Catalina Infante: "La maternidad aterra, pienso. No fue nunca como nos dijeron que sería"
¿Qué pasa cuando una mujer ejerce o se pregunta en serio por la maternidad y no está viva su madre para contenerla, ayudarla, servirle como espejo donde reflejarse? ¿Cómo se lidia con esa ausencia profunda? ¿Se supera alguna vez? Cuatro testimonios dan una respuesta.
Son pocos los objetos que tengo de mi madre, los he perdido casi todos. No suelo perder las cosas, pero las suyas sí, me abandonan, se extravían de mí, como si todo lo de ella estuviera condenado a desaparecer. Hoy sólo me queda un anillo de piedra morada, que tampoco encontré para llevarme ese día. Cuando me preguntan por él, digo que me lo regaló mi madre, pero no es cierto, lo tomé de su clóset meses después de que muriera de cáncer. Sus cosas quedaron allí varios años, sus bolsillos llenos de papeles, su ropa perfumada, los zapatos cansados. Cada cierto tiempo abría ese armario y revisaba todo, daba vuelta las carteras buscándola a ella, por si se hubiera quedado allí escondida, entre las boletas de cosas que alguna vez compró o la letra de un cheque a medio hacer. En una de esas visitas intrusivas a su memoria tomé el anillo de piedra y me lo puse. Me hice una promesa a mí misma que no recuerdo en detalle, pero contenía la determinación de que la vida podía ser distinta, de que ese dolor tenía que desaparecer. De alguna forma desapareció. Con los años, se fue yendo de mí al igual que sus objetos.
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Catalina Infante y Drina Beovic[/caption]
*Catalina Infante es escritora. En 2018 publicó el libro Todas somos una misma sombra.
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