para contenerlo. Uno como hacedor de políticas a veces se ve obligado a tomar decisiones sobre información imperfecta, pero la idea es poder avanzar en recabar información y en este caso eso se logra con más y más testeos.

¿La tragedia que vimos en Guayaquil se puede repetir en otros países de la región?

-Sin duda falta inversión en los sistemas de salud de toda América Latina, esto lo vemos por ejemplo en la cantidad de médicos por habitantes, también en la inversión en redes sanitarias de agua potable. En principio uno espera que las autoridades de todos los países hayan tomado nota. Sin embargo, dado que todavía no llegamos al peak del coronavirus, no sabemos qué tan efectivos han sido las cuarentenas y los testeos en nuestros países, ni cómo reaccionan los sistemas de salud, es decir, si se va a contar con la cantidad de médicos, de camas o de ventiladores. Lo de Guayaquil no podemos descartarlo, pero sí llama a nuestros países a que se tomen todas las medidas para que esto no se repita.

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