“ChatGPT sigue siendo muy tonto”: las advertencias del Bill Gates japonés
Kazuhiko Nishi, creador del estándar MSX, considera que “las máquinas se volverán muy inteligentes en 10 o 20 años”. Estos son sus nuevos planes.
Kazuhiko “Kay” Nishi es uno de los pioneros de la informática. Fue el responsable máximo de Microsoft en Japón e inventor del estándar MSX, uno de los primeros intentos de computadoras personales en los años 80.
Pero sobre todo fue un precursor de una idea revolucionaria: entendió antes que todos que la tecnología debe acercarse lo más posible a las personas. El propio fundador de Microsoft, Bill Gates, dijo una vez: “De todas las personas que he conocido, probablemente Kay es la que más se parece a mí”.
Muy joven debió abandonar la universidad porque tenía que arrancar su propia empresa, “cuando pude hacerlo traté de recuperar, pero el sistema universitario no me lo permitió. Finalmente, terminé mi doctorado a los 60 años y la Universidad de Tokio me ofreció un puesto de docente, lo que he estado haciendo durante los últimos cinco años”, contó en entrevista con El País.
“Ahora tengo que jubilarme, pero he decidido construir mi propia universidad invirtiendo todo el dinero que tengo. Espero lograrlo en 2025 y este es mi mayor desafío. La innovación no depende de la edad física, sino de la edad mental y del corazón. Así, la juventud no es un período específico de la vida y puedes mantenerte joven cambiando tu forma de pensar”.
A los 66 años, Nishi —toda una autoridad entre los apasionados de la programación e informática— planea también crear superordenadores más accesibles para el gran público.
Entrevistado por el medio español, el empresario contó sobre los inicios de MSX y otras innovaciones de su autoría.
“En 1983, IBM estaba promocionando su ordenador, pero todavía era muy caro y yo sentí la necesidad de crear una solución doméstica más barata: así nació el MSX”, comentó. “Sin embargo, estaba en Microsoft y una empresa no puede apoyar dos productos que compiten entre sí. Por tanto, la máquina de IBM se popularizó porque era más potente, luego las inversiones aumentaron y los precios bajaron. En 1993, el MSX ya no era rentable y dejé de desarrollarlo”.
Los planes del Bill Gates japonés
Según comentó Kay a El País, “en 1980 nació el ordenador personal, en el 2000 el smartphone: cada 20 años nace un nuevo tipo de ordenador y desde 2020 es el momento del IoT [Internet of Things, o Internet de las cosas]. Así que mi idea es producir un MSX muy compacto y conectable a los sensores IoT: este es el nuevo MSX0, a un precio de unos 150 dólares. El próximo año lanzaré el MSX3 que se conectará a la televisión. Y luego el MSX Turbo, que será un superordenador. Quiero ofrecer una solución más simple que la de nuestros competidores, Arduino o Raspberry Pi. Uso el lenguaje BASIC, que es antiguo pero aún válido y fácil de usar”.
“En Microsoft hice dos grandes cosas: MS-DOS, con GW-BASIC y BASIC extension, y definir el teclado y el ratón de Windows, además de vincular el CD-ROM. Todo esto es obra mía. Después de Microsoft, gané mucho con mi empresa trabajando en la CPU y también fundé la comunidad mundial para el formato de compresión de vídeo MPEG. Cuando cumplí 60 años me pregunté qué haría después, y entendí que mi próximo desafío sería el IoT”, agregó.
¿Alguna vez se arrepintió de dejar Microsoft en 1985?
“En la vida hay cambios positivos o negativos, pero siempre es tu decisión. Yo era muy cercano a Bill Gates, controlaba Japón para la empresa y solo le reportaba a él, pero había otros burócratas que querían ocupar mi puesto. A menudo, cuando las compañías crecen mucho, se llenan de burócratas ambiciosos. Decidí no pelear y me fui”.
Luego agregó: “Si me hubiera quedado en Microsoft, ahora tendría al menos una décima parte de lo que posee Bill Gates. Sufrí unos diez años después de esa decisión, pero luego me recuperé y con mi empresa llegué a ganar unos 300 millones de dólares: ¿es suficiente o no es suficiente? Durante un tiempo pensé que no era suficiente, pero sí lo era. Quiero decir, tengo cuatro helicópteros, Rolls-Royce, Bentley. Así que soy feliz”.
¿Es esta su idea de la felicidad?
“Todo el mundo está en busca de la felicidad y el dinero también es útil para alcanzarla. Sin embargo, he entendido que hay dos formas de ser feliz; la primera es hacer realidad tus sueños con dinero: fama, éxito, poder. Esto puede hacerte feliz. Pero hay otro tipo de felicidad que reside en despertarse por la mañana sintiéndose sano y agradecido. Los monjes no tienen posesiones personales, pero son mentalmente conscientes de esta gratitud que los hace personas extremadamente felices. Quizás lo ideal sea tener ambas cosas”.
“ChatGPT sigue siendo muy tonto”
¿Cómo ve la crisis de Big Tech?
“Elon Musk despidió a tres cuartas partes de los empleados de Twitter, pero la empresa sigue viva. Todo el mundo sabe que las grandes tecnológicas están llenas de trabajadores vagos, porque son tan rentables que pueden permitírselo. La dirección ha sido muy generosa a lo largo de los años: tanto si trabajas como si no, no importa, tómatelo con calma. Ahora, debido a la extrema disciplina y actitud de Elon Musk, estas empresas han visto el momento de intervenir. Lo cierto es que en toda empresa, escuela o comunidad siempre hay, por lo menos, un 10% de personal improductivo”.
¿Y qué piensa de ChatGPT?
“Mi profesor en el MIT, Marvin Minsky, fue el inventor de la inteligencia artificial (IA) y siempre dijo que era mejor no hacer negocios basados en ella porque es una investigación básica. Pero ahora se está volviendo muy popular y el país más adelantado es China, mientras que Estados Unidos está tratando desesperadamente de recuperar. No sé qué va a pasar, pero ChatGPT sigue siendo muy tonto. Cuando leo los textos que produce, no puedo evitar reírme, es una buena lectura cómica. Dicho esto, es solo cuestión de tiempo y las máquinas se volverán muy inteligentes en 10 o 20 años. Personalmente, sin embargo, no me interesa mucho, todavía tengo unos 20 años de trabajo y quiero dedicar la mitad al IoT y la otra mitad a los superordenadores. He decidido construir mi propia universidad invirtiendo todo el dinero que tengo”.
¿Superordenadores para todos?
“Muchas personas leen y escuchan sobre los superordenadores, pero casi nadie los ha tocado. Porque son increíblemente caros. Si pudiera producir uno por el precio de un automóvil, todos podrían usarlo. Quizá no tendríamos uno en cada hogar, pero sí en cada universidad o laboratorio. Por cierto, los superordenadores todavía usan el lenguaje Fortran 77, que tiene 45 años. Necesitamos acercarlos a las personas para que puedan pensar en nuevos lenguajes que soporten la IA”.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.