Siguen las proyecciones sobre el crecimiento económico de Chile. Este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) entregó un pesimista panorama para la economía nacional en el corto plazo, debido al alza inflacionaria ante el avance del consumo que fue impulsado por los retiros desde los fondos de pensiones y las ayudas del Estado en el momento más álgido de la pandemia. Además, el organismo prevé un freno en la inversión privada, dada la incertidumbre que genera el proceso de nueva Constitución, mientras la inflación seguirá siendo tema el próximo año por los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania.

La expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile se desacelerará bruscamente hasta el 1,4% en 2022 y el 0,1% en 2023, según el documento de la OCDE. El estudio respalda sus datos con la alta inflación, caída de los salarios reales, niveles del empleo informal, debilidad del peso chileno, condiciones financieras más restrictivas y la retirada de ayudas por parte del Estado, que limitarán la capacidad de gasto de las personas.

En diciembre de 2021, la OCDE tenía un pronostico de crecimiento para Chile de 3,2% para el 2022 y 2% para 2023.

Por otro lado, la discusión por una nueva Constitución y las tasas de interés más elevadas le jugarán en contra al país para impulsar la inversión privada, según dice el documento llamado “Perspectivas Económicas de la OCDE”.

La entidad advierte que el efecto de la guerra en Ucrania se sentirá en Chile en el precio de los alimentos y de la energía, y que la economía local también se puede ver perjudicada si el desempeño de China, el principal socio del país, no mejora. El organismo pronosticó un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 9% para este año y de 5,2% para 2023.

En cuanto al alza del precio del cobre, el documento dice que “estos efectos se ven contrarrestados por los precios más altos de la energía, con el consiguiente deterioro de la relación de intercambio”.

Ante esto, la OCDE recomendó a Chile entregar apoyo fiscal “específico y temporal” a los hogares más vulnerables, ante el alza del precio de los alimentos y energías, y ante “una recuperación de empleo rezagada”.

Otro de los consejos a Chile fue impulsar “una reforma fiscal que corrija los problemas de ingresos públicos estructuralmente bajos y limitada progresividad de los impuestos de Chile para poder dar respuesta a las urgentes necesidades sociales y de infraestructura”.

El documento también destina palabras para el Banco Central. La OCDE le recomendó seguir endureciendo su política monetaria para reducir la inflación, pero “a un ritmo más lento, debido a la desaceleración económica”. Así, el organismo prevé nuevas subidas de tasas “aunque de menor cuantía, hasta alcanzar el 9,4%, para luego mantenerse estable hasta finales de 2023″

La OCDE en su documento hizo un llamado a Chile para que potencie la riqueza que tiene en fuentes de energías renovables. Esto, con el fin de “diversificar la economía e impulsar la productividad, reduciendo al mismo tiempo la dependencia (del carbón) y los costos energéticos”.

En esa línea, el organismo ve con buenos ojos la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde de Chile para “descarbonizar la economía, especialmente la industria minera”.

El texto, asimismo, dice que hay que aumentar los ingresos fiscales para financiar de forma adecuada el gasto social y de infraestructura. “Limitando en mayor medida la evasión fiscal, elevando el impuesto a las propiedades y los relacionados con las emisiones de CO2, así como ampliando la base del impuesto a la renta de las personas físicas”, son parte de las recomendaciones del documento.

Por último, la OCDE apunta que la productividad y crecimiento del país se mejorará potenciando aspectos como reforzar la competencia, implementar nuevas tecnologías y simplificar la carga regulatoria. Otro de los aspectos en los que invitó a enfocarse la organización es en la educación pública y superior para mitigar las consecuencias de la pandemia y disminuir las desigualdades.