Vittorio Corbo: “No veo una recuperación en V de la economía mundial ni de Chile, sino en forma de U”
El expresidente del Banco Central dice que lo que manda hoy es la incertidumbre sobre cómo seguirá la pandemia y, en ese contexto, si bien cree que las medidas de las autoridades económicas evitarán una crisis aún mayor, es menos optimista que el instituto emisor y el FMI sobre el repunte de 2021.
Trabajando a full desde su casa, el expresidente del Banco Central (BC), Vittorio Corbo, mira con preocupación el escenario que está generando la crisis del coronavirus. Señala que en Chile no se puede hacer un encierro total, porque “los costos económicos serían muy pronunciados”, y plantea que se debe reconciliar la salud con el bienestar de la población. Pese a que no ve quiebras masivas de empresas en el país, dados los planes de apoyo anunciados, sí estima que el desempleo subirá a alrededor del 10% entre fines de este año y comienzos del próximo. Por lo mismo, enfatiza que hoy lo prioritario es llegar pronto con las medidas de ayuda a los grupos más vulnerables. “Ahora no necesitamos reactivar la demanda agregada, sino financiar a la gente y empresas para que aguanten”, sostiene. En materia de actividad, para este año proyecta una caída del PIB chileno entre un 2% y un 4,5% -menos pesimista que el FMI, dice él-, pero para 2021 la recuperación que prevé es menor, incluso, que la pronosticada por el BC: una expansión entre el 1,5% y el 3%. “La salida será lenta”, advierte.
¿Está más cerca de la mirada económica del BC sobre 2020-2021 para el mundo y Chile, o de la del FMI?
-Hay que entender primero que la gran diferencia es que el FMI tiene un escenario internacional mucho más negativo del que tenía todo el mundo hasta mitad de semana. Si ese escenario se da, lo más probable es que el crecimiento de Chile también será peor de lo que se consideraba antes. El escenario base del FMI estima que el mundo se contrae un 3% este año. La discusión es si se va a dar eso o no. Hay mucha incertidumbre todavía con respecto al desarrollo de la epidemia, al efecto y efectividad de las medidas que han estado tomando los países para mitigar sus impactos, donde destaca EE.UU. El paquete grande que se anunció en ese país recién se está implementando. Lo mismo ha pasado acá con el bono Covid. También hay mucha incertidumbre sobre qué pasará cuando los países empiecen a relajar las restricciones a la movilidad y el encierro. Si van a volver de nuevo los contagios y cómo controlamos esa segunda ronda.
¿A nivel global puede llegar a ser peor que la Gran Depresión, o esa sigue siendo la mayor crisis económica?
-No, la caída de corto plazo es pronunciada, pero lo más probable es que esta crisis sea menos dramática que la Gran Depresión, porque ahora las autoridades han actuado con mucho coraje y con mucha fuerza. Nada de eso se hizo para la Gran Depresión. En esa época, se trató de ajustar el mundo sin política monetaria (patrón oro) y sin política fiscal. Entonces, nos vamos a salvar de una Gran Depresión, básicamente por la respuesta de las autoridades económicas, de los bancos centrales y fiscales.
Mientras el BC dice que el PIB en Chile este año va a descender entre el 1,5% y el 2,5%, el FMI ve una caída del 4,5%. ¿Dónde se ubica usted?
-Ambas proyecciones no son muy comparables, porque el BC hizo las suyas hace ya más de tres semanas y sus números han quedado un poco sobrepasados por los desarrollos recientes. Creo que si las hiciera hoy serían más negativas que las del IPoM, porque, entre otras cosas, el escenario externo base es mucho peor. Los efectos han sido más pronunciados de lo que se pensaba y la epidemia se expandió con mucha fuerza, primero a Europa y luego hacia EE.UU. En ese contexto, mi estimación para el PIB de Chile en 2020 se ubica entre un -2% y un -4,5%. Y para 2021 soy menos optimista que el FMI y el BC sobre la velocidad de recuperación del mundo y del país. Proyecto para Chile un crecimiento entre el 1,5% y el 3%. Esta crisis va a dejar muchas cicatrices, muchos trabajadores van a perder su empleo y cuando partan de nuevo lo harán en otro lugar, perdiendo parte del capital humano que traían; muchas empresas van a quedar muy débiles, tras enfrentar el shock del 18 de octubre y navegar estos meses casi sin ventas. Entonces, es prematuro pensar que vamos a tener un rebote grande el próximo año, aunque tengamos una caída grande este. La recuperación será lenta en el mundo y en Chile.
¿Eso quiere decir que está viendo una recuperación más en forma de U que de V?
-Exactamente. Yo no veo una recuperación en V de la economía mundial ni de Chile, sino en forma de U. Eso me diferencia tanto de la mirada del BC como de la del FMI. Pero sí creo que es posible caer menos este año de lo que estima el FMI, porque hemos tomado y vamos a seguir tomando importantes medidas internas para apoyar a los trabajadores, las familias y las empresas.
