Alessando Baricco: “La pandemia ha llevado a las personas a hacer las paces con la revolución digital”
El escritor italiano se muestra optimista sobre el mundo pospandemia, y llama a abrazar los cambios y las oportunidades que se abren. “Debemos aceptar el hecho de que muchas cosas colapsan y decidir con enorme determinación reconstruir todo, pero de una mejor manera. Simplemente tratar de defender lo que existe hoy sería una locura”, dice el autor de Seda, quien acaba de lanzar su ensayo Una cierta idea del mundo.
Su sonrisa un tanto elusiva, su pluma minimalista y provocadora, y su libertad para pensar y probar los distintos géneros, proyectos, formatos, son marca registrada en las letras europeas. Además de escritor, es crítico de música, filósofo y dramaturgo. Nació en Turín en 1958, y su novela Seda lo hizo conocido y aclamado internacionalmente. Ese breve, delicado y conciso relato, exquisito y extraño, se tradujo a casi 20 idiomas, vendió millones de ejemplares y se convirtió en un best y long seller.
Ese éxito, en 1996, le dio espacio para experimentar con novelas más complejas, como Tierras de cristal, Océano mar, City, Sin sangre y Homero, Ilíada, así como el monólogo teatral Novecento. Y también para reflexionar sobre el mundo en ensayos lúcidos y arriesgados, en los que destacan Next (sobre la globalización), Los bárbaros (industrias en adaptación a la revolución tecnológica) y, por cierto, The Game (2018), donde establece una historia o arqueología de lo que denomina “la insurrección digital” y “el colapso de los paradigmas de la sociedad del siglo XX”.
En su faceta académica, fundó en 1994 la escuela Holden, en Turín, en donde realiza una enseñanza de la escritura creativa, el periodismo y las artes, y que se expandirá a América Latina. Su nombre es un homenaje explícito al personaje de El guardián entre el centeno, del escritor norteamericano J.D. Salinger. Se parece a él, también, en que odia las entrevistas. Para Baricco, “son como la pornografía: nocivas, pero agradables”, como dijo hace poco.
Sin embargo, aceptó conversar con La Tercera, aunque con dos condiciones: por escrito y en italiano. Hacia el fin de sus vacaciones pospandémicas en Italia, llegaron sus respuestas, en las que plantea sus ideas sobre esta nueva etapa para la humanidad y la globalización. También habla de su más reciente libro publicado en español por Anagrama (y disponible en librerías): Una cierta idea del mundo, una especie de biografía literaria e intelectual, sobre los 50 libros que lo han fascinado en diez años.
-Usted dijo en marzo que el coronavirus ha sido como estrellarse a toda velocidad y que todavía estamos entendiendo qué sucedió. ¿Cómo ve la situación actual, varios meses después?
-Veo por delante doce meses en los que podría pasar cualquier cosa. A nivel médico, hemos entendido a qué enemigo nos enfrentamos, pero no cómo derrotarlo. A nivel económico, somos absolutamente incapaces de entender lo que sucederá. Se necesitará mucha calma, mucha lucidez, mucho coraje y mucha inteligencia. Debemos aceptar el hecho de que muchas cosas colapsan y decidir con enorme determinación reconstruir todo, pero de una mejor manera. Simplemente tratar de defender lo que existe hoy sería una locura.
-Italia fue uno de los países más afectados. ¿Qué lecciones le deja esta pandemia?
-Obviamente hemos aprendido muchas cosas, tanto individual como colectivamente. Menciono una entre todas: somos mejores de lo que pensábamos.
“Si, en cambio, la élite humanista se atrinchera en una cultura del siglo XX, asustada y ofendida por la revolución digital, los ingenieros y los informáticos tomarán el mundo y lo diseñarán de acuerdo con sus principios y valores: tal vez funcione bien, pero no será nuestro mundo”.
Alessandro Baricco
-En The Game hizo una cronología, o arqueología, de la tecnología. Y ha dicho que piensa que la pandemia nos ha empujado más aún hacia el futuro. ¿Ese futuro, más tecnológico aún en un nivel cotidiano, es un futuro al que temer?
-No. ¿Por qué temer? No, no, no. La pandemia en todas partes ha dejado en claro que los dispositivos digitales están ahí para mejorar la vida y no para destruirla. Puede hacerse un uso incorrecto, por supuesto, pero no se puede temer al secador de pelo solo porque es posible tirarlo en una bañera llena de agua. En general, creo que la pandemia ha llevado a las personas a hacer las paces con la revolución digital: y esto es bueno porque estábamos perdiendo mucho tiempo haciéndonos preguntas o teniendo dudas que retrasaron una verdadera revolución en nuestra estadía en el mundo, una revolución que tanto necesitamos.
-¿Cuál es el lugar de las humanidades, la literatura y el pensamiento en un mundo tan tecnológico?
