Rino
Sudan, el último rinoceronte blanco macho del norte, falleció en marzo del 2018. Foto: AP

Alza del tráfico de órganos de animales por supuestos beneficios médicos

Expertos denuncian que muchas personas le atribuyen erróneamente bondades medicinales.


En 1960 se calcula que unos 100.000 rinocerontes negros vivían en África. Para 2010, último censo disponible, sólo quedaban 4.880 ejemplares, lo que tiene a la especie al borde de la extinción.

Su dramática desaparición se debe a las supuestas cualidades sanatorias de su cuerno, para muchos, una efectiva cura para el cáncer, pese a que no existe ninguna evidencia científica.

Tal como el rinoceronte, otros cientos de especies hoy están amenazadas, porque la gente le da supuestos beneficios medicinales, según denunciaron ayer expertos reunidos en Medellín, Colombia.

"Nunca criticaremos las prácticas tradicionales", dice John Scanlon, secretario general de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites).

Pero denuncia a aquellos que abusan de personas "muy vulnerables" al ofrecerles "ciertos productos de la vida salvaje como poseedores de propiedades que no están asociadas con la medicina tradicional".

Entre otras supuestas sustancias medicinales, los expertos denunciaron las escamas de pangolines (pequeños hormigueros de cola larga ), los huesos de tigre, caballitos de mar disecados, garras de perezosos, branquias de mantarrayas o embriones de macacos.

"La crisis actual de la caza ilegal de rinocerontes, que comenzó alrededor de 2007 (…), tiene sus orígenes en uso medicinal falso", subrayó Richard Thomas, de la organización Traffic.

La mayoría de estas supuestas bondades curativas provienen de historias urbanas. Como la de un político vietnamita, que en los años 2000 habría afirmado que el cuerno de rinoceronte lo curó de un cáncer.

"No hay ninguna evidencia científica para suponer ninguna propiedad de las escamas de pangolín, así como tampoco las hay sobre las propiedades contra el sida de los gecko tokay, o la inyección dé virilidad que dan los huesos de tigre. La superstición, la medicina tradicional y las técnicas del mercadeo viral están agravando la presión sobre las especies animales", dijo Charlotte Nithart, de la ONG Robin des Bois.

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