¿Y el riesgo de tener una salida en forma de L, es decir sin repunte por mucho tiempo, existe?
-Es poco probable por lo que están haciendo las autoridades en el mundo y en Chile. Sin embargo, si la epidemia se extiende hasta avanzado este año y comienzos del próximo, incluso las proyecciones del FMI terminarán siendo optimistas
¿Las medidas tomadas hasta ahora en Chile cómo las evalúa: a tiempo, suficientes?
-Van en la dirección correcta, pero ahora hay que implementarlas con rapidez. Es muy importante la ingeniería de cómo llegar a la gente y a las empresas más afectadas. Si se requerirán más paquetes depende de cómo siga la epidemia y sus consecuencias en la economía global y nuestra.
Pero todavía hay algunos sectores sin medidas, como operadores financieros que atienden a personas y empresas no bancarizadas. ¿Se deben extender a todos ellos?
-Sí, siempre y cuando sean supervisados por la autoridad. Muchos lo están por la CMF y habrá que buscar mecanismos para llegar a ellos. Intermediarios como los factoring. Pero esto toma tiempo. En EE.UU., la Fed lo ha ido haciendo en la medida que desarrolla los mecanismos. Lo grande ya está hecho y ahora hay que hacer ingeniería en el margen para quienes están todavía fuera del sistema bancario.
¿Y qué pasa con las empresas grandes? ¿Es suficiente lo que anticipó el Presidente Piñera de créditos privados preferentes, o se va a requerir también garantía estatal?
-Si no hay apoyo del Estado, sino más bien financiamiento en los mercados de capitales privados, las empresas grandes van a necesitar ayuda con garantías estatales. De lo contrario, se les va a hacer muy difícil tener acceso al crédito que necesitan para pasar estos meses. Lo que hay que evaluar es el riesgo de que empresas grandes, con efecto sistémico en la economía, tengan dificultades que lleven a desempleos masivos, afecte a proveedores, usuarios, etc. Hay que ayudarles a pasar este período de hibernación, pero también hay que cautelar el uso de los recursos del Estado, con fórmulas que protejan su apoyo.
¿Y este período de hibernación irá entre 3 a 6 meses?
-Si no hay vacuna ni antiviral, pensar que esta hibernación va a durar solo tres meses es muy optimista. La salida va a ser muy gradual. Por lo que veo una lenta recuperación.
¿Y quedan más medidas posibles si esto se alarga?
-Ya hemos inventado suficientes mecanismos y ahora hay que afinarlos bien, de modo que si mañana se requieren más balas, ahí están los instrumentos para dispararlas. Hay que trabajar mucho en cómo llegar a los grupos específicos pronto, especialmente a los trabajadores informales, porque ellos no pueden esperar mucho. De lo contrario, eso también afecta el control del contagio, porque si la gente está obligada a ir a trabajar a la feria para juntar unos pesos, aunque esté contagiada o en cuarentena preventiva, está expandiendo la epidemia o el riesgo de contagio.
¿Habrá quiebras masivas de empresas o eso se va a lograr evitar con medidas como la del Fogape?
-El problema es que Chile venía de su propia crisis iniciada el 18 de octubre. Entonces, algunas empresas no van a ser capaces de sobrevivir a este segundo shock y van a desaparecer, pero no veo una quiebra masiva de empresas, gracias a las medidas que se están tomando. Lo que se hizo con el Fogape, de garantías para créditos a través de la banca y el apoyo del Banco Central, es lo correcto, porque ella tiene los sistemas de evaluación de riesgo y operativos. Entonces, ahí está el mecanismo, y ahora con una tasa de interés baja, eso debiera aliviar la situación de muchas empresas.
Y el desempleo en el país, ¿subirá a los dos dígitos?
-El alza del desempleo en Chile será como lo que está registrando EE.UU., que va a llegar a sobre el 15%, luego de estar en el 3,4% en febrero. En Chile el aumento va a ser menor, porque hay un programa bastante agresivo para permitirles a las empresas que puedan retener a sus trabajadores, donde parte del salario lo paga el seguro de desempleo. Pero igual debiera irse a dos dígitos por el deterioro grande de la actividad. Veo el desempleo llegando en torno al 10% hacia fin de año o comienzos del próximo.
Dado eso, ¿se necesitará un programa de empleo público?
