Relicitación de concesiones
EN LOS PRÓXIMOS años, vencen los plazos de las concesiones de 6 aeropuertos regionales y 8 autopistas estructurantes, incluyendo las rutas entre Santiago y la costa (68 y 78) y diversos tramos de la Ruta 5, el eje longitudinal de nuestro país. Las relicitaciones brindan la posibilidad de incrementar y modernizar nuestra infraestructura para las próximas décadas. Autopistas y túneles con mayor capacidad, rutas logísticas más eficientes, mayor seguridad y servicialidad, además de aeropuertos habilitados para aerolíneas de bajo costo, son algunos de los elementos a considerar.
No obstante, hasta que llegue el momento de la relicitación, siguen surgiendo requerimientos de mayor capacidad en cada una de las infraestructuras, razón por la cual se hace necesario ejecutar obras a través de las concesiones vigentes. Esto se realiza por medio de convenios complementarios a los contratos, los cuales definen las características y el modo de pago de las nuevas obras, siendo la extensión de plazo de la concesión una de las formas de pago más frecuentes, aunque no necesariamente la más eficiente desde el punto de vista económico, ni la más adecuada para incorporar competitividad al sistema.
Efectivamente, dado que la tasa de endeudamiento del Fisco es menor que la tasa implícita en los contratos de concesiones, la extensión de plazo de concesiones para pagar nuevas obras tiene un costo financiero, aunque sirve para mantener las tarifas a los usuarios y para evitar el impacto negativo en el déficit fiscal si el pago fuera con cuotas fiscales. ¿Qué podemos hacer para construir la infraestructura necesaria en la oportunidad que se requiera, sin incrementar tarifas, sin impactar negativamente el déficit fiscal y sin extender los contratos de concesión vigentes?
La respuesta podría estar en el Fondo de Infraestructura, empresa del Estado creada recientemente con la finalidad de financiar obras públicas, especialmente las concesionadas, y cuya implementación debe asumir la actual administración.
El Fondo podría constituirse como una herramienta financiera, que opere para liquidar el pago que el Fisco le adeude a las concesionarias al momento de cumplirse el plazo original de término de las respectivas concesiones, por efecto de haber encargado obras no consideradas durante la vida del contrato. Así, la nueva concesión que se adjudique el contrato en la relicitación, le entera al Fondo de Infraestructura el monto ejecutado para liquidar el contrato de concesión anterior, saldando su déficit. La operación anterior no impacta el déficit fiscal y el sistema se somete a la competencia.
Las relicitaciones que se avecinan nos entregan la oportunidad tanto de aplicar nuevas metodologías financieras como de modernizar los contratos, disponiendo de los incentivos adecuados en materia de tarifas y con la flexibilidad necesaria para encargar a tiempo y en condiciones favorables las obras sobrevinientes, si fueran requeridas. Debemos abrir paso a una nueva generación de concesiones que nos permita dotar a Chile de la infraestructura que requiere, aprendiendo de las lecciones aprendidas en la exitosa primera generación.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.