Cómo será Orion, el primer laboratorio de Sudamérica para estudiar los virus más letales del mundo
El complejo de laboratorios se está construyendo en el campus Centro Brasileño de Investigación en Energía y Materiales (CNPEM), Campinas, Brasil. Será, además, el primero en el mundo en contar con un acelerador de partículas.
Un país de la región cumplirá próximamente un hito científico sin precedentes. Y es que Brasil albergará el primer laboratorio de máxima seguridad biológica en Sudamérica, que contará con instalaciones únicas en el mundo.
El propósito del ambicioso proyecto es la investigación avanzada de diversos patógenos como virus, bacterias, hongos y parásitos causantes de enfermedades, además de sus efectos en la salud humana.
De acuerdo al Centro Brasileño de Investigación en Energía y Materiales (CNPEM), la entidad que supervisa el proyecto, no solo beneficiará el desarrollo de métodos de diagnóstico, vacunas y estrategias epidemiológicas, sino que también podría fortalecer el sistema de salud brasileño y la soberanía de ese país para hacer frente a crisis sanitarias a futuro.
Aunque hay quienes han mostrado su preocupación por el costo que implica tener un laboratorio de esta magnitud, otros ven con entusiasmo que en Sudamérica haya un recinto dedicado exclusivamente a estudiar de manera segura a patógenos letales.
Así será el primer laboratorio de Sudamérica para estudiar virus letales
El complejo de laboratorios, llamado Orion, se está construyendo en el campus del CNPEM, en el municipio de Campinas, a 100 kilómetros de São Paulo.
Allí también se encuentra el proyecto Sirius, un acelerador de partículas de 68 mil metros cuadrados que cuenta con la mejor infraestructura de investigación que se ha levantado en Brasil.
A inicios de julio el presidente de Brasil, Lula da Silva, visitó el CNPEM para celebrar la ceremonia de colocación de la primera piedra del laboratorio.
“Orion es otra obra del gobierno federal, dentro del Nuevo PAC, para la investigación avanzada de medicamentos y la producción de vacunas”, escribió el mandatario brasileño en su cuenta de X (antes Twitter”.
“Brasil vuelve a tener un gobierno que cree en la ciencia y en el futuro”, complementó.
Mientras que la ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, Luciana Santos, señaló que “Orion permitirá a nuestro país monitorizar, aislar e investigar agentes biológicos para desarrollar métodos de diagnóstico, vacunas y tratamientos para enfermedades”.
Se prevé que la construcción de la infraestructura finalice en 2026 y sus operaciones inicien en 2028. Hasta junio de este año, el gobierno brasileño había destinado 240 millones de reales al proyecto, y otros 760 millones de reales están previstos para el 2026, lo que en un total suma 1.000 millones de reales (casi 180 millones de dólares).
Según el CNPEM, Orion contará con una superficie de 30.000 metros cuadrados que incluirá áreas corporativas, una instalación de investigación con animales, técnicas avanzadas de bioimagen y laboratorios de bioseguridad de nivel 4 (BSL-4), pero también con otros de nivel 2 (BSL-2) y 3 (BSL-3).
Los laboratorios de nivel 4, que será el sello distintivo del proyecto brasileño, son los que aportan más seguridad y contención. Están diseñados especialmente para que científicos estudien los patógenos más letales que existen en el mundo, que son capaces de transmitirse fácilmente por el aire y que pueden pueden representar un gran peligro para la vida humana al no existir vacunas o tratamientos para enfrentarlos.
En vista de lo anterior, los investigadores deben seguir rigurosas medidas mientras están en esos recintos. Su ingreso, por ejemplo, debe ser a través de cámaras de cierre hermético o un sistema de caja de paso.
Cada vez que entren o salgan de las salas, están obligados a ducharse y cambiarse todas las prendas de vestir. Otra medida exigida es usar trajes de protección diseñados especialmente para esos lugares, que también tienen un suministro de aire autónomo.
De acuerdo a un informe publicado por Global BioLabs en 2023, existen 69 laboratorios de máxima seguridad biológica en el mundo. De ese total solo 51 están operativos, mientras que 18 están en proceso de planificación o construcción, lo que incluye a Orion. La gran mayoría de los recintos se ubican en Europa (26), Asia (20) y Norteamérica (15).
Flávio Fonseca, virólogo de la Universidad Federal de Minas Gerais de Brasil, detalló a la revista científica Nature que un laboratorio de ese tipo “es incuestionable” en la actualidad, considerando que en el último siglo se ha visto cómo ha incrementado “el número de brotes pandémicos”.
Pero además de eso, el investigador cree que el proyecto podría otorgar mayor autonomía científica a Brasil, ya que los investigadores tendrían la posibilidad de estudiar en esas instalaciones los patógenos locales, en vez de tener que trasladarse a laboratorios en el extranjero.
Fernando Spilki, virólogo veterinario de la Universidad Feevale en Novo Hamburgo, también coincide en que la presencia de Orion es necesaria porque en los últimos años se ha visto cómo ha aumentado la tala de la selva amazónica, lo que al mismo tiempo se traduce en un mayor riesgo de que los seres humanos tengan contacto con animales que podrían albergar virus o bacterias dañinas.
Al mismo tiempo, el avance del cambio climático ha provocado que muchas especies arranquen de su hábitat y lleguen a ciudades pobladas.
“Necesitamos un laboratorio como este para poder dar respuestas rápidas” a esos desafíos, indicó Spilki a Nature.
Orion no solo se convertirá en los próximos años en el primer laboratorio de máxima contención biológica ubicado al sur de América, sino que también será el primero en el mundo en estar equipado con un sincrotón, es decir, un acelerador de partículas que es capaz de generar radiación de alta potencia para tomar imágenes.
A través de Sirius, el acelerador de partículas que está en el campus del CNPEM, los investigadores de Orion tendrán la posibilidad de analizar las estructuras de virus y microbios, además de estudiar cómo es que infectan células y tejidos.
A pesar de que el costo del laboratorio ha despertado inquietudes, el director del CNPEM, Antônio José Roque da Silva, aseguró a la revista científica que es mucho menor en comparación a otros que se han construido. En Estados Unidos, por ejemplo, el costo promedio de un recinto de esas características “es de unos mil millones de dólares”.
“Estamos utilizando una quinta parte de esa cantidad para construir uno que permita una mayor autonomía en la investigación”, argumentó Roque da Silva, quien luego agregó que lo que podría ser complejo es el mantenimiento del laboratorio, por lo cual ya han comenzado a buscar fondos en distintas entidades.
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