Cómo sentirse vivo otra vez, según una experta
Hay días en que las actividades que antes nos causaban felicidad, como leer, escuchar música o bailar, ya no nos provocan el mismo sentimiento. Si estás pasando por ese proceso, la autora británica Katherine May entregó unas sugerencias para sentirse vivo nuevamente.
Puede que en más de alguna ocasión te hayas sentido aburrido de la rutina diaria, y que por más que lo intentes, sientes que ya ninguna actividad de distracción te causa placer.
Lo anterior no es poco común. Hasta a Katherine May, escritora británica de libros como Wintering y Enchantment, le sucedió.
En cierto momento de la pandemia, May pasó por un periodo crítico de su vida: se sentía con mucha desidia y cansancio. Lo que antes le causaba felicidad, como nadar, leer o caminar, ya no le generaba ningún sentimiento.
“No había nada que hiciera que el mundo me resultara interesante”, expresó la autora en entrevista con The NY Times. “Sentí que mi cabeza estaba un poco llena y vacía al mismo tiempo”, añadió.
Hasta que se dio cuenta de lo que tenía que cambiar en esas actividades para sentirse viva de nuevo. “Tienes que seguir persiguiéndolo hasta que sientas ese cosquilleo que te dice que has encontrado algo que es mágico para ti”, comentó la escritora. “Es prueba y error, ¿no?”.
Esto es lo que pudo averiguar Katherine May para volver a sentir placer o felicidad en las cosas pequeñas de la vida.
Prestar atención al entorno que te rodea
Según relata la autora, uno de los pasos necesarios es tratar de hallar la humildad de abrirnos a nuevas experiencias y poder aprender cosas desconocidas cada día. A su juicio, es más sencillo decir aquella frase que concretarlo.
“Déjate llevar por esos pensamientos que te dicen que es una tontería, que no tiene sentido, que es una pérdida de tiempo o que estás demasiado ocupado para hacer esto”, comentó May a The NY Times.
“En cambio, date permiso para querer eso en primer lugar, anhelar ese contacto con lo sagrado y esa sensación de poder comunicarte con algo que es más grande que tú”, agregó.
Para May, el proceso de entrar a un estado de asombro se asimila a entrenar un músculo. Y como eso no es fácil de lograr, la escritora sugiere que el paso inicial es “ceder a la fascinación” de las situaciones diarias.
Un ejemplo de lo anterior es el siguiente: las veces en que May encuentra un insecto en su jardín, ella se siente asombrada. Si encuentra una mínima luz en su taza de café, es otro logro del día. En sus palabras, la idea es hallar las pequeñas cosas del entorno que te pueden causar sorpresa, pero sin forzarlo demasiado.
“Nos hemos dicho a nosotros mismos que todo tiene que ser tan grande”, apuntó. “En realidad, podemos simplemente exhalar y vivir vidas bastante pequeñas”.
Pregúntate cosas sencillas
Según May, otro paso es preguntarte a ti mismo qué es lo que te tranquiliza. Las respuestas pueden ser variadas, pero lo importante es encontrarlas y ejecutarlas.
En su caso, cada mañana la escritora sale al aire libre y toma un respiro. También mira el cielo y observa cómo la superficie de su piel cambia al salir.
Otra posible respuesta es, por ejemplo, contemplar el cielo: “La luna es tan hermosa, y cuando miras la miras, no puedes evitar notar las estrellas y los planetas que están en el cielo nocturno”.
Dedica tiempo a reflexionar
Muchas veces ocurre que estamos tan absortos en el trabajo o los estudios, que nos cuesta dedicar unos minutos a reflexionar.
De acuerdo a May, no solo es importante incorporar la reflexión en la cotidianidad, sino que también no preocuparnos demasiado en hacerlo siguiendo reglas demasiado rigurosas.
“Llegas a un punto de tu vida en el que piensas: ‘Esto es simplemente imposible’”, señaló la escritora sobre una meditación estricta que intentó seguir. “Durante mucho tiempo pensé, ‘He fallado. Obviamente debería poder hacer esto’”.
Como los patrones de meditación no sirvieron en ella, se dio cuenta de que tenía que hacerlo de acuerdo a su realidad. Decidió meditar cinco minutos en la noche, aunque también lo ha hecho caminando en el exterior. Y le funcionó.
“Para mí, nunca se ha tratado de despejar mi mente”, explicó. “Se trata de emprender el tipo de trabajo más lento para procesar todas esas cosas que pican en la parte posterior de tu cerebro”.
Hacer actividades porque se sienten bien
May relata que algunas personas suelen pensar que la búsqueda del placer puede resultar algo ingenuo de hacer. Y es que no es extraño que se le otorgue un mayor valor a aquellas acciones más concretas o rápidas, o que tienen más “lógica”. Sin embargo, enfatiza en que lo anterior no necesariamente entregará felicidad.
En el caso de la escritora británica, una de sus acciones favoritas de hacer en el día a día es nadar en el agua fría. Dice que lo hace por “el puro placer de estar en ese espacio increíble”.
Un día, May quiso hacer miel en casa y para aprender el paso a paso, tomó una clase de apicultura. Pero pronto se dio cuenta que disfrutaba más asombrándose durante el proceso de aprendizaje que finalmente logrando su objetivo inicial. “Todavía podría, técnicamente, hacer eso, pero ahora me doy cuenta de que esto nunca fue lo que realmente quise”, plasmó May en su libro Enchantment.
“Quiero tomarlo con calma, absorber mis lecciones a través de la piel y los oídos, para que a veces me piquen”, fueron las palabras que la autora dedicó a ese proceso.
“Son tan fuertes cuando cantan todos juntos, con el olor a miel y propóleos, el humo, la forma en que vibra toda la caja bajo tus manos, es bastante absoluto, esto interacción del ser humano y la abeja”, reflexionó May.
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