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Cómo hablar sobre la muerte con los niños.

Cómo hablar sobre la muerte con los niños

En el proceso de comunicarle a un niño que un ser querido ha fallecido influyen factores como la edad, las creencias o si era una persona muy significativa en su vida. Sin embargo, hay algunas recomendaciones generales que los adultos pueden considerar antes de concretar la conversación.


A lo largo de la vida, los seres humanos deben pasar por experiencias y desafíos que no son sencillas de sobrellevar. Quizás uno de los más complejos es el duelo, reacción natural que viene después de haber enfrentado la pérdida de un ser querido y que puede desatar sentimientos dolorosos.

A menudo la muerte es un tema incómodo de hablar, porque no se sabe cómo abordar de manera adecuada. La tarea podría ser particularmente abrumadora para los padres o cuidadores, que en ocasiones sienten miedo al pensar en los efectos que aparecerán en los niños después de comunicar la noticia del fallecimiento de un ser querido.

Sin embargo, hablar de la muerte con los niños es significativo y necesario. Es una parte natural del ciclo vital, y al mismo tiempo, permite que los niños tengan una certeza de lo que está sucediendo a su alrededor.

“El miedo de los adultos a tocar el tema de la muerte ocurre porque hay mucha interpretación de la información y tememos la reacción de nuestros hijos”, expresa Ester Laherrán, psicóloga de Clínica Bupa Santiago.

“Es muy común que los adultos hablen frente a los niños creyendo que ellos no están escuchando, pero eso no es verdad. Ellos siempre suelen estar muy atentos a todo y puede que escuchen fragmentos de conversaciones”, añade.

De acuerdo a la especialista, si se busca ese momento apropiado para conversar sobre los hechos, los niños no se verán obligados a buscar información por otras vías que no son las más idóneas y obtener elaborar sus propias conclusiones sobre lo que pasa.

Por lo mismo, dice Laherrán, “es importante que haya adultos responsables que hagan un acompañamiento a los niños en la construcción de esta nueva realidad”.

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Hay padres que tienen temor o preocupación a hablar de la muerte con los niños. Foto referencial.

Consejos para hablar de la muerte con los niños

“La forma en que le expresamos el duelo a los niños también los prepara para poder enfrentarlo el día de mañana. Es un proceso triste, que cuesta, pero del que se sale adelante y que luego entenderán que es parte del camino. Es mejor eso a no hablarlo”, advierte Claudia Maggi, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes.

Un inicio para comenzar a abordar este tópico de forma relacionándolo con situaciones cotidianas y que hayan visto, dice la académica, como lo puede ser el fallecimiento de una mascota.

Hay que comprender que cada experiencia es personal y que lo que podríamos decirles a los niños sobre la muerte va a depender de varios factores, como la edad, la madurez, el contexto cultural, las creencias o si era una persona muy significativa en su vida.

Sin embargo, las especialistas aseguran que hay algunas recomendaciones generales a seguir para hablar del fallecimiento de una persona y durante el proceso que viene después, el duelo.

1. Verificar si soy la persona adecuada para hablar del tema con un niño o adolescente. Sobrellevar la pérdida repentina de alguien importante puede ser tan abrumador que podríamos no estar preparados para expresarlo inmediatamente con los más pequeños y resolver de forma adecuada sus preguntas. Por lo mismo, lo primero es reconocer las emociones que estamos sintiendo y si somos capaces de hacerlo en ese instante, o lo mejor es que otro adulto responsable se lo comunique al niño.

2. Escoger un ambiente íntimo y tranquilo para comunicar la noticia, donde no hayan interrupciones de otras personas.

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Una de las medidas más importantes a la hora de hablar sobre la muerte de un ser querido es escoger un entorno tranquilo. Foto referencial.

3. Adaptarse a la edad del niño y usar un lenguaje acorde para relatar los hechos de la forma más clara posible, manteniendo el cuidado con lo que se está diciendo.

Si bien es usual que se usen eufemismos para hablar de la muerte de alguien, tales como “ahora está durmiendo en paz” o “lo perdimos”, es mejor optar por explicaciones sencillas y concretas. De acuerdo al Child Mind Institute de Estados Unidos, recurrir a esos términos podría generar confusiones en los niños o crea que quien falleció volverá en algún momento.

En el caso de que presente preguntas durante la conversación debes responderlas con la información necesaria, sin entregar todos los detalles. “En los niños más pequeños se recomienda hablar con ellos de manera más frecuente, pero con periodos cortos de tiempo”, dice Laherrán.

4. Hacerle saber que está bien expresar sus emociones. Después de comunicar los hechos, el niño o adolescente podría experimentar miedo, tristeza, aislamiento, pérdida del apetito, sentimiento de culpa o cambios de humor sin causa aparente.

En ese sentido, lo idóneo es que los adultos propicien los espacios de conversación donde haya validación y contención de los sentimientos de los más pequeños. “Es importante darle cabida a la expresión de la pena, para que ellos puedan también hacer sus preguntas”, dice la académica de la U. de los Andes.

5. Ofrecer acompañamiento. Para la psicóloga de Clínica Bupa, uno de los pasos más importantes que los cuidadores deben hacer cuando los niños están pasando por un duelo es “transmitirles seguridad y presencia”, de manera que entiendan que no están solos en el proceso.

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Después de saber que alguien importante ha fallecido, el niño debe sentirse acompañado y contar con un espacio para expresar sus emociones. Foto referencial.

Otra herramienta que es útil en los momentos posteriores es que el niño o adolescente sepa que es válido seguir recordando a ese ser querido, por ejemplo, a través de las experiencias y momentos que compartieron en el pasado y que ahora los unen. Eso sí, ese recuerdo no tiene que obstaculizar las rutinas o la vida en general.

“Hay gente que tiene diferentes ritos, como escribir cartas e ir a dejarlas al cementerio. Eso es parte de la identidad familiar, porque ese abuelo, tío o padre siempre estará”, dice Maggi.

Por último, se debe entender que es normal que cuando se está procesando una pérdida el niño o adolescente manifieste tristeza y otras emociones vinculadas. Sin embargo, cuando los cambios de conducta son exagerados o se prolongan a medida que pasa el tiempo, lo ideal es consultar con un especialista de salud mental, en este caso, un psicólogo infantojuvenil.

“Muchas veces tenemos recursos emocionales o experiencias de vida que pueden ayudar, pero a veces el acompañarse de un profesional de salud mental permite que esas herramientas se amplíen, que te acompañen en ese proceso, validen tus emociones y no te juzguen”, sentencia Laherrán.

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