-Creo que sí, pero en otra etapa. Eso va a ser necesario cuando ya la gente pueda volver más masivamente a trabajar, con una probabilidad más reducida de contagio. Ahí se necesitará dar un empuje al mercado laboral y consideraría programas de ese tipo, pero 4.0, en cosas que se tienen que reconstruir igual y proyectos de infraestructura que usen bastante mano de obra. Reparación de infraestructura dañada tras el 18 de octubre, nueva infraestructura urbana, etc. Pero no hoy, donde la prioridad es controlar los contagios, lo que tiene a la oferta de trabajo limitada. Lo que corresponde en este momento es ayudar a la gente a cubrir sus gastos para que se quede en casa cumpliendo con las cuarentenas. Y luego, cuando esto se controle, vamos a estar conversando también de medidas para reactivar la demanda agregada. Ahora no necesitamos reactivar la demanda agregada, sino financiar a la gente y empresas para que aguanten. Necesitamos bonos a los informales, alivio en los pagos y garantías de crédito.
“No se puede hacer un encierro total”
¿Cómo se está manejando en el país la fricción entre medidas sanitarias y funcionamiento de la economía?
-Lo que se está haciendo va en la dirección de lo que recomiendan los especialistas. En Chile, con nuestro nivel de ingreso medio, no se puede hacer un encierro total, porque los costos económicos serían muy pronunciados, especialmente en los grupos de más bajos ingresos que tienen dificultades para acceder a las redes de protección. Entonces, se fue cuidadoso primero con suspender las clases, después cierre de fronteras y luego con las cuarentenas focalizadas. Eso es lo que han estado haciendo Corea, Hong Kong y Singapur. Además, ha ampliado la capacidad para hacer testeos, lo que es fundamental para identificar a los contagiados. Es muy fácil criticar, pero cuando miro el desorden en EE.UU., España, Italia, Brasil, México y varios otros países, pienso que Chile avanza por el camino correcto.
No obstante, se sigue viendo alta demanda, sobre todo de alcaldes, por decretar cuarentenas totales en sus comunas.
-Son las autoridades sanitarias, asesoradas por los expertos, las que deben tomar las decisiones. Los neurocirujanos que se preocupen de las operaciones del cerebro, no el resto de la población. Pero igual esta estrategia se debe evaluar continuamente, a la luz del progreso de la epidemia.
Pero algo que está en el debate mundial sobre la sintonía fina entre las medidas sanitarias y reabrir la economía es que hay gente que se puede seguir muriendo.
-La primera prioridad es controlar la epidemia, hay que reconciliar la salud con el bienestar de la población. Con cuarentenas generalizadas los costos en ingreso y empleo serían muy grandes. Si la población se queda encerrada habrá problemas de salud mental, violencia intrafamiliar, violencia social y bajos ingresos. Los encierros no son gratis. Mi lectura de la evaluación de la experiencia internacional que hacen los especialistas es que hay que buscar un equilibrio. Y al levantar gradualmente las restricciones hay que intentar tener una adecuada oferta hospitalaria, muchos testeos y ser capaces de identificar a los contagiados y monitorear a sus contactos, y asegurarse que ambos cumplan las cuarentenas.
Golpe a la globalización
Esta pandemia y sus efectos, ¿le van a pegar a la globalización?
-Es muy probable, por el hecho, entre otras cosas, de los conflictos entre los países avanzados por tener acceso a implementos médicos y por los nuevos problemas surgidos en las cadenas de producción. Eso hará que algunas naciones promuevan el desarrollo de industrias estratégicas en el área de insumos y equipamientos médicos. Las empresas van a ser mucho más cuidadosas respecto a las cadenas de producción y suministro, van a querer tenerlas más cerca de los consumidores. Entonces, la globalización va a sufrir un golpe con esta pandemia, sin ninguna duda.
¿Y afectará a China como la fábrica del mundo?
-Exacto, ya le está pegando a China como la fábrica del mundo. Este golpe es adicional al de la guerra comercial y tecnológica con EE.UU. Muchas empresas están buscando fuentes en otros lugares, pero muchas más se irán de vuelta a sus casas. Muchas empresas de EE.UU. van a buscar producir dentro del país, o en uno vecino de mejor acceso, como México o Canadá. Igual en Europa; cosas que se fabricaban en China se harán en Portugal o Europa del Este.
¿Puede generarse una suerte de proteccionismo en los países y una corriente de reindustrialización?
-En la parte de insumos estratégicos, sobre todo, pero no es suficiente para cambiar el peso del sector industrial, porque el siglo 21 es el de los servicios. No se va a querer depender mucho de otros en insumos que son básicos en momentos específicos y eso lo irá definiendo cada país. Antes lo fue el material bélico.
¿Pero no lo ve a nivel de alimentos o de bienes de consumo, por ejemplo?
-Mucho menos ahí. Además, esto sería en el margen, porque la globalización ha permitido sacar a millones de personas de la pobreza, tener producción más eficiente y millones de consumidores se beneficiaron de productos más baratos, como ropa, computadores, celulares, etc., entre ellos, los chilenos. Ahora las empresas se han dado cuenta que hay que comprar un poquito de seguro y eso significa tener algunas opciones de insumos más cerca. Entonces, habrá una menor globalización que la de los últimos 30 años, pero no vamos a volver al proteccionismo, porque eso sería desastroso para los países y para el mundo.
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