-Depende de nosotros. Y sobre todo por la élite que socava el conocimiento humanista. Si puede alinearse con el mundo contemporáneo, el humanismo será la primera base de la civilización venidera. Será lo más preciado que tendremos que transmitir a nuestros hijos. Si, en cambio, la élite humanista se atrinchera en una cultura del siglo XX, asustada y ofendida por la revolución digital, los ingenieros y los informáticos tomarán el mundo y lo diseñarán de acuerdo con sus principios y valores: tal vez funcione bien, pero no será nuestro mundo.
-Para muchos hay una ventana de oportunidad debido a la pandemia, para pensar en un mundo mejor en términos ambientales y sociales. ¿Lo ve así?
-Por supuesto. Es una gran oportunidad. Podemos restablecer muchas cosas. Especialmente los jóvenes tienen que hacerlo. Tienen que tomar el mundo en sus manos, y este es el momento adecuado para hacerlo. Deben comprender que la gestión de emergencias del Covid es -y debiera ser- la última gran muestra de una inteligencia, la del siglo XX, que ya no es adecuada para gestionar el presente. Cuando pasemos esta página dolorosa, casi nada de esta manera de resolver problemas propia del siglo XX tendrá que permanecer.
Su autobiografía en 50 libros
“Hace diez años cambié de ciudad. ¿Y a mí qué?, diréis. Pues que allí dejé todos los libros que había leído hasta entonces para entrar en una casa en la que no había ni un solo libro mío”. Así escribe en el prólogo de su nuevo libro. De los nuevos libros que poblaron sus nuevos estantes, eligió los 50 mejores, que están en este volumen. Se ven allí sus pulsiones y curiosidades, y también su deseo de alejarse de cualquier ambición canónica: comparten espacio, en su biblioteca y en su mente, autores como Ian McEwan y Mary Beard, así como Isaiah Berlin y Roberto Bolaño, entre otras y otros. Cada capítulo es un viaje, un diálogo, entre la obra, el autor y Baricco.
-Su libro Una cierta idea del mundo es una lectura profunda, un homenaje a autores y lectores. ¿Cómo interactúa con un mundo de consumo de series, con poco espacio para la atención?
-Una cierta idea del mundo es quizás el libro más autobiográfico que he escrito. Hablo muy poco sobre mí, pero hablando de los libros que me encantan, digo todo sobre mí. Es algo extraño, que también me sorprendió: pero sucedió. Y en mi opinión, puede comunicarse muy bien con la civilización contemporánea y, sobre todo, con los jóvenes que respiran bien la civilización digital: estoy seguro de que encontrarán una forma de ligereza y velocidad que conocen muy bien.
-Usted se ha definido como un lector del novecento, interesado en el siglo XXI. Ahora que estamos en el siglo XXI, ¿cómo ve este siglo ese lector?
-Es un período extremadamente fascinante, y vivirlo es un privilegio. Todos finalmente están cambiando, y estamos allí en una fila. Fantástico.
-Dice que el estado de incertidumbre y dependencia tecnológica es un “ensayo general” y que pasaremos los próximos 50 años así. Pero que aun así, esta pandemia “nos lanzará al futuro”…
-Lo que he dicho, y lo que creo, es que las democracias funcionan mejor en una emergencia, dan lo mejor de sí. En cierto sentido, Pericles ya había entendido esto cuando decidió lanzar a Atenas a una guerra con Esparta que también podría evitarse. Por lo tanto, dada la crisis general de las democracias, no se excluye que elijamos vivir en una situación de emergencia crónica y perenne. Después del Covid, se encontrará algo más: probablemente el fin del planeta.
-Para usted, la democracia es la que nos salvará. Pero se ven auges de populismos y populistas radicales, que utilizan los miedos de las personas para justamente debilitar el respeto y el diálogo… ¿Qué aconseja?
-Nunca pensar que los populistas son ignorantes y estúpidos. Nunca pensar que son simplemente malos. Nunca sentirse mejor que ellos. Nunca perseguir soluciones poéticas que luego no resuelvan problemas. Respetar a las personas simples. Comprender que la democracia es una opción fatigosa y nada de obvia. Saber ser radical, directo y, a veces, incluso desagradable. Poner, por encima de todo, una redistribución justa de la riqueza como objetivo. Elegir líderes incómodos. No dejar que la agenda la dicten los populistas. Jugar con las piezas blancas y no las negras. Nunca tener miedo.
-Sobre la hostilidad en las redes sociales y la llamada “cultura de la cancelación”, contra la cual se han expresado varios intelectuales, ¿usted qué piensa?
-Es uno de los aspectos difíciles del “game”. Necesitamos vigilancia. Pero si es una excusa para no comprender las oportunidades que ofrece el “game”, entonces no estoy ahí.
-La escuela Holden abrirá en España y América Latina. ¿Por qué quería hacer esta expansión? ¿Cuándo podemos esperar su llegada a Chile?
-Sí, tenemos este plan para abrir una escuela Holden en español. La idea era abrir una sucursal en 2021 en Madrid, como puerta de entrada al mundo latinoamericano. El Covid complicó un poco el asunto, como es fácil de entender. Pero no somos personas que se rinden así como así.
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