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Foto: AP

Infierno en California


Fotografía tomada el 9 de noviembre.

"Escribes sobre esto. Lo estudias. Y de pronto recibes una llamada a las 11:30 de la noche, donde te dicen que tu hogar está en una zona de evacuación. Luego ves ese fulgor rojizo en el espejo retrovisor de tu auto cuando escapas. Tienes que experimentarlo". Ese fue el relato de Glen MacDonald al portal The Daily Beast, tras huir de las llamas que se aproximaban hacia su casa en Thousand Oaks. Este geógrafo y profesor de la Universidad de California experimentó por primera vez en carne propia los fenómenos de la naturaleza que ha estudiado por décadas: el cambio climático y los incendios forestales.

Un total de 85 muertos, casi 19 mil estructuras destruidas, 62 mil hectáreas calcinadas y 10 mil millones de dólares en daños. Ese fue el saldo del incendio forestal más devastador en la historia de California y que recién fue controlado el 25 de noviembre, tras diecisiete días de combate contra las llamas. Casi en paralelo al Camp Fire -llamado así por su lugar de origen en Camp Creek Road-, se desató el pánico del Woolsey Fire. Sus llamas quemaron 1.600 estructuras, mataron a tres personas y obligaron a evacuar a 295 mil habitantes, entre ellos, MacDonald y su familia.

El académico contó que, gracias a sus propias investigaciones y la evidencia científica, él y su familia ya tenían un plan de escape diseñado con antelación. "Si revisan los veinte incendios más grandes ocurridos en el estado, 15 han ocurrido desde el año 2000. Hoy esos siniestros son más grandes y cada vez rompen más récords. También estamos experimentando temperaturas nunca antes vistas. Todo se está volviendo más y más caliente", reflexiona MacDonald.

Su estrategia incluía llevarse algunos objetos de valor y documentos difíciles de reemplazar, además de sellar las salidas de ventilación del ático para evitar la entrada de cenizas y brasas ardientes. Pero planificar y ver el fuego desde la ventana de su casa fueron dos experiencias muy distintas: "Mi esposa y yo estábamos en la vigilia por las víctimas del tiroteo de Borderline (crimen que horas antes dejó 12 muertos en un bar de la zona de Thousand Oaks). Llegamos a casa durante esa tarde y a las 11:30 de la noche recibimos la primera llamada de evacuación del sistema de alerta local. Podíamos ver la cresta de la colina, que ya brillaba con un color rojo. Sabíamos que era cosa de tiempo y empezamos a empacar. Menos de una hora después recibimos la orden de evacuación obligatoria", contó el académico en el programa Democracy Now!.

"Alabo al sistema que existe aquí. Llamaron por teléfono. Tenían múltiples números de atención. La policía fue de puerta en puerta. Usaron altoparlantes mientras pasaban por la calle", agregó a The Daily Beast por el buen desempeño de las autoridades. Ese profesionalismo contrastó con los mensajes enviados vía Twitter por el presidente Donald Trump, quien escribió que no había "razones" para la propagación de incendios tan masivos y costosos, excepto el mal manejo de las zonas forestales en California.

"Fue muy, muy desalentador ver al presidente intentando ganar algunos puntos políticos baratos a su favor sobre las espaldas de la gente que sufría aquí y de las personas de agencias estatales y federales que combatían las llamas con todo lo que tenían. Fue muy descorazonador ver a un mandatario que no nos respaldaba y tampoco mostraba algo de empatía o incluso una comprensión básica de lo que pasaba aquí", dijo McDonald a Democracy Now!

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