Contra las montañas de ropa usada en el desierto: las chilenas que combaten el desecho textil
En medio de un escenario en donde la moda rápida se posiciona cada vez más entre las preferencias de los consumidores, diversos emprendimientos buscan ofrecer alternativas que reduzcan el daño al medioambiente. Pero, ¿qué tan rentables son? Estas son algunas de las complicaciones a las que se enfrentan.
A inicios de este año, las imágenes de numerosos desechos textiles abandonados en el desierto de Atacama se hicieron virales alrededor del mundo. Según informaciones reunidas por Deutsche Welle a través de las autoridades locales, la región recibe cerca de 59.000 toneladas de ropa usada al año para su comercialización, pero de ese número, cerca de un 40% de las importaciones terminan siendo tiradas a la basura.
Factores como los acotados precios que ofrecen algunos comerciantes por prendas que lucen acorde a las tendencias, además de la baja calidad de estas y la facilidad que tienen para estropearse, son solo algunos de los tópicos que han preocupado a los activistas medioambientales y a los grupos de investigación académica.
Si bien, la llamada “moda rápida” o “fast fashion”, aquella que produce grandes cantidades de prendas poco duraderas y más accesibles para el bolsillo común, sigue posicionándose como una de las alternativas más visibles por publicidad en redes sociales y aplicaciones de celular, también existen emprendedores que buscan reducir la contaminación a través del reciclaje de ropa usada.
La pregunta es, ¿qué tan rentable es?
Las dificultades de reciclar
Dentro de los emprendimientos que buscan enfrentar esta situación, se encuentran Travieso y Ecocitex.
La primera, según describen en su página web, se dedica a: “recibir todo el vestuario infantil, independiente de la marca, temporada o estado (...) donar un tercio de la ropa que recibimos a niños en situación vulnerable (...) reutilizar cada prenda de la mejor manera para que nada termine en la basura”.
Bajo este modelo, las personas pueden entregar, intercambiar o comprar prendas recicladas para reducir su impacto medioambiental.
”Estábamos recibiendo, aproximadamente, 400 kilos de ropa en mal estado al mes y ahí empezamos a tocar puertas y a preguntar qué hacer. Fuimos a las municipalidades y la respuesta era que la ropa se dona y les decía que yo me refería a la ropa que no se puede donar. Me respondían: ‘no, se dona igual a las fundaciones’ (...) nadie nos terminaba de decir que la ropa en mal estado en Chile se bota”, contó la emprendedora que figura en ambos proyectos, Rosario Hevia, en una entrevista con Forbes Chile.
Al percatarse de este escenario, se concentró en la creación del segundo emprendimiento, el cual ofrece lana acopiada y reciclada en Chile a partir de ropa en mal estado, sin usar agua ni tinturas y con el propósito de eliminar el desecho textil.
A pesar de que Ecocitex también tiene un foco circular, Hevia declaró al citado medio que la tarea sigue siendo compleja, ya que a dos años de su creación, la empresa aún no rentabilidad.
En este sentido, detalló que al mes venden 2.5 toneladas de hilado, cifra que debería publicarse para que su emprendimiento sea sostenible. A eso se le suma que de las ocho toneladas que reciben al mes aproximadamente, solo pueden reciclar entre cuatro y cinco.
“No hemos logrado números verdes”, precisó, “para tener números verdes necesitamos vender 4,5 toneladas. Llevamos la mitad de lo que tenemos que vender para que este negocio sea rentable”.
Si bien, la emprendedora enfatizó al citado medio que su emprendimiento tiene un carácter “altruista”, también dijo que “a veces siento que me quedó el zapato muy grande, sobre todo cuando llega el fin de mes y es el momento de pagar los sueldos y vemos que en caja no hay dinero suficiente. Estamos endeudados”.
Cómo aportar al reciclaje textil
Frente a esta situación, detalló que “mientras más compren este hilado, más ropa voy a poder reciclar”, ya que aquello aportaría en el propósito de Ecocitex de “eliminar el desecho textil de Chile mediante un modelo de economía circular”.
Junto con ello, destacó la importancia de “promover la incorporación de los textiles dentro de la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor)”, de exigir a las empresas contaminantes “hacerse cargo de sus desechos”, y de que el consumidor sea consciente de qué es lo que está comprando y de cómo evitar que genere más contaminación.
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