El beso no fue consentido, dice la futbolista Jennifer Hermoso en el juicio contra Luis Rubiales
La fiscalía pide para Rubiales, ex presidente de la Federación Española de Fútbol, 2 años y medio de cárcel.
Jennifer Hermoso, campeona de la Copa del Mundo de fútbol femenino con España, se enfrentó el lunes en el juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.
La futbolista aseguró que no estaba de acuerdo con el beso que desencadenó una reacción nacional contra el sexismo en el deporte.
“No me sentí respetada. Me estaba besando mi jefe, en ese momento lo era. Pienso que no es algo normal que se haga”, dijo sobre el encuentro visto en directo por millones de personas en todo el mundo en la ceremonia de entrega de premios del Mundial 2023 en Australia.
“Fue un momento que manchó uno de los días más felices de mi vida”, añadió la delantera, de 34 años, mientras Rubiales tomaba notas en la Audiencia Nacional.
El juicio contra Rubiales en España
Rubiales, de 47 años, está acusado de agresión sexual y de intentar coaccionar a Hermoso, con la ayuda de otros tres hombres, para que dijese que el beso había sido consentido.
Aunque se disculpó por haber sido demasiado efusivo en un momento de euforia tras la victoria de la selección española en el Mundial, Rubiales niega esas acusaciones penales y se ha considerado víctima de una caza de brujas.
Él y los otros acusados —el ex seleccionador nacional femenino, Jorge Vilda; el exdirector deportivo de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Albert Luque; y el exjefe de “marketing” de la RFEF, Rubén Rivera— declararán a partir del 12 de febrero, una vez que el tribunal haya interrogado al resto de testigos.
Qué dijo Jennifer Hermoso sobre el beso de Rubiales
Cuando un fiscal le preguntó en la Audiencia Nacional si el beso en la ceremonia de entrega de los premios fue consentido, Hermoso respondió “nunca”.
“No oí ni entendí nada”, añadió. “Lo siguiente que hizo fue agarrarme por las orejas y besarme en la boca”.
Millones de personas de todo el mundo vieron a Rubiales agarrar a Hermoso por la cabeza y plantarle un beso en los labios durante la ceremonia de entrega de premios posterior a la final de la Copa Mundial Femenina de 2023.
Aunque él aseguró que el gesto fue consentido y restó importancia inicialmente a las críticas, ella dijo que se sintió víctima de una agresión y que recibió presiones para firmar una declaración exculpando a Rubiales, a lo que dijo negarse.
Cuando la defensa le preguntó por un video en el vestuario en el que aparece diciendo “de acuerdo” cuando se le pregunta qué le dijo a Rubiales en ese momento, Hermoso dijo que también había explicado que no le había gustado.
El escándalo que siguió eclipsó la primera victoria de España en un Mundial femenino y supuso un punto de inflexión en los esfuerzos de las jugadoras españolas por denunciar el sexismo y lograr la paridad con sus homólogos masculinos.
“No pude disfrutar de lo que era ser campeona del mundo. Me tuve que forjar de una manera que no decidí”, dijo Hermoso, que juega en un club mexicano y en la selección española.
Versiones cruzadas
Algunos sectores de la sociedad española, incluidos partidos de derecha, han calificado el juicio de caza de brujas, afirmando que el beso fue grosero en el peor de los casos, pero no constitutivo de delito.
Algunos seguidores de Rubiales en las redes sociales señalan una foto de Hermoso en el autobús del equipo en la que aparece un meme del beso en su teléfono y se ríe.
En su testimonio, Hermoso dijo que en medio de la euforia y el champán en el vestuario, las compañeras de equipo se burlaron inicialmente del beso. Pero dijo que una de ellas, Irene Paredes, intervino diciendo: “Basta, esto es serio”.
La presión de Rubiales y de la RFEF para apaciguar el escándalo comenzó casi de inmediato, dijo Hermoso, relatando cómo la apartaron y le pidieron que consintiera en hacer una declaración minimizando el incidente, a lo que dijo que se negó.
Hermoso dijo que se dio cuenta del alcance del escándalo durante el vuelo de regreso a casa, cuando notó movimiento en la sección de clase preferente en la que viajaban, con gente apiñada alrededor del asiento de Rubiales y sus hijas llorando.
En un momento dado, dijo que fue al baño y se encontró con Rubiales, que le pidió que grabara un vídeo con él porque estaba siendo acusado en las redes sociales de agresión.
Hermoso declaró ante el tribunal que le dijo que no iba a hacerlo, porque ella no era la causante de la situación que se había generado.
Según ella, Rubiales le dijo que hablaría con su familia y ella le pidió que les dejara al margen.
La fiscalía pide para Rubiales 2 años y medio de prisión, aunque en España los condenados a penas inferiores a dos años pueden eludir la cárcel pagando una indemnización por daños y perjuicios si no tienen condenas anteriores.
El escándalo desencadenó una huelga de las compañeras de Hermoso y la caída de varias cabezas en la federación. Se destituyó al dirigente que fue mano derecha y sucesor de Rubiales y se nombró por primera vez a una mujer como entrenadora de la selección femenina